Podría decir que Malcolm Gladwell es uno de mis escritores-pensadores favoritos. Su lectura se me hace amena, entretenida y productiva, y su manera de pensar y abordar ciertos temas, sin lugar a dudas, hace que mi cerebro despierte y comience a desarrollar el pensamiento crítico.
En su libro Outliers: Fuera de serie, donde Gladwell habla sobre por qué unas personas tienen éxito y otras no, nos mostraba unos datos estadísticos en el mundo del deporte, donde a causa de la línea de corte para la entrada de un niño en las competiciones, se producían toda una serie de desventajas para los niños. De esta manera, podíamos inferir que el hecho de que los mejores atletas y jugadores profesionales en ligas de hockey, fútbol y béisbol tuvieran más éxito, no dependía tanto de su talento, sino de su nacimiento al principio de una fecha límite dentro de esa línea de corte. Y lo cierto es que existe una coincidencia. Un gran porcentaje de los deportistas de élite han nacido en los mismos meses. Sin duda, la teoría de Gladwell tiene más sentido que achacar esa coincidencia a los horóscopos.
Por otra parte, en su libro David contra Goliat, de una forma magistral, Gladwell noes explicaba cómo en realidad era Goliat el que tenía la mayor desventaja en su lucha contra David. Y es que la fortaleza de Goliat era la lucha cuerpo a cuerpo, donde era el mejor en su terreno, gozando de una gran ventaja con respecto al pequeño pastorcillo sin experiencia en el campo de batalla, pero David tenía únicamente una fortaleza, que era el uso de la honda. Y esa fortaleza de David convirtió a Goliat en debilidades absolutas en cuanto la batalla no fue un cuerpo a cuerpo. Esta teoría es aplicada al mundo empresarial y tiene una mayor presencia en el mundo del desarrollo personal, pues no se trata de no tener debilidades, ya que todos las tenemos, sino de centrarnos en nuestras fortalezas para así poder competir.
Si nos vamos a otro de sus interesantes libros, Inteligencia intuitiva, ahí nos presentó la polémica hipótesis de que la intuición es, en realidad, fruto de nuestra experiencia. No hay nada mágico en ser más intuitivos. Simplemente se debe a que tenemos más experiencia inconsciente que otra persona menos intuitiva (menor experiencia). Es por eso que un policía veterano por regla general tiene más intuición que un policía novato. Lo mismo ocurre en el mundo de la inversión y los negocios.
Y por estos motivos, Gladwell, al igual que Nicholas Taleb o Robert Greene, están entre mis autores favoritos. Dicho esto, no significa que esté de acuerdo con todas y cada una de las teorías que nos lanzan en sus ensayos, pero hacen que disfrute de cada una de sus lecturas, hacen que piense, recapacite, reflexione y pueda investigar más para llegar a mis propias conclusiones obligándome a usar el pensamiento crítico, algo que poco a poco, se está perdiendo debido a un cúmulo de factores, entre ellos la dominancia absoluta de los sesgos cognitivos sobre nuestro cerebro, así como los hábitos cibernéticos que estamos adquiriendo. Y esta es una de las teorías que desarrollé cuando escribí La involución del siglo XXI, habiendo aplicado, dentro de lo posible, el pensamiento crítico que aprendí de estos tres autores. Y de esta manera, me sentí orgulloso de poder decir que podrás estar de acuerdo o no, pero te va a costar bastante trabajo rebatirlo.
Sobre el tema del proceso del aprendizaje, si volvemos al libro Outliers, de Malcolm Gladwell, tenemos una teoría que ha sido tan alababa como desmentida. Hoy en día, podría casi afirmar con rotundidad que su teoría es cierta.
