Imagina que vas a comprar un juego de 4 llantas para tu viejo coche, y los neumáticos tienen una garantía de hasta los 100.000 kilómetros, costando en torno a 70€ cada uno o, comprando el pack completo de neumáticos, 300€ por el juego de 4 llantas. El vendedor te pregunta si deseas una garantía extendida para las llantas. Te dice que son 9,95€ por cada llanta. Eso serían unos 40€ extra.
Tras el discurso del vendedor, lo cierto es que tener una garantía extendida para cualquier producto, y no sólo para llantas de vehículo, suena bastante bien. El caso es que, por regla general, las garantías extendidas son una forma de tirar el dinero. De hecho, el interés por ofrecerte una garantía extendida es debido a los altos beneficios que obtienen los fabricantes con este servicio. Digamos que es una manera ideal de poder cobrar un precio más alto por un producto que rara vez vas a entregar.
Únicamente recomendaría una garantía extendida cuando se trata de un «aparato» tecnológico de alto precio que va a estar en manos de un niño pequeño.
¿Por qué no recomiendo las garantías extendidas en llantas de coches?
Casi todos los neumáticos vienen con una garantía de serie por parte del fabricante que, por regla general, sólo cubre defectos de mano de obra. Rara vez las llantas que se venden son defectuosas, pero en caso de serlo, por regla general, el defecto saldría poco después de la compra de las llantas.
Es aquí cuando surgen las garantías extendidas, las cuales están destinadas a cubrir lo que las garantías de serie del fabricante generalmente no cubre. Es decir, reparación de llantas debido a un clavo, un corte afilado por un escombro u otros peligros. Pero por regla general, las garantías extendidas no cubren las alineaciones que pueden llegar a producirse si tu coche choca contra un bordillo, un bache u otra serie de acontecimientos. Evidentemente, tampoco cubre el robo o actos vandálicos.
Aún así, la idea suena bien, pues tienes más prestaciones adquiriendo una garantía extendida. Pero pensemos por un momento en términos de inteligencia financiera, analizando riesgos y beneficios de esa «inversión».
Lo primero que debes averiguar es si tu juego de llantas ya incluye una garantía contra riesgos en carretera. Este tipo de garantías suelen ser poco comunes, pero no pierdes nada por pedirle al vendedor que revise si ese juego de llantas ya incluye las mismas prestaciones que la garantía extendida. De ser así, ¿por qué pagar dos veces por lo mismo? Más bien , ¿por qué pagar por algo que es gratis?
Por otra parte, pensemos en términos de estadística y probabilidad. Está claro que si las garantías extendidas no beneficiaran al distribuidor, éste no las ofrecería. En mi caso personal he jubilado más de 6 coches tras hacer más de 1,5 millones de kilómetros. En todo ese tiempo, únicamente podría haberme beneficiado de una garantía extendida una sola vez. En mi caso, sin duda, me he ahorrado mucho dinero no haciendo uso de garantías extendidas. Si incluimos todo el dinero que he ahorrado al rechazar garantías extendidas de todo tipo de productos, podría asegurar que ha sido mucho dinero.
Con esa estadística, está claro que si un fabricante de llantas me cubre hasta 100.000 kilómetros en carretera, la estadística dice que será poco probable que use esa garantía extendida. Es decir, tiene poco sentido que asegure mis llantas pues la relación coste/riesgo tiene poco sentido para mí.
Pero ahora supongamos que tengo la mala suerte de salir a la carretera con mis llantas compradas sin garantía extendida y me encuentre con un clavo. Y supongamos que el coste de remplazar la rueda fuera de 70€. Si tengo en cuenta que hubiera tenido que pagar 40€ por la garantía extendida, mi ahorro sería de 30€. En realidad no tiene sentido pagar esos 40€ por ahorrarme sólo 30€.
Recordemos que tanto los seguros y garantías extendidas se deben contratar para protegernos de altos riesgos y pérdidas que difícilmente podríamos reemplazar. En cuestión de una llanta de coche, la garantía extendida simplemente formaría parte de esos gastos de los que podemos prescindir por una baja ecuación riesgo/ pérdida-coste. Por lo demás, conduce con cuidado y ahorra en multas de tráfico.
Hola, Carlos, no queda claro de qué estás hablando, pues habría que definir llanta, rueda, neumático, etc.
La llanta es la parte metálica, donde se monta el neumático, rueda, goma… o como se le quiera llamar.
Lo que se pincha con un clavo no es la llanta, obviamente.
Sé que en paises del sur de América suelen llamar llanta a lo que nosotros llamamos goma o neumático.
Saludos.
Bueno, me refiero al juego de neumáticos, pero al ver que la mayoría le llama «llantas», por eso lo puse. Es decir, cuando vas a cambiar tus 4 ruedas al taller 🙂 Un abrazo, Amigo.