La Organización Mundial de la Salud dice que es nocivo para la salud el uso de teléfonos móviles, Expertos en oncología dicen que que el estudio está equivocado, el Ministerio de Sanidad dice «prudencia» hacia un estudio muy poco contrastado, pero el sentido común, que a veces es el menos común de los sentidos, ¿qué te dice?.
Teniendo en cuenta que no es la primera vez que los científicos ponen por delante el interés económico de las grandes corporaciones a la propia salud de la humanidad, cierto es que yo no me lo tomaría a la ligera, sobre todo el descartar que el uso del móvil sea nocivo. Nos remontamos a hechos concretos.
Parece que se ha dejado de hablar (y no por eso lo dejamos en el olvido) del aumento de enfermos de cáncer que tenían una situación en común, el vivir cerca de un «repetidor» o antena fija de compañías móviles. No se consiguió demostrar la ligación de estos nuevos enfermos al hecho de vivir próximos a una antena, pero ya fueron varias casualidades.
Casos aislados de personas que han sufrido un daño en el nervio óptico tampoco se pueden asociar al uso del teléfono móvil, aunque ya son muchos estudios los que afirman que la exposición a las ondas electro-magnéticas tanto de microondas como de teléfonos móviles afectan directamente a los átomos y moléculas de los tejidos de personas con un sistema inmunitario más débil, sobre todo cuando el uso del móvil es continuado. ¿Hay una exposición más continuada que vivir al lado de un repetidor?
Expertos han recomendado en innumerables ocasiones que no se duerma con aparatos eléctricos cerca, al igual que han recomendado el no guardar el teléfono móvil en el bolsillo cerca de la zona genital, ya que puede dañar la calidad del esperma y producir esterilidad.
Nos remontamos a la creación del primer auricular móvil, el cual se vendió como un producto cómodo «manos libres», cuando en sus inicios, su inventor lo diseñó para separar el móvil de nuestro cerebro y que este no fuera dañado por las ondas.
Ahora bien, ¿a quién hacemos caso?. Podemos hacerle caso a los científicos que hacen su trabajo y avisan de las repercusiones para la salud, o podemos hacer caso a científicos que se venden a compañías para que estos peligros no salgan a la luz produciendo miles de millones en pérdidas a estas compañías.
Si las ondas magnéticas consiguen hacer interferencias en radio y televisión, pueden dañar el esperma e incluso un nervio óptico, ¿qué serán capaces de hacerle a nuestro cerebro?
Una vez más, el negocio es el negocio y la información llega según el interés capital, ya que si bien no soy científico, es de lógica y totalmente imposible que el móvil no sea perjudicial, y no por eso voy a dejar de usarlo, aunque qué menos que recibir un sincero consejo sobre las repercusiones de este «invento» sin ningún tipo de censura.
