Esta semana se ha ido para siempre una de las personas más importantes de mi vida. Fue mi «madre profesional», mi compañera, mi socia y mi mejor amiga. Victoria Bernal ha perdido la batalla contra el cáncer, que como ella dice, ha sido la única batalla que no eligió luchar.
Han sido 5 años de lucha en silencio, pues nadie lo ha sabido hasta hace cosa de unas semanas. Supongo que, por un lado, no quería preocuparnos, y por otro, pensaría salir victoriosa, como otras tantas veces ha hecho en su vida y en su trabajo. Pero esta vez no ha sido posible.
Victoria apareció en mi vida en uno de los momentos en los que yo andaba algo perdido en la vida. Hizo que me llamaran la atención las finanzas y los negocios en una época en la que me aburrían enormemente estos conceptos. Fue una de esas pocas personas de las que podemos decir que una hora en su compañía era todo un año de aprendizaje. En gran parte, la persona que soy hoy día, se lo debo a ella.
Estoy seguro de que muchas personas que la hayan conocido, pensarán que era una persona fría, muy seria y de carácter agrio, pero lo cierto es que era una persona completamente servicial y llena de bondad hacia los demás, aunque también una persona muy selectiva para elegir a las personas a las que les iba a mostrar su mejor cara. Y en ese caso, sólo puedo darle gracias de que me eligiera.
A veces me han preguntado por qué Victoria no publicaba en la web a pesar de tenerla puesta como editora principal. La falta de tiempo no anula el hecho de que fue un motor verdaderamente importante de este sitio web. En Marzo de este año me prometió que íbamos a trabajar juntos para hacer de Negocios1000 la página de referencia en España en finanzas, negocios y desarrollo personal. Va a ser la única promesa que no va a poder cumplir (lo de trabajar juntos para lograrlo).
Celosa de su intimidad, inversora en empresas de tecnología aunque enemiga de usarlas, me ha dejado más de 200 archivos para leer con todo tipo de apuntes y anotaciones relacionadas con inversiones y negocios, incluido un archivo preferente, donde me dice: «No es el artículo que tenía pensado publicar en la página, pero por desgracia, creo que es el que toca».
Hago un copy/paste de ese archivo, una especie de carta de despedida escrita el 21 de Septiembre, cuando probablemente se dio cuenta de que iba a perder esta batalla, y que hoy día sé, que probablemente gastara sus últimas reservas de energía en escribirla. Allá donde esté, muchas gracias por todo, Victoria.
En sus propias palabras:
Estoy perdiendo la única batalla que no he elegido luchar. Algunos dicen que cuando se acerca el final, hacemos un repaso de todo aquello de lo que nos arrepentimos y que podríamos haber hecho de otra forma. No es mi caso. No me arrepiento absolutamente de nada de lo que he hecho en mi vida. He llevado exactamente la vida que elegí llevar, y lo he hecho con honor e integridad. Hice caso de esos consejos en los que se dice que la vida es demasiado corta como para gastarla haciendo cosas que no son las que en verdad te gustaría hacer. En mi caso particular es cierto que la vida va a ser algo más corta de lo que imaginé.
He llevado mi enfermedad en silencio porque quería que la gente que quiero me recordara como he sido y no por lo que ahora padezco. Quizá de una forma egoísta, también he querido recordar a la gente tal y como es, sin ver lástima o compasión en sus ojos al mirarme. Eso hubiera acabado conmigo.
Espero que en este sentido sepáis perdonarme. De nada hubiera servido compartir mi situación con personas que hubieran querido ayudarme y que no hubieran podido, pues los médicos son los únicos que pueden ayudarme y creo que ya poco pueden hacer.
Pensé que llegado este momento, tendría miedo de morir, pero no lo tengo. He tenido tiempo para asimilarlo. Tampoco estoy feliz. Hubiera querido estar más tiempo con mis hijas, aunque las he ido preparando para este momento. Las dejo en buenas manos.
La vida es increíblemente bella. El simple hecho de nacer es un factor de aleatoriedad. Debes dar gracias porque probablemente sea el primer factor de suerte que tienes en la vida, que es la propia vida. Aquellos que sientan que no tienen suerte en la vida, recordad siempre eso. El hecho de estar vivo es tener suerte. Y lo único seguro de la vida es que vas a morir algún día. Tampoco lo olvides, ya que eso te ayudará a no perder el tiempo con preocupaciones innecesarias. Cada día que amanece es un regalo. Siempre he vivido recordando eso, pero en estos días lo vivo de una forma más intensa y real. No seáis desagradecidos con el regalo de cada amanecer.
