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¿Emprender un negocio sería para tí?, ¿estás realmente preparado para ello?.

Cuando emprendemos un negocio no hay ningún tipo de garantías. Todo puede ocurrir. Partiendo de esta premisa, ¿cuál es tu tolerancia al riesgo?. No hay ninguna forma de eliminar todos los riesgos asociados al inicio de un negocio, por lo que un gran error puede ser el intentar evitar esos riesgos, más bien, hay que enfrentarse a ellos con total entereza.

Muchas de las habilidades, características o cualidades que necesita un emprendedor, no son distintas a las que se piden en una entrevista de trabajo. Don de gentes, planificación, trabajar por objetivos, trabajar bajo presión y ser una persona disciplinada, son algunas de las habilidades que un emprendedor debe potenciar. Algunas preguntas para saber si eres una persona emprendedora.



¿Eres disciplinado?, ¿te ves capaz de desarrollar un proyecto y organizar tu tiempo?.

¿Tienes don de gentes?: Un emprendedor debe tratar con todo tipo de personas. Proveedores, clientes, trabajadores, asesores, contables, abogados…

¿Tienes capacidad de negociación?: En un negocio tan importante es el saber vender como el saber comprar, pues incluso se gana más dinero a la hora de comprar que a la hora de vender.

¿Te tiembla el pulso al tomar decisiones?: Ser emprendedor significa tomar decisiones a cada instante, algunas de ellas de forma fría, otras, analizando perfectamente la situación y, en otras, no hay más remedio que tomar una decisión bajo presión.

¿Eres estable emocionalmente?: Embarcarte en el emprendimiento de tu propio negocio es algo emocionante, incluso en ocasiones divertido cuando las cifras acompañan, pero no deja de ser una montaña rusa con curvas muy cerradas, cuestas muy pronunciadas y un sin fin de altibajos. La pregunta es básicamente, si eres de las personas que ante dificultades se hunden o eres de las que luchan.

Ver también:  Algunos sesgos que llevan a los entrevistadores a tomar malas decisiones de contratación.

¿Qué conocimientos tienes sobre negocios, finanzas, etc…?

Quizás sea uno de los puntos más importantes, pues el primer factor de riesgo alto es no estar preparado para emprender un negocio, no saber absolutamente nada de finanzas ni de gestión de un negocio, por lo que en ocasiones, un emprendedor arriesga incluso lo que no tiene para ganar mucho menos de lo que ha puesto en riesgo.

La buena noticia es que cualquiera de estas habilidades, si eres una persona con entusiasmo, pasión y disciplinada, se pueden potenciar.

No hay mejor forma de asumir riesgos, que saber por qué se producen los fracasos en los negocios. La mayoría de los pequeños negocios que cierran antes de los 3 años e incluso antes del primer año, podría ser debido a los siguientes factores:

  • Falta de experiencia. Sin duda, la número uno.
  • Reservas de capital. Si se comienza con el dinero justo esperando que el negocio arranque en dos meses, y ese arranque se retrasa, los pagos comienzan a comernos. Otras veces cometemos un exceso de inversión en activos fijos.
  • Mala ubicación del negocio y/o ausencia de publicidad. Puedes tener el mejor producto o servicio del mundo, pues si nadie lo conoce, no tienes nada. En otras ocasiones, si el local del negocio no está en un lugar céntrico (calle de paso), el cliente, evidentemente no nos ve.
  • Uso personal del dinero del negocio. Uno de los errores más comunes de los emprendedores españoles, pues se tienden a mezclar las finanzas personales con las del negocio. Podemos tener un negocio rentable y llevarlo a la ruina por pagar nuestras deudas o lujos personales con el dinero del negocio.
  • Exito inesperado. Existe un dicho: «Ten cuidado con aquello que deseas, pues puede pasar que se te conceda». Algunos emprendedores desean que miles de clientes les entren por la puerta y le hagan cientos de pedidos. El emprendedor realiza una buena campaña de publicidad, recibe cientos de pedidos, y ocurre que no está preparado para gestionar esta puntual demanda. Queda mal con sus clientes y el boca a boca de los clientes se encarga del resto.
  • Competencia. En ocasiones, el fracaso es muy fácil de explicar. Nuestra competencia fue mejor que nosotros, elaboró estrategias que nosotros no elaboramos, estuvo al día, fueron más innovadores, etc… sencillamente perdimos frente a ellos, lo que nos lleva a otro error que podríamos incluir dentro de la falta de preparación.
  • No estudiar el mercado. El no hacer un plan de negocio y/o un estudio de mercado es lo que hace que un negocio estuviera predestinado al fracaso incluso antes de abrirlo.
Y estos serían los riesgos. Eso sí, una vez sabemos cuáles son, ¿crees que podrías convertirlos en riesgos controlados?.
Emprender tu propio negocio también tiene muchas ventajas, y es que eres tu propio jefe. Es cierto que en ocasiones deberás dedicar más horas de las habituales y trabajar sin descanso sobre todo al inicio, pero…son horas dedicadas a tu propia empresa y no para una tercera persona. Y lo mejor de todo, es que a pesar de los riesgos, puede ser muy emocionante, gratificante y… ¿por qué no?, a veces es lo que necesitamos para sentirnos realizados.
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A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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