Hay personas que se esfuerzan durante años en cambiar algunos malos hábitos.
Empiezan un programa de ejercicios o una dieta con mucho optimismo un montón de veces, tratan de dejar de fumar una y otra vez sin conseguirlo, intentan despertarse más temprano, leer más, ver menos televisión…etc.
Al final se acaban sintiendo mal consigo mismos al fracasar en sus intentos una y otra vez. Esto no es una cuestión de no tener suficiente disciplina, sino una cuestión de hacer un cambio de hábitos de la forma incorrecta.
Si estás luchando por cambiar algún mal hábito, estos son algunos de los típicos errores que suelen cometer la mayoría de personas.
(Ver: 25 hábitos de las personas de éxito)
1. No cambiar el entorno del hábito.
A menudo dependemos únicamente de la fuerza de voluntad para atenernos a el cambio de hábito, pero en la práctica rara vez funciona. Es mucho mejor cambiar el ambiente que te rodea.
Intenta que sea difícil continuar con el mal hábito, por ejemplo mediante la eliminación de toda la comida basura que tengas en la casa, guardar la televisión en un armario, poner las zapatillas de correr junto a la cama, llenar la nevera de alimentos sanos…etc.
Sé inteligente y encuentra la forma de cambiar el entorno para que el cambio de hábito tenga éxito, y si no funciona, cambia el entorno de una forma más radical.
2. Esperar la comodidad.
Cambiar de hábitos es por naturaleza incómodo, pero la mayoría de la gente quieren seguir haciendo las mismas cosas que siempre han hecho y no sentirse incómodos. Es por eso que la mayoría de las personas no hacen ejercicio, porque no les gusta la incomodidad. Prefieren estar sentados en el sofá porque así están más cómodos. Si te permites estar abierto a la incomodidad, al menos un poco durante algún tiempo, será menos probable que dejes de hacerlo.
¿No te gusta correr? corre solo un poco. Lo que se aprende es que no hay nada malo con estar incómodo, y esto se convierte en una superpotencia para cambiar cualquier hábito.
(Ver: 5 razones para levantarte más temprano y cómo lograr este hábito)
3. No comenzar poco a poco.
La mayoría de las personas son optimistas y tratan de hacer un cambio demasiado grande. Hay muchas razones por las que es mejor comenzar con un cambio de hábito pequeño.
Si comenzamos con un pequeño cambio, la incomodidad de este cambio no es abrumadora. Empezar poco a poco ayuda a que no se queme todo tu entusiasmo y esto hace que mantengas la fuerza de voluntad. Algunos ejemplos pueden ser: empezar a correr 10 minutos al día, comer una verdura al día, fumar un cigarrillo menos al día, o leer 10 minutos al día. De esta forma
4. Tener fantasías poco realistas sobre el hábito.
Cuando comenzamos un cambio de hábito, por lo general es porque tenemos algún tipo de imagen en nuestras cabezas acerca de cómo de bien será nuestra vida una vez que hagamos este cambio: vamos a estar muy saludables y sexys, nuestra vida será maravillosa y estaremos encantados.
Desafortunadamente, los cambios en la realidad casi nunca son como los hemos imaginado, por lo que nos decepcionamos y desanimamos. Un mejor enfoque es darnos cuenta de que estas fantasías o ideales no son ciertas, aferrarnos a ellas libremente, y en su lugar adoptar un enfoque de la curiosidad: ¿Qué se siente con el cambio?, ¿Cómo puedo ser feliz en cada paso del camino, en lugar de sólo cuando llegue a la meta?
5. Comenzar de inmediato.
Hay gente que de la noche a la mañana deciden que van a dejar de fumar y justo en ese momento tiran el cigarrillo al suelo. Comenzar de inmediato es una mala idea, porque significa que te estás tomando el cambio a la ligera. Es por eso que hay gente que intenta dejar de fumar más de 20 veces al año.
Así que una de las mejores formas es fijar la fecha de inicio en la que vas a comenzar a cambiar de hábito. Por lo menos un par de días después de que hayas pensado cambiar de hábito, incluso una semana o dos semanas. Así estarás concienciado para cambiar ese hábito y será más difícil que te desanimes. Al menos, de esta forma te lo tomarás más en serio.
(Ver: Los 3 únicos hábitos de Warren Buffett que probablemente engloben su éxito)
6. No tener que rendir cuentas.
Una de las mejores maneras de cambiar el entorno del hábito es establecer la rendición de cuentas. Crear un reto y contarle a la gente sobre él. Cuéntale a la familia, a tus mejores amigos sobre ese cambio de hábito. Pídeles que no te dejen recaer en el mal hábito. La rendición de cuentas te ayudará a mantener el rumbo cuando todas las otras cosas fallan.
Si puedes corregir estos malos hábitos, estarás aumentando tus probabilidades de éxito en la vida, porque en muchas ocasiones, son los malos hábitos o carencia de los buenos, lo que nos impide alcanzar las metas.
Ver: 20 hábitos diarios que mejorarán tu vida de forma general y en los negocios en particular