Incluso en estas últimas semanas sigo viendo cómo muchas personas están tristes o preocupadas por problemas que en estos momentos les cambiaría gustosamente. Ojalá estas personas supieran lo afortunadas que son. Si lo supieran, estoy segura de que remitirían sus preocupaciones.
Si tuviera que dar algunos breves y humildes consejos, serían no malgastar el tiempo con preocupaciones y no tener miedo de tomar decisiones. Hoy que tan de moda está hablar de tener éxito en la vida para sentirnos llenos, diría que en primer lugar debemos definir nuestro significado de éxito. Es sencillo hacer una definición. Hay quien dice que sabes que has tenido éxito cuando al acostarte cada noche, te sientes en paz contigo misma. Yo más bien diría que éxito es vivir cada momento del día, saber que estás haciendo lo que amas hacer, tener a tu alrededor a pocas o muchas personas, pero de gran valor humano. Saber que puedes contar con esas personas y hacer todo lo que esté en tus manos por ellas.
Tener unos valores y ante todo, consigas lo que consigas, nunca perder esos valores. No hay éxito sin integridad ni placer en la victoria sin honradez.
Si esa es la definición de éxito, me marcharé siendo una persona exitosa. No es cuestión de logros ni de ranking bancario. Es una cuestión de actitud.
Fracasé en mi matrimonio, pero ese matrimonio me dio dos hijas preciosas, por lo que incluso una mala elección puede dar un buen resultado final. Dos preciosos resultados en mi caso.
Olvida el concepto de suerte y toma el control de tu vida. Muchos pensarán que tuve suerte al sobrevivir en un mundo dominado prácticamente por hombres. Si hoy día echo la vista atrás, la verdad es que no existía otro resultado probable. La competencia y la habilidad no tienen género, y dediqué mucho tiempo a prepararme para ser buena en lo que hago. Cualquier persona puede hacerlo.
Para aquellas mujeres que intentan abrirse un hueco profesional en industrias dominadas por hombres, os aconsejaría dejar la actitud de víctimas. No os quejéis del machismo, y enfrentaos a los machistas con vuestras mejores armas: vuestra habilidad y competencia. Aunque si lo miras bien, la verdad es que no hay tanto machismo. A menudo es más la percepción que la realidad.
Si dos personas se enfrentan en sus carreras, no ganan o pierden por ser hombres o mujeres. Ganan por ser más o menos hábiles, por haber usado mejores o peores estrategias. Si te lo ponen más difícil por ser mujer, demuestra tu valía por encima de la adversidad. No te van a regalar nada.
Nunca malgastéis el tiempo en lamentarse. Como entretenimiento está bien, pero no produce resultados útiles.
No vivas los días con tristezas y preocupaciones. Los verdaderos problemas aparecen un día cualquiera cuando menos te los esperas. Aparecen sin previo aviso. Deshazte de todo aquello que te haga infeliz y cambia todo aquello de tu vida que no te guste. Es fácil cambiar nuestra situación si estás dispuesto a tomar decisiones y asumir las consecuencias. Descubrirás que por muy malo que sea el resultado, es mejor haber tomado decisiones que haberte quedado estancado por el miedo a que el resultado no fuera el esperado.
Pido disculpas por si alguna vez, debido a mi fuerte carácter, alguien ha podido sentirse ofendido. A veces he sido dura con algunas personas, no porque me apeteciera ser dura, sino porque consideré que la dureza era necesaria allá donde la compasión podría haber mutilado a esa persona. Siempre he pensado que hay que darle a la gente lo que necesita, y no lo que quiere. No todos lo comprenderán, pero hacer lo correcto, al menos en mi criterio de buenas intenciones, está por encima de la percepción que algunas personas puedan tener de una misma.
Quiero dar las gracias a todas esas personas que han hecho de mi vida una lujosa estancia. Ha sido un placer compartir tantos momentos, alegrías, éxitos y fracasos, pero ante todo, un placer conocer a grandes personas de alto valor humano. Simplemente GRACIAS por estar ahí y por ser parte de mi vida.
Siempre me pregunté si habría algo después de la muerte. Si en algo positivo puedo pensar en estos momentos, es que no creo que tarde mucho en obtener respuesta a esa pregunta. He sido plenamente feliz. Lo digo de todo corazón. Vivid la vida intensamente.