No sé si es peor la falta de ética por parte del gobierno chino o la permisividad del resto de países ante la estrategia elaborada por China para abrirse hueco en el mercado de las puntocom. El caso es que China promete ser el próximo gigante tecnológico y además, el líder en redes sociales.
Su estrategia es tan sencilla como poco ortodoxa, ya que actualmente China cuenta con más de 460 millones de internautas activos y se prevé que multiplique por dos esa cifra para 2012. Su política de censura impide la entrada de redes como Facebook y la guerra que tiene con Google no es ningún secreto. China tiene bloqueado el servicio de Gmail, y cuando un usuario intenta acceder a Facebook recibe directamente el mensaje: «Esta página no se ha podido cargar».
¿Qué ocurre?, ¿No quieren redes sociales ni buscadores ni correos?. Es evidente que sí, pero gran parte del secreto del crecimiento industrial chino consiste en usar los productos chinos y además importarlos por todo el mundo.
China ya tiene su propio Facebook, una red social llamada Renren, la cual ya cuenta con 117 millones de usuarios y este mes de mayo hizo su salida en la bolsa de Wall Street, donde sus acciones se dispararon un 70% en unas pocas horas. No solo impiden la competencia en casa, sino que que adquieren fondos exteriores. Más de la mitad de las compañías que se estrenaron en bolsa dentro del NASDAQ eran empresas chinas y con buena aceptación por parte del inversor.
Weibo es la siguiente apuesta china, la cual es la competencia directa de Twitter.
Su modelo de negocio y censura tiene el éxito garantizado para sus compañías, ya que estas puntocom chinas podrán acceder a 800 millones de usuarios mientras la competencia no podrá ni acercarse a este tipo de internauta, que como todos sabemos, es un buen consumidor.
El gigante asiático podría estar usando el ejemplo oriental de Sun Tzu (El arte de la guerra). Es un tipo de competencia que entra despacio, adquiere posiciones clave, mantiene alejado a su «enemigo», y cuando queramos acordar, ya estaremos rodeados.
No tenemos nada en contra de China, pero yo personalmente, abriría un debate para analizar si no les estamos dejando adquirir más de lo que debiéramos.