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Toma de decisiones y fuerza de voluntad. Lo que debes saber para no deteriorar estos activos.

En cualquier profesión vamos a necesitar de la fuerza de voluntad y deberemos tomar cientos de decisiones. Decía el psicólogo Roy Baumeister que la fuerza de voluntad funciona como un músculo, el cual se puede fortalecer con su uso, pero también lo podemos desgastar por el exceso de uso.

Y quizás, lo más preocupante, es que nuestra falta de autocontrol, así como nuestro estado de ánimo puede afectar a la toma de decisiones. Por tanto, vamos a identificar qué cosas nos afectan y algunas formas de evitar dañar estos dos activos necesarios para el éxito.
1. Limitar nuestras decisiones.
Barack Obama reconocía que para limitar sus decisiones, tenía el armario lleno de trajes de dos únicos colores. De esa forma, no debe pensar demasiado qué tipo de traje se va a poner. Obviamente, este «truco» está respaldado por la investigación del comportamiento social.
El tener ciertas rutinas, también nos evita desgastar nuestro cerebro en la toma de pequeñas decisiones para así poder centrarnos en las grandes decisiones. Tener un menú semanal evita que que debamos pensar si hoy queremos comer carne o pescado.
Un estudio publicado en el New York Times explicaba el por qué irse de compras puede ser más agotador que ninguna actividad empresarial. De hecho, demostraba que las personas que venían después de unas horas de compras, se rendían mucho más rápido en un examen de matemáticas.
De ahí viene la importancia como líderes o como profesionales, de delegar aquellas funciones más insignificantes para poder centrarnos en lo que realmente importa.
2. Toma las decisiones más importantes en primer lugar.
Es típico del ser humano el comenzar por lo fácil para acabar en lo difícil. Incluso creo que algunos «expertos» recomiendan hacerlo de esa forma por aquello de calentar antes de jugar. Pero es que no vamos a jugar al tenis.
Comienza las tareas más duras e importantes a primera hora y en primer lugar, cuando nuestras reservas de energía aún están «a tope». Una vez acabado lo más importante y duro, el resto se nos hará más llevadero. Si comenzamos con esas cosas pequeñas una tras otra, nuestra mente comenzará a agotarse, y si hemos dejado para el final lo más «gordo», nos producirá rechazo ante el nivel de dificultad y cansancio mental. 
De hecho, muchas de las personas amantes de la dilación, no es que sean más vagas o perezosas, sino que suelen fallar en este pequeño hábito de hacer lo difícil primero. Creo que fue Freud el que recomendaba comenzar por lo más complicado para evitar el desgaste progresivo de las pequeñas tareas.
3. Glucosa y sueño interfieren en nuestra fuerza de voluntad y toma de decisiones.
El psicólogo Kelly McGonigal decía que la privación de sueño afectaba directamente a la parte del cerebro asociada con la toma de decisiones.
El agotamiento físico crea un paralelismo con el agotamiento mental, y por tanto, el agotamiento es un incentivo para la toma de malas decisiones y un anulador de nuestra fuerza de voluntad. 
Por otra parte, incluso as personas más sabias no son capaces de tomar buenas decisiones cuando su nivel de glucosa es bajo. Es por eso que muchos hombres de negocios no cierran acuerdos con el estómago vacío. Según algunas investigaciones, ésto ya lo descubrieron los minoristas de comestibles, los cuales observaban que cuando los compradores estaban agotados por la toma de decisiones a lo largo de las decenas de pasillos y productos, unido a que se acercaba la hora de comer o cenar, los compradores solían comprar especialmente todo lo relacionado con cosas dulces, como si estuvieran llamados por la droga del «azúcar».
Por tanto, descansa y asegúrate de que tu nivel de glucosa es el adecuado.
4. Evita tomar decisiones importantes cuando tu estado emocional no es el correcto.
Imagínate esta escena; Obama sentado en su despacho de la Casa Blanca. Su hija entra y le dice que se ha quedado embarazada del hijo del principal líder del partido de su oposición. A los 20 minutos su mujer entra y le dice: «¿Recuerdas aquel viaje que hice a España?, tuve un desliz sentimental con un español». En ese momento entra uno de sus asesores para preguntarle si quiere intervenir en Rusia. Está claro que por su estado de ánimo, probablemente Obama interviniera en Rusia, China y hasta en La India.
Cuando todo nos sale mal, cuando toda decisión ha sido incorrecta, a veces es mejor detenerse y no tomar ninguna decisión importante hasta tener un estado emocional neutro. 
5. Apoya tus decisiones en las ideas de otras personas.
Como empresario es necesario tener un equipo competente, y por tanto, tomar nuestras decisiones dejándonos asesorar por esos expertos en su campo que trabajan para nosotros. No es una forma de quitarnos el peso de la responsabilidad. Sería justamente todo lo contrario; ser responsables al delegar la toma de decisión a una persona que probablemente sea más competente que nosotros mismos en esa materia. Por eso lo contratamos.
El psicólogo Roy F. Baumeister hacía una publicación cuyo resumen podría ser el siguiente:

«Los mejores tomadores de decisiones saben cuándo no confiar en sí mismos para la toma de decisiones»

¿humildad, sabiduría, genialidad?… el caso es que debemos conocer nuestras limitaciones y debemos saber cuándo delegar ciertas decisiones en otras personas, así como saber cuándo podríamos estar siendo testigos de alguno de los muchos sesgos que están afectando nuestra voluntad y toma de decisiones.
Si eres capaz de ejercer control sobre tu voluntad y limitar tus decisiones para centrarte en lo que realmente importa, es más probable que alcances el éxito en tu empresa o carrera profesional.
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A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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