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¿Por qué el consumo de Televisión puede arruinarte la vida literalmente?

Hasta ahora, cada vez que hemos hablado sobre los efectos negativos de ver demasiado la televisión, ha sido en términos de desarrollo personal y creación de riqueza. Y es que en este sentido, no es ningún secreto a estas alturas, como ya afirmó Steve Siebold, que los pobres ven la tele mientras los ricos leen.

Y no es por el motivo que algunos creen, ya que hay gente que piensa que los pobres ven mucho más la tele precisamente porque son pobres y es un entretenimiento muy barato. No es cierto. Lo más probable es que seas pobre porque ya eras adicto a la tele y renegado de la lectura (necesaria para adquirir los conocimientos que te conducen al éxito o una vida mejor).

Imagen: mamis y bebés

Pero claro, si dejamos de hablar de educación financiera y desarrollo personal, vamos a a ver qué dice la ciencia con estudios contrastados que aseguran que el consumo de televisión, sobre todo en los niños, aumenta las probabilidades de que acabes cometiendo delitos en tu edad adulta, y arruinando tus posibilidades de prosperar en la vida en todos los aspectos.

En un estudio recogido en el libro Freakonomics, los autores exponían los resultados de un seguimiento que se hizo con varios grupos de niños desde 1950, aprovechando que la televisión no llegó al mismo tiempo a todas las ciudades.

En primer lugar, casualmente, aquellas ciudades a las que llegó antes la televisión, tuvieron mayores índices de criminalidad. En los diferentes grupos de niños, por cada año de más que los niños vieron la televisión, aumentaron los delitos en un 4% (delitos violentos y delitos contra la propiedad). De hecho, siguiendo como indicador la entrada de la televisión, en la década de 1970, aquellos lugares donde había entrado antes la televisión, acabaron viendo un aumento del 50% en los delitos contra la propiedad y un aumento del 25% en los delitos violentos.

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¿Por qué este dramático efecto?

Aunque los autores del estudio no pudieron dar respuestas firmes para responder a esta cuestión, lo cierto es que mostraban una evidencia en los resultados, de la misma forma que no encontraron que fuera debido necesariamente al contenido consumido, pues ocurrió lo mismo con los niños que más vieron la televisión, pero no veían programas violentos.

Los motivos más lógicos serían algunas otras evidencias como, por ejemplo, el hecho de que los niños que ven mucho la televisión, no quedan adecuadamente socializados, son más incapaces de divertirse por sí solos, y según la psicología, produce que esos niños quieran tener cosas que no tienen o que otros tienen, aunque eso signifique robarlas si sus padres no pueden comprárselas.

(Ver: 25 hábitos de las personas de éxito)

Padres negligentes.

El hecho de que un niño vea demasiado la tele, está claro que no es culpa del niño, pues un niño debe adaptarse a los hábitos que le hayan inculcado los padres (que son los responsables, en última instancia, de crearle una disciplina). Por tanto, el consumo excesivo de televisión, está asociado a una negligencia de los padres, entre otras cosas, porque es más fácil poner al niño a ver la tele que cuidar de él. Un problema que en la actualidad se ha acentuado con la falta de tiempo de los padres al trabajar ambos. Vale, acabo de decir una tontería, porque en la actualidad, los mayores consumidores de televisión son aquellas familias donde ambos cónyuges están en paro.

¿Y qué le hace la televisión a los adultos?

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En primer lugar, la televisión tiene detrás a una de las industrias más rentables que existen: la publicidad, donde una serie de genios expertos en influir en el cerebro de los consumidores, básicamente te harán un pobre desgraciado: Te dirán que estás gordo, que estás calvo o que eres un «pringao» por no tener un buen coche.

Primero deben poner a una persona con una gran sonrisa, para decirte de forma subliminal que ella es feliz porque tiene algo que tú no tienes. ¿Y funciona? Puedes apostar que sí.

En el mejor de los casos, únicamente te tragarás un telediario en el que te llenarán la cabeza con todo tipo de sucesos: políticos robando, accidentes, secuestros, asesinatos…

Y la ciencia también dice que el consumo de noticias negativas te puede llevar a enfermar.

La gente feliz no consume.

Muchas personas no terminan de comprender esta afirmación que conocen muy bien los expertos en marketing y ventas. Si yo quiero vender algo, primero debo crear una necesidad. Quizás lleves toda la vida siendo calvo y nunca te haya preocupado, pero si pasas muchas horas delante de la televisión, es muy probable que acabes diciendo: «no quiero ser calvo, quiero ser como ese tipo que sale», «Quiero un mejor coche», «quiero pagar a plazos ese producto que hasta ahora no sabía que quería», «quiero un préstamo rápido de 300€».

Es la televisión lo que ha conseguido que los jóvenes hayan hecho lo de llevar los pantalones caídos una moda, cuando eso antes solo le pasaba al tonto del pueblo. Y es lo que hace que tu hijo parezca un pollo con ese peinado de cresta, porque Cristiano Ronaldo o Neymar son «super-guais». Es lo que hace que la ropa interior ahora sea algo exterior.

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Y desde luego, son los programas y visionados violentos los que han influido en el aumento de agresividad en los jóvenes.

Jóvenes y adultos podemos llegar a ser igual de influenciables, aunque no seamos conscientes.

Aunque dejando de lado todos estos puntos, únicamente nos debemos fijar en el punto más obviamente lógico, y es que la televisión nos resta tiempo en general para realizar todo tipo de actividades, y particularmente, puede romper la comunicación en una familia y, desde luego, resta tiempo para la lectura, siendo ésta un hábito que estimula de forma positiva el cerebro y te hace más inteligente.

No recuerdo dónde leí un estudio que decía: «La felicidad aumenta conforme disminuye el tiempo que pasas viendo la televisión»

Ver: 16 cosas que te impiden hacerte rico, según el periodista que dedicó su vida al estudio de 500 millonarios.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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