Es difícil hacer una presentación rápida de Norman Lear, una leyenda de la televisión de 92 años de edad, con cuatro premios Emmy y un premio Peabody entre otros muchos. Se ganó un puesto en la lista de enemigos del presidente Richard Nixon y más adelante la Medalla Nacional de las Artes del presidente Bill Clinton.
Reciente ha publicado sus memorias en el libro Even This I Get to Experience, con algunas de sus más importantes lecciones de vida, en la que expone su filosofía de vida particular. Business Insider ha resaltado algunos de estos puntos a raíz de una entrevista realizada a esta leyenda de la televisión.
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1. Apreciar lo absurdo de la situación.
No vas a entenderlo todo, pero todo estará bien. Hay situaciones estresantes donde la mayoría de la gente pierde la calma, sin darse cuenta de que no van a solucionar nada de esta forma. Es ahí donde tienes que aplicar otro tipo de filosofía.
Si te ves en el mostrador de una aerolínea donde reina el caos por el desorden, verás muchas personas perdiendo los nervios. Lear prefiere reírse de la situación.
Llevado incluso más al extremo, hay momentos en la vida donde se debe aplicar el viejo dicho de «reír por no llorar». Hay momentos en la vida, donde cuando crees que ya no puede empeorar la situación, descubres que sí podía empeorar bastante más, momentos en que recibes un golpe tras otro, al más puro estilo de Murphy. Y es en esos momentos donde debes reírte, porque si no te ríes, estarás aún peor.
2. Puedes hundirte o nadar.
Cuenta Lear que cuando tenía 9 años de edad, su padre fue arrestado, y su madre lo envió a vivir con su tío. Estuvo 3 años sin ver a su madre y su hermana.
Más adelante la vida no se lo puso demasiado fácil, viviendo situaciones verdaderamente difíciles, donde Lear únicamente tenía 2 opciones: hundirse o nadar. «Yo iba a nadar. No iba a hundirme».
Esa filosofía le ha acompañado durante toda su vida. Cuando las cosas se pongan muy difíciles, no te hundas. Adáptate a la situación, hazle frente a la situación y nada. No dejes de nadar. Nunca te hundas.
3. Recuerda que tienes influencia en la vida de otras personas.
Lear ha ayudado a la gente a apreciar el poder que cada persona tiene sobre otras personas con las que interactúan, y no tiene nada que ver con la fama.
Desde una chica de 6 años a la que dio un papel en una serie hasta otras personas a las que aconsejó en los inicios de su carrera y que hoy, 40 años más tarde, agradecen sus consejos al haber logrado sus objetivos.
Tú puedes ayudar con pequeñas acciones a un extraño en un ascensor, a un cajero de un supermercado o al camarero de un bar. Tú tienes un efecto en la gente, y debes ser consciente de tu influencia. Tanto si las acciones son positivas como negativas, estás influyendo en alguien.
En el plano más personal, tus acciones pueden hacer a una persona muy desgraciada o muy agradecida. Todos, en cierto modo, tenemos ese poder.
4. No se puede predecir cómo saldrán las cosas.
Lear nunca se imaginó a sí mismo como una estrella. Tras la Segunda Guerra Mundial, quiso ser publicista, luego escritor. Reconoce que tenía familia, y que únicamente quería trabajar para ganarse la vida.
Siempre estuvo trabajando, y cada trabajo le acercó a otro trabajo, donde finalmente, gracias a un buen guion, se acabó convirtiendo oficialmente en escritor de comedia de televisión. De repente, lo querían en todos sitios.
Por tanto, nadie sabe cómo van a salir las cosas, pero las cosas sólo salen bien para el que está haciendo algo. Si estás trabajando y te estás esforzando haciendo eficientemente algo, aún no sabiendo cómo saldrán las cosas, las cosas saldrán bien.
5. Vale la pena buscar el equilibrio de familia/trabajo.
Es evidente que Lear ha tenido una carrera de éxito, pero reconoce que durante el apogeo de su fama, se centró mucho más en el trabajo que en su familia, algo que asegura que si pudiera volver atrás, no lo haría de esa misma forma y dedicaría más tiempo a su familia, algo que en retrospectiva, asegura que se podría haber hecho. Quizás sea uno de sus arrepentimientos y cargas que lleva a sus espaldas a sus 92 años de edad.
6. Vive el presente.
Dice Lear que aprendió demasiado tarde esta lección. Vive cada momento que te ofrece la vida, momento por momento. Aprende a saborear los altibajos de la vida.
«Si te levantas por la mañana, y antes de que los niños se vayan a la escuela, hablas con ellos, los abrazas, conectas con ellos, ellos se irán a la escuela con la sensación de que reciben el afecto de sus padres, mientras tú te irás con la sensación de haber conectado con tus hijos, agradecido por ese pequeño momento de felicidad que te pone la vida. Da las gracias por ese momento, y pasa al siguiente momento. Saborea estos pequeños momentos insignificantes de la vida, pues con el tiempo, son los más importantes».
Un buen día es un día en el que te sientes bien contigo mismo y con tu vida. Mañana será otro día.
7. Nunca dejes de aprender acerca de quién eres.
Cuando le preguntaron a Lear sobre cómo se las ha arreglado para ser tan fuerte en situaciones donde otros se hubieran derrumbado, él responde: «Nunca he dejado de aprender acerca de mí mismo y de mi vida».
Lear ve la vida como un viaje horizontal y vertical al mismo tiempo. Horizontal en el sentido de aprender más sobre el mundo y sobre los demás; vertical en el sentido de aprender más acerca de lo que realmente somos.
Ambos viajes no terminan hasta el día que mueres. Siempre debemos estar aprendiendo tanto de las personas como de nosotros mismos, pues es triste que muchas personas no se conozcan a sí mismas. Y muchas personas tienen un tremendo potencial que aún no han descubierto.