Aunque no hay que esperar a año nuevo para hacernos nuevos propósitos y mejorar nuestra vida, que por cierto, dichos propósitos suelen fallar, si no hemos hecho los deberes a lo largo del año, aún no es tarde. No obstante, siempre debemos estar en constante crecimiento y convertir en un hábito el hacer un repaso de nuestra evolución, de nuestra vida, de nuestra felicidad, de nuestro crecimiento.
Estas son algunas cosas que puedes hacer por ti, y únicamente por ti:
1. Deja ir todo aquello que no te haga feliz ni te ayude a crecer.
No importa lo que sea. Si no está sumando en tu vida, está restando, tanto si hablamos de relaciones personales, amistades, trabajo, etc… cambia todo eso que sabes que debes cambiar y que probablemente aún no has sacado valor para provocar cambios. Recuerda: la vida está para disfrutarla, no para sufrirla.
2. Deja atrás el pasado.
Suelta el peso de esa mochila del pasado. Aléjate de los traumas del pasado, de las personas que forman parte de un pasado doloroso. Camina mirando hacia adelante, y no hacia atrás. No importa quién fuiste o lo que fuiste. Hoy puedes ser algo totalmente distinto. Una persona de 95 años es normal que viva, recuerde y se alimente de las historias del pasado, pero tú lo que debes hacer es continuar escribiendo tu historia, no recordándola. Intenta adquirir la mentalidad de que los mejores días no están detrás de ti, sino que están por llegar, y para ello, tienes que ir ligero de peso.
3. Deja de lado tu miedo a asumir riesgos.
Es difícil provocar cambios sin salir de tu zona de confort. Vas a tener que asumir riesgos para cambiar tu situación, sea cual sea. Sólo aquellos que se arriesgan, llegan a saber lo lejos que pueden llegar. Ver: 10 frases que te ayudarán a asumir más riesgos.
4. No evites tus actuales problemas.
No puedes cambiar lo que te niegas a afrontar. No hay que enfocarse en los problemas, salvo para solucionar aquéllos que podemos solucionar. Los que no tengan solución, los dejamos ir.
5. Deja de lado las excusas.
A lo largo de los años, uno escucha excusas de todo tipo en todos los ámbitos de la vida de las personas, tanto a nivel personal como a nivel profesional. Y tanta excusa, en ocasiones cansa. Reconócelo: sabes que pones excusas para no hacer todo aquéllo que sabes que deberías hacer. Punto y final. ¿Quieres hacer algo? Hazlo. ¿No sabes cómo hacerlo? Aprende. ¿No tienes tiempo? No pierdas tanto tiempo. ¿No ves el momento ideal de ponerte a hacerlo? Eso es porque no estás buscando el momento. Las ganas aparecen cuando tomamos una decisión consciente de hacer algo, el camino se abre cuando comenzamos a caminar, y los medios que no tenemos, cuando vamos alcanzando hitos, nos damos cuenta de que con creatividad, muchos de esos medios no los necesitábamos. Deja las excusas.
6. Deja de lado la idea de que es demasiado tarde para empezar de nuevo.
Nunca es tarde para hacer aquéllo que no haces porque piensas que es demasiado tarde. Es siempre mejor estar en la parte baja de la escalera que quieres subir, a estar en la parte alta de la escalera en la que no quieres estar. En la parte baja encuentras un objetivo, una meta, un propósito en la vida. En la parte alta de donde no quieres estar, encuentras…. probablemente una caída tarde o temprano.
7. Deja las quejas.
Quejarse es un hábito que parece inofensivo, pero no lo es. T. Harv Eker consideraba que ese inofensivo hábito era uno de los que te conducirían a una vida pobre en todos los sentidos. Y es que desde un punto de vista práctico, quejarse no te lleva a ningún sitio. Únicamente sirve para recordar lo malo (aquéllo por lo que nos quejamos), pero no aporta soluciones. Es tirar energía a la basura.
(Ver: Lo que te lleva a la pobreza, según Eker, autor de los hábitos de la mente millonaria)
8. Deja de lado la idea de que tienes mucho que perder si intentas algo.
La diferencia entre la persona que triunfa y la persona que fracasa, es que los que fracasan, ante una oportunidad, analizan todo aquello que pueden perder si sale mal. Los triunfadores piensan en todo lo que pueden ganar. Cada uno se enfoca en una cosa, y aquéllo en lo que te enfocas, por regla general, es lo que acabas obteniendo. Además, algún día, como reza el dicho, acabarás más arrepentido de todo aquello que no hiciste que de lo que hiciste. Los famosos «¿y si…?» duelen mucho cuando echamos la vista hacia atrás.
9. Deja de preocuparte por el qué dirán.
Mírate al espejo. Eso eres; lo que tú ves, no lo que ven los demás. Mira tu futuro; eso serás. Lo que estés dispuesto a lograr, y no lo que los demás esperan que logres. Eres el protagonista de tu vida, así que escribe tu propia historia y no dejes que otro la escriba.