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El Director de Recursos Humanos que tuvo que elegir entre el cielo y el infierno. #Humor

Humor dentro de la cultura de empresa. (Cualquier parecido con la realidad, probablemente se deba a la pura coincidencia).
Un día, un exitoso Director de Recursos Humanos estaba cruzando un paso de peatones y un autobús no pudo frenar a tiempo, por lo que fue atropellado y murió.

Entonces llegó al cielo, donde lo recibió San Pedro, el cual le dijo: «Bienvenido al paraíso, pero antes de que te instales, debo decirte que tenemos un problema, y es que nunca antes habíamos recibido a un Director de Recursos Humanos, por lo que no estamos seguros de qué hacer contigo».


El Director de Recursos Humanos le respondió: «No hay problema, déjame entrar y ya lo hablamos tranquilamente».

San Pedro: «Lo siento, pero tengo órdenes de arriba, por lo que te diré lo que vamos a hacer. Teniendo en cuenta que es una decisión muy complicada para ti, ya que es donde vas a pasar la eternidad, lo que vamos a hacer es que pases 24 horas en el infierno y otras 24 horas en el cielo. Luego volvemos a hablar y ya me dices dónde quieres quedarte».

Director de RR.HH.: «Pero San Pedro, si yo ya lo tengo claro. Yo prefiero quedarme en el cielo. De hecho, me merezco estar en el cielo».

San Pedro: «Insisto. Tenemos reglas y hay que cumplirlas».

Fue entonces cuando San Pedro lo introdujo en un ascensor celestial y pulsó el botón «infierno». Cuando llegó y se abrieron las puertas del ascensor, el ejecutivo vio un gigantesco campo de golf y un precioso lago de agua cristalina.

Comenzó a encontrarse con compañeros, jefes y empleados que había tenido a lo largo de su vida. Todos estaban inmensamente felices, bien vestidos con traje de chaqueta y corbata. Las mujeres, todas muy bellas, vestían trajes de gala.

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Todos los allí presentes se acercaban a saludarle y abrazarle cálidamente con una inmensa sonrisa y expresión de felicidad. Entonces conoció al Diablo, un tipo muy encantador que no dejaba de bromear y contar chistes, el cual le decía al ejecutivo que cualquier cosa que necesitara, él se la proporcionaría con total agrado.

Al caer la noche, todos fueron a un gigantesco restaurante donde abundaba el caviar, el salmón, las ostras y un manjar de frutas de todo tipo, champagne, helados, etc…Todos bailaban y reían. Esas 24 horas pasaron volando, hasta que, prácticamente sin darse cuenta, el tiempo se terminó y llegó la hora de irse.

El ejecutivo de Recursos Humanos se fue imaginándose que si aquello era el infierno, madre mía cómo sería el cielo. Al llegar a las puertas del cielo, San Pedro le recibió y le dijo que era momento de pasar 24 horas en el cielo.

En el cielo estuvo todo el día tumbado sobre las nubes, aprendiendo a tocar el arpa. Cuando se aburría se echaba a dormir una siesta, se levantaba a pasear por aquel paisaje celestial todo blanco y volvía a dormir. Aquellas 24 horas se le hicieron un poco más largas. Entonces llegó el momento de comunicar su decisión a San Pedro.

Director RR.HH.: «Verás, San Pedro. Nunca pensé que diría ésto, y no es por ser desagradecido, pero tras pasar un día en el cielo y otro día en el infierno, voy a elegir el infierno, pues tuve una sensación mucho más placentera, y si voy a pasar toda mi eternidad en un sólo sitio, quiero ir al infierno».

San Pedro: «Perfecto, respetamos tu decisión, así que te envío hacia el infierno».

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Cuando el ascensor llegó abajo y se abrieron las puertas, el ejecutivo vio un paisaje muy distinto. No había campo de golf, sino un paisaje oscuro y desolado. El lago que anteriormente era de agua cristalina, ahora era de lava volcánica.

Miró al frente y vio a todos sus antiguos compañeros, amigos y antiguos jefes, prácticamente desnudos y sucios, con ropas rasgadas por los latigazos que estaban recibiendo por parte del mismo diablo, para que recogieran basura, cargaran sacos de cemento, etc…

El Director de Recursos Humanos se acercó al Diablo para preguntarle: «No entiendo lo que pasa. El otro día aquí había un campo de golf, cenábamos langosta, todos reían y bailaban, contaban chistes, el ambiente era inmejorable. Hoy no hay nada de eso. Sólo hay basura y mis amigos parecen miserables y tristes. ¿Me lo podrías explicar?

El Diablo, sonriendo, le dijo: «Estoy seguro de que, por tu profesión, lo vas a entender perfectamente. El otro día estábamos reclutando personal, una especie de entrevista de trabajo. Y hoy ya eres un empleado, así que deja de balbucear y lloriquear y ponte a trabajar». 🙂

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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