No todo el mundo es capaz de manejar la presión de ser empresario. Pero tampoco muchas personas son capaces de manejar la situación de ser despedidos y no encontrar trabajo. Y es cierto que las estadísticas de fracaso de nuevas empresas son abrumadoras. La mayoría de las nuevas empresas fracasan.
¿Pero qué hay de esas personas con una buena idea, una habilidad valiosa o un gran talento?, ¿cómo pueden encontrar el coraje necesario para darse una oportunidad a sí mismos y buscar su oportunidad en los negocios abandonando un «empleo estable«?.
En primer lugar, lo del empleo estable hoy día ya es algo muy relativo. Vivimos en un mundo cambiante. La empresa para la que trabajas puede no ser estable en el largo plazo. Tu puesto de trabajo tampoco, pero aunque ambos fueran estables, ¿qué hay de dedicar cada día de tu vida a un trabajo que no te llena?, ¿qué precio pagamos por no poder cumplir nuestros sueños y vender nuestro tiempo por una nómina a fin de mes?.
Richard Branson dedica unas palabras en su última publicación a este tipo de personas que creen que el dejar un empleo estable para emprender su propio negocio es como dar un gran salto en la oscuridad y sin paracaídas.
«Dejar un empleo estable no es fácil para algunas personas, mientras que algunos empresarios nacieron listos y dispuestos para bucear en las oportunidades de negocio y lanzarse a iniciar su propia empresa. Otras personas son más reservadas y necesitan un empujón». Y esto no quiere decir que no vayan a ser grandes empresarios, pues el éxito de un empresario, según Branson, no está reservado para un tipo específico de personalidad.
Desde que Branson creó una organización dentro del Grupo Virgin en la que se encargan de ayudar a nuevos emprendedores, cree que el principal problema es que mucha gente con talento para los negocios, sencillamente no emprenden porque en cierto modo piensan que eso es algo que está fuera de su alcance. Se encuentran solos, perdidos y con muchos miedos. Pero cumplir tu sueño es alcanzable. No estás exento de fracasar, pero tampoco estás exento de tener éxito.
La otra razón que Branson menciona es que la mayoría de los nuevos emprendedores piensan que convertirse en empresario significa el apostar todos tus ahorros a una idea de negocio basada en la fe ciega. Pero a menudo se puede comenzar un negocio con poco dinero, poco a poco, y construir una gran empresa. Cuando se dan los primeros pasos, poco a poco el camino se hace más fácil y visible.
Sin olvidar lo que mencionábamos en «El precio secreto de emprender tu propio negocio«, donde hay que contar y asumir con algunas cosas.
Del mismo modo, una idea de negocio no debe ser algo desconocido o ciego. Hay que estudiar su viabilidad.
El enfoque de Richard Reed.
Branson pone como ejemplo a Richard Reed, fundador de una empresa de bebidas. Un hombre que en sus inicios tenía unas ganas enormes de iniciar su propio negocio, pero no terminaba de dar el salto. Necesitaba un empujón.
En 1999, alguien le aconsejó que hiciera una prueba piloto con su idea de negocio antes de abandonar su empleo.
Asistió a un festival de música para vender un lote de batidos de prueba que habían fabricado, y pusieron un letrero en el que pedían a la gente que les dijera si debían renunciar a su puesto de trabajo estable o si debían fabricar ese tipo de batidos a tiempo completo.
Pusieron 2 contenedores con un «Sí» y un «No», para que los clientes echaran el envase en el contenedor con la respuesta que consideraran oportuna. Al final del festival, el contenedor del «Sí» estaba hasta el borde, mientras que el otro estaba prácticamente vacío.
Como resultado, Richard Reed renunció a su trabajo el lunes por la mañana y comenzó a construir su propia empresa.
Fue el empujón de ánimo y positivismo que necesitaba aquel emprendedor en ese momento. La empresa que fundó Richard Reed es Innocent Drinks, la cual en poco tiempo llegó a vender más de 2 millones de batidos a la semana. En la actualidad, el 90% de esta empresa ha sido adquirida por Coca-Cola.
Curiosamente, la empresa que abandonó Richard Reed, en la actualidad ya no existe. Eso significa que si este emprendedor no se hubiera lanzado a iniciar su propia empresa, se habría visto sin trabajo, al menos en esa empresa.
En su caso, tuvo menos riesgo emprender que el empleo estable, pues el segundo no era estable, mientras que la estabilidad del primero, dependía del emprendedor.
Es por eso que es cuestión de pensar en el tipo de empujón que necesitas en caso de que tengas ganas de emprender un negocio pero no te atrevas a dejar tu trabajo.