Si nos adentramos en su capítulo donde habla de la regla de las 10.000 horas, muchas personas malinterpretaron esta teoría, mientras que otros tomaron literalmente que se necesitan 10.000 horas de práctica para ser un experto en algo (no 6.000 ni 8.000 horas). Aquí podríamos deducir que la teoría de Gladwell está en consonancia con la teoría de Aristóteles. Y es que la práctica hace al maestro, de la misma forma que Aristóteles nos decía que «somos lo que repetidamente hacemos». Todo esto no sólo es aplicable al mundo profesional. Es completamente aplicable también cuando se trata de crecer como personas y crear hábitos.
Si bien la práctica es importante y casi siempre conduce a unos mejores resultados, esta no fue la conclusión clave de Gladwell. Su conclusión fue la necesidad de una práctica específica. Me explico. Un artista marcial puede entrenar 2 horas al día. Y será un buen luchador sin duda. Pero luego hemos tenido otros artistas marciales que han entrenado diariamente 2.000 puñetazos y 2.000 patadas, y al igual que ocurre con el caso de David contra Goliat, en un enfrentamiento callejero, tus 10 años de entrenamiento quedaría anulado si caes en la trayectoria de una de esas patadas o puñetazos entrenadas de forma totalmente intencionada (todo esto entre comillas, claro está).
Los artistas de más alto nivel practicaron mucho, pero llevaron esa práctica con intención. La práctica fue diseñada para permitirles un desempeño pleno en los límites de su nivel de habilidad. Coinciden en que eran personas absortas en ese tipo de aprendizaje concreto, y esto provocaba que comenzaran a divertirse y motivarse dados los avances, lo cual acababa creando un ciclo de retroalimentación positiva que reforzaba tanto su aprendizaje en dicha actividad como su deseo de participar en ella. Un ejemplo en este sentido es el genio Da Vinci, el cual se mantuvo desarrollando sus habilidades y perfeccionándose hasta el día de su muerte (Ver: la clave de Leonardo Da Vinci)
Y de esta manera, las 10.000 horas de práctica pueden ser recortadas de forma asombrosa para convertirnos en expertos en un tiempo récord.
Debemos entender que existen diferentes maneras de aprender. Por una parte, tendríamos el aprendizaje a base de repetición. De esta forma, lo aprendido se convierte en instintivo. En este caso, cualquier deportista es un buen ejemplo. Se dice que Michael Jordan tuvo que realizar un tiro fallido para un anuncio, y que tuvieron que repetir la escena bastantes veces porque no era capaz de fallar el tiro a la canasta.
Luego tenemos el aprendizaje por unión de conceptos, es ir aprendiendo algo de forma específica y añadir nuevos conocimientos que estén relacionados. Antes de que puedas darte cuenta, acabarás siendo un experto.
Pero el aprendizaje también es un hábito. Es decir, cuanto más aprendas más rápido aprenderás. Y aquí el ejemplo es el aprendizaje de idiomas. Una persona que hable cuatro idiomas aprenderá mucho más fácil otros tres idiomas que esa persona que no ha aprendido ni un solo idioma. Esto es debido a la conexión que se produce entre conocimientos antiguos y nuevo aprendizaje. En este vídeo que subí a Youtube explicaba el método que yo uso para meter años de conocimientos en unas pocas semanas o pocos meses, usando el método de aprendizaje por fuerza bruta.
Y volviendo al tema de Malcolm Gladwell, si nos fijamos en su trayectoria de libros, simplemente ha ido aplicando parte de sus primeras teorías para ir dando forma a las siguientes, de forma que el tipo se ha convertido en todo un maestro en el desarrollo de hipótesis.
Sin duda, Gladwell ha sabido ganarse la vida contando increíbles historias a millones de personas de todo el mundo. Su forma de pensar hace que muchas personas le amen y otras le odien, pero una cosa sí que he podido observar, y es que los críticos de las teorías que plantea Malcolm Gladwell, sólo han podido criticar, pero no aportar una crítica sustentada en algo que desmonte la hipótesis de Gladwell, y nuevamente por este motivo, me encanta leer a Malcolm Gladwell.