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La corrupción en España no desaparece ni cambia de manos, simplemente cambia de sector.

Sería imposible calcular cuanto dinero se han embolsado algunos cargos políticos y alcaldes de ayuntamientos durante el boom inmobiliario, gracias a los sobornos recibidos para la recalificación de terrenos urbanísticos. Sería incalculable conocer la cantidad exacta de capital que hoy día existe en paraísos fiscales a nombre de empresas «fantasma» pertenecientes a estos mismos cargos políticos. Probablemente ese dinero nunca aparezca, sencillamente, porque los poseedores de ese capital tengan el poder de decidir sobre qué investigación abrir y cual dejar en el olvido.

Fue una epidemia de corrupción la que vivimos, una tempestad que nos llevó a la situación actual de crisis. Claro que como en toda epidemia, las ratas y las cucarachas buscan su instinto innato de supervivencia. Una vez la burbuja inmobiliaria ha estallado, ¿hacia dónde se dirigen nuestras ratas y cucarachas?


El dinero sucio hoy día se encuentra en el «tráfico» de otorgación de contratos por parte de las administraciones públicas y en las propias ayudas públicas. España ya ha conocido los casos de «Noos», «Gürtel», «Brugal», «Campeón», los ERE, y conforme la justicia continúe haciendo su trabajo, estoy seguro de que aparecerán muchos más.

Prevaricación y Malversación de caudales públicos, o lo que es igual, contrataciones irregulares a dedo hacia empresas amigas o hacia empresas que están dispuestas a dar un incentivo económico por hacerse con el contrato en cuestión (lo que viene siendo un soborno en toda regla). Otra forma de actuación es la colaboración conjunta a cambio de inflar el presupuesto real para repartir como buenos amigos, o, como buenas cucarachas al tratarse del dinero del contribuyente.

Según un comunicado de la propia fiscalía anticorrupción a primeros de año, este tipo de corrupción tenía los días contados. Así lo pensó el popular Juez Garzón, personaje que acabó inhabilitado de sus funciones, y efectivamente, se acabó con el caso de supuesta corrupción de «Gürtel» al librar de los cargos a sus responsables. Es decir, ya son inocentes.

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Las ayudas públicas ahora están bajo sospecha. Si tenemos en cuenta que las ayudas públicas, únicamente en 2010 pesaban el 16% del Producto Interior Bruto (PIB), sin ninguna duda, ante la tempestad de la crisis, es un buen refugio de salvación para las ratas y cucarachas.

Restricciones injustificadas, adjudicaciones a dedo, sospechosos beneficios a ciertos postores y desviaciones presupuestarias ha sido el pan nuestro de cada día en España.

Ahora Bruselas investiga ciertos destinos sospechosos de estas ayudas públicas. La Comisión Nacional de la Competencia (CNC) también ha criticado el dinero concedido a aerolíneas y aeropuertos «fantasma», pues no eran rentables, además de ser sospechoso el hecho de que en España tenemos algunos aeropuertos por los que únicamente pasan 15 pasajeros al mes. Ahora se investigan el por qué algunas autonomías invirtieron 250 millones de euros en estos aeropuertos cuando salta a la vista que no son negocios muy rentables que digamos.

Los incentivos económicos para AENA también se encuentran en el punto de mira. Del mismo modo, Bruselas está investigando si ha existido trato de favor a las grandes compañías eléctricas.

Pero una cosa me llama la atención, ya que estamos hablando de corrupción, y es que nadie investiga los tratos de favor hacia la banca.

Solía decir un albañil que conocí: «Yo trabajo en la obra, trabajo con yeso, por lo que al final del día se me acaba pegando el yeso en la ropa. El que trabaja en una mina de carbón, se le acaba pegando el carbón. Pues el que trabaja con dinero, se le termina pegando el dinero»

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Con esa frase, ya me quedo más tranquilo, ya que podrían no ser ratas o cucarachas, sino personas que por su trabajo se les acaba pegando el dinero accidentalmente. Debemos darles el beneficio de la duda. La justicia lo hace continuamente.

Así que ya sabes, si alguna vez quieres ganar un dinero fácil aunque sea a costa del contribuyente, con un poco de tráfico de influencias y sabiendo elegir a un político sobornable (no te será muy difícil encontrarlo), tu negocio puede llegar muy lejos.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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