Brasil, Estados Unidos o Canadá podrían ser destinos posibles para que posibles trabajadores con mucha experiencia y formación puedan cruzar “el charco” y buscar nuevas oportunidades, aunque ellos hayan decidido proteger su sistema laboral y llenar sus oportunidades con trámites interminables.
Ejemplos donde la riqueza se pliega sobre sí misma y cuya conclusión es: no salgamos de la Comunidad Europea en la búsqueda de nuevas oportunidades.
Brasil
Avanza con rapidez en su crecimiento, pero sin interés de compartirlo con los demás. La prueba evidente es que en lo que llevamos de año, el 70% de los españoles que han decidido trasladarse al país sudamericano, se ha encontrado con las puertas cerradas.
La razón más habitual es “falta de cumplimiento del conjunto de las reglas”, motivo curioso puesto que España rechazo a 3.134 brasileños por las mismas características en el año 2007.
La propia embajada de Brasil avisa de que no se puede viajar a su país para la búsqueda de trabajo y límita la entrada de turistas con un pasaporte de seis meses de validez, un pasaje de ida y vuelta además de la reserva de hotel. Si vas donde familiares y amigos, debes entregar una carta de invitación del anfitrión. Las medidas económicas también se han endurecido, limitándose a 66 euros por persona y día de estancia.
Estados Unidos
Es casi imposible conseguir un visado para la tierra de las oportunidades si se carece de oferta de empleo. El país americano tramita 140.000 permisos de residencia anuales que supone un 7% del total de los candidatos.
Sólo abre la puerta a los mejores. Si un empresario decide contratar a un extranjero, debe demostrar al gobierno americano que es la mejor opción y que no existe otra similar dentro de sus fronteras. El tramite alcanza los cinco mil dólares y llega a tardar un trimestre en formalizarse.
Canadá
Con un 7% de paro, abundantes ofertas de empleo en ámbitos como la salud, las tecnologías de la información y la educación podría ser un país soñado salvo la maraña de trámites necesarios para alcanzar una oportunidad.
Cada provincia canadiense tiene una política de inmigración diferente y el Ministerio de Ciudadanía e Inmigración exige a los candidatos elevados conocimientos de inglés o francés, que la edad este comprendida entre los 21 y 49 años y una experiencia laboral demostrada, además de solvencia económica para mantener a los dependientes, todo ello demostrable con estados de cuentas bancarias, tarjetas de crédito y otras referencias financieras.
