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7 verdades sobre el liderazgo que te harán un mejor profesional.

Existen  muchos mitos sobre los grandes líderes en las empresas. Hay quien piensa que hay que nacer con un don especial para dirigir equipos, otros confunden las cualidades de un líder con las que tienen los gerentes mediocres en gran parte de las empresas. Y lo más grave, en algunos negocios piensan que la importancia de una sola persona para el éxito en la empresa son meras «chorradas».

La historia nos dice que esto no es así, y que los equipos liderados por profesionales con excelentes cualidades dentro del liderazgo, han sido «caballo ganador». Claro que existen difusos conceptos sobre el liderazgo, como puede ser la adaptación de grandes líderes y estrategas de negocios ancestrales de la talla de Confucio, Sun Tzu o Maquiavelo a los nuevos tiempos empresariales. Lo que está claro, es que el concepto de liderazgo, más que genético, se está heredando culturalmente, como ya explicó Richard D. Lewis con sus 24 estilos de liderazgo por países, en los que identificaba perfectamente la realidad con una asombrosa exactitud.
Steve jobs estalla - lider agotado cabreado
Vamos a romper algunos mitos y explicar algunas verdades sobre los grandes líderes. Pero sobre todo, vamos a dejar muy claro que la mayoría de las personas, pueden ser grandes líderes si se les prepara adecuadamente para serlo y reconocen las capacidades y aptitudes que deben adoptar, o más bien, en la persona que se deben convertir.

1. Los grandes líderes saben lo que son, aún  sabiendo que no son percibidos de esa forma.

Un líder piensa en el largo plazo, por lo que en el corto plazo, puede tomar decisiones impopulares que afecten temporalmente la comodidad de un equipo de trabajo. He visto grandes líderes llegar a empresas y ponerlas «patas arriba», ganándose la enemistad de todo el grupo al inicio, hasta que finalmente, cuando los resultados comienzan a llegar, casi todo el mundo pudo entender la necesidad del proceso que en un principio no llegaba a comprender.

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Mucha gente se quedó por el camino, pero fue necesario que abandonaran el barco para alcanzar el éxito global en el conjunto de la empresa.

2. Planificación.

No puedes alcanzar una meta si no tienes un plan para llegar a la meta. Ellos son conscientes de elaborar estrategias cuidadosamente. Una vez tienen definida la estrategia, actúan de forma agresiva para alcanzar el objetivo. Saben que no todo el mundo será capaz de seguir ese ritmo, por lo que habrá bajas en ese camino, unas bajas necesarias para poder continuar, sobre todo si tenemos en cuenta que los grandes líderes trabajan con los mejores, y no todo el mundo puede estar dentro de ese selecto grupo que está enfocado en el éxito.

3. El arte de la persuasión.

Se suele decir que los grandes líderes son carismáticos y persuasivos. Si bien no es cierto que un líder deba ser carismático, sí que es muy cierto que no hay ni un sólo líder que no tenga poder de persuasión. Todo el mundo puede aprender a ser más persuasivo. (Leer: Cómo ser un líder más carismático y persuasivo).

La persuasión, básicamente es conseguir que otras personas actúen de la forma que queremos en nuestro beneficio. Tanto si hablamos de conseguir que un equipo tenga confianza en nuestros planes, así como conseguir que nos descambien un artículo que compramos y que hemos perdido el recibo, el atraso de una factura de un proveedor, etc… se necesita persuasión. De hecho, más del 70% del éxito en la seducción, se debe al factor persuasión.

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4. Resistencia ante la impopularidad.

Si quieres tener éxito, deberás tener amigos. Si quieres tener mucho éxito, deberás tener muchos enemigos. Es naturaleza humana el que a medida que se comienzan a alcanzar metas y logros, comenzarás a ser muy poco querido por muchas personas, incluso en el mismo entorno de la empresa para la que estás creando un mejor futuro.

El éxito puede que te haga muy popular para el dueño de la empresa, pero te ha hecho impopular para otras muchas personas, incluidos mandos intermedios que están encima tuyo y que ven peligrar su puesto de trabajo debido a tu profesionalidad y competencia.

El buen líder debe tener una voluntad fuerte y un estómago aún más fuerte. Deirdre Maloney, autora de
Tough Truths, recordaba que con el tiempo, el secreto del éxito de un gran líder consistía en recordar que el trabajo de un buen líder o estratega en los negocios, no es hacer feliz a todo el mundo, y sí hacer feliz a la empresa en su conjunto.

5. Verdad universal: todo el mundo tiene miedo.
No importa el grado de confianza y seguridad que tengas en ti mismo o la apariencia de una persona segura. Todos tenemos miedo de fracasar, y todos tenemos miedo de cometer errores. La única forma de combatir esos miedos es enfrentarse a ellos, y partir de la base de que ese miedo que nosotros tenemos, también lo tiene el resto de personas (de arriba y de abajo). También tienen muy claro que si no asumen riesgos, no conseguirán nada.
Los grandes líderes suelen tener un «plan B», para que, en caso de fallar en su «plan A», al menos puedan solucionar parte del error. Recuerda que el éxito no es lineal, y que habrá muchos altibajos en el camino. (Leer: 3 pasos para mantener la calma ante la presión)

6. Nunca bajes la guardia. Siempre hay alguien mirando.
La gente ve, la gente habla, la gente tiene muy mala leche. Nunca muestres tu cara agotada a todo el mundo.
Hay un falso rumor o mito sobre los grandes líderes, y es que siempre mantienen el 100% de su energía y vitalidad. Si crees que durante años has conseguido eso, tendríamos 2 opciones:
  • 1. Nunca te has enfrentado a grandes y graves dificultades en la empresa.
  • 2. Nunca has hecho una mierda durante tu etapa de líder.
La gran mayoría de líderes han clavado la rodilla en el suelo en un momento dado (metafóricamente). Un líder debe ser capaz de delegar en una o un par de personas de extrema confianza, y bajar la guardia únicamente con ellos. Recordemos que un líder es una persona que soporta un peso de responsabilidad elevado y corre el grave peligro de implosionar en un momento dado.
7. El uso correcto de la energía.
Muy unido al punto anterior, todos los profesionales tenemos algunas tareas que nos pueden absorber gran parte de nuestra vitalidad. Debemos saber detectar qué tareas o circunstancias son esas y disminuirlas reemplazándolas por algo que nos inspire. Elimina en la medida de lo posible  todo aquello en tu vida que te esté drenando esa vitalidad.
A veces son actividades dentro de la empresa, otras veces son circunstancias personales de tener a nuestro alrededor gente que en lugar de sumar momentos agradables, nos los resta. Continúa: mitos y verdades sobre el liderazgo. 2ª parte.
Ver también:  11 cosas que debes solucionar para tener un mejor 2017.
A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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