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¿Por qué algunos sueños no se deben perseguir?

Vivimos en la época de la «mega-motivación», donde más o menos todos tenemos claro que debemos luchar a toda costa por nuestros sueños o metas, y no rendirse jamás en el camino. Persistir cuando llegue la adversidad, e insistir aún más cuando la cosa se ponga fea. Que los fracasos no te detengan y usar cada ladrillo para construir tu propio castillo; que quien la sigue la consigue, y que quien se esfuerza y no se da por vencido, tarde o temprano acaba alcanzando su meta si lo ha dado todo por conseguirlo.

Y lo más importante es que nunca hay que abandonar, pues sólo los cobardes, los débiles y los fracasados abandonan. La gente de éxito no.

Y todo ésto se suele representar con esta imagen que se muestra a continuación y que representaría la importancia de persistir y no abandonar, porque quien abandona pierde la recompensa que se escondía tras los obstáculos.

Pero en esta imagen, también tendríamos la evidente pregunta: ¿qué pasaría si estos señores estuvieran picando piedra en el sentido contrario?

 Pues que tendrían la motivación necesaria, pero no obtendrían la recompensa, siendo lo que últimamente hemos denominado como un «tonto motivado».

Desmontando una de las frases de motivación más impactantes de los últimos años.

Ha gustado mucho la frase que emplea Will Smith en la película «En busca de la Felicidad», donde le dice a su hijo: «nunca permitas que nadie te diga que no podrás conseguir algo, por el simple hecho de que ellos no han sido capaces de lograrlo».

Pero esta frase de motivación no es del todo correcta. Si una persona te dice que no serás capaz de hacer algo, puede que esa persona esté equivocada; si te lo dicen 5 personas, puede que esas 5 personas estén equivocadas al no ser conscientes de todo tu potencial. Pero si te lo dicen 50 personas, es muy probable que todas ellas estén viendo una realidad que a ti se te escapa al estar cegado por la ilusión.

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Si yo quiero hacer un salto de un edificio a otro de 10 metros de distancia, no me gustaría tener el apoyo de personas que confíen en mí, diciéndome que yo puedo lograr cualquier cosa que me proponga si me esfuerzo en ello, porque con total seguridad, me voy a quedar corto en el salto y me voy a estampar en el suelo.

Hace un par de años, una madre me pidió que ayudara a su hijo a ponerle los pies en la tierra, el cual quería ser cantante, y desde la famosa Operación Triunfo, su hijo se ha dedicado exclusivamente a ir casting por casting de cualquier programa de televisión que busca nuevos talentos, gastándose incluso sus pocos ahorros en acudir a La Voz de otros países latinoamericanos. Son ya más de 7 años de persecución de un sueño que se ha propuesto alcanzar. Y ese chico no permite que nadie le diga que no lo conseguirá a pesar de todos los rechazos.

El problema de este joven (ya no tan joven) yo lo veo muy claro, y es que no conseguirá ese sueño por una sencilla razón: está en la parte baja de la mediocridad y carece de talento distinguible sobre el resto.

Cuando los consejos con diplomacia fracasaron, hubo que recurrir a hablarle de esa forma sincera y directa que a muy pocos les gusta escuchar:

«Chico, hay 2 tipos de cantantes: 1. aquellos que los escuchas y te gusta cómo cantan (porque saben cantar, porque tienen talento, porque tienen algo que los distingue…) y 2. Aquellos que los escuchas y no te gustan (porque no saben cantar, porque desafinan, porque no tienen talento)… y tú, por suerte o por desgracia, no estás en el primer grupo de cantantes»

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En el caso de esta persona (una de tantas que he conocido), no se trata de abandonar la persecución de un sueño, sino de ser inteligente y abandonar un camino que no te llevará a ningún sitio.

¿Cuál es la forma ideal de perseguir un sueño?

Vamos a suponer que en el caso del chico arriba mencionado, tuviera verdaderamente talento para competir, lo cual tampoco le garantizaría un puesto de honor en el mundo de la música.

En casos de este tipo, donde tu éxito depende de la opinión de otras personas, podemos esforzarnos durante un período de 12 meses e incluso de 24 meses, donde vamos a perseguir el sueño a tiempo completo arriesgándolo todo. De esta forma, sabemos que al menos no fue por falta de intentarlo, pero hay que ponerle fecha de caducidad a la persecución de un sueño de este tipo (modelo, actor, cantante, estrella de Hollywood…), teniendo siempre un plan B, para, asegurarnos que en caso de no conseguirlo, podremos caer en un lugar blando y continuar con nuestra vida.

Llegado el momento, tampoco debemos dejar de continuar luchando por nuestro sueño casi-imposible, pero deberemos pasarlo a un plano de tiempo parcial, mientras dedicamos nuestra vida a formar nuestro futuro en la vida real (la de ahora, lal de hoy, y la de la semana que viene).

Ecuación Riesgo/recompensa en la persecución de los sueños.

Tanto si se trata de inversión como de crear un negocio, una premisa dentro de la educación financiera es analizar la ecuación riesgo/rentabilidad, y en el caso de perseguir sueños, entraría también el riesgo/pérdida/recompensa.

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Es peligroso jugárselo todo a una sola carta, y más cuando estadísticamente sabemos que ciertos sueños tienen una probabilidad muy baja de alcanzarse. No por ello son imposibles, pero sí poco probables. Y el positivismo dice que «poco probable» indica que existe algo de probabilidad de alcanzarse, pero muchas probabilidades de no ser así.

Que nadie te impida luchar por esas escasas probabilidades, pero no permitas que nadie te anime a arriesgarlo toso y perder tu tiempo y tu futuro ante un objetivo de muy escasas probabilidades de alcanzarse.

Incluso cuando hablamos de iniciar un negocio (el cual depende de nuestra gestión y controlamos nosotros), se suele recomendar el hacerlo mientras recibimos un ingreso de otras fuentes, por lo que en otro tipo de sueños que dependerán de la opinión de un jurado (de gustos particulares), es obligatorio tener un colchón monetario que mantenga nuestro futuro por buen camino mientras perseguimos nuestros sueños.

Y recuerda que a veces abandonar algo no es rendirse, sino decidir que uno ya se ha equivocado bastante en ese camino y que ya ha tenido más que suficiente.

Y por último, en esta época donde también se vende que hay que perseguir nuestra pasión, lo cierto es que nuestra pasión no siempre está relacionada con nuestro mayor talento. Te puede gustar cocinar y ser un pésimo cocinero, así que como hobby puedes seguir cocinando, del mismo modo que si tu pasión es cantar y no tienes talento para ello…. para eso inventaron los karaokes.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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