Tanto si hablamos de tu propia felicidad, de los negocios, del éxito financiero… encontraríamos un patrón muy común en base a algunas decisiones que debemos tomar; más que decisiones, lo llamaría elecciones.
Seguimos aprendiendo cada día e intentamos mejorar, por lo que tras algunas interesantes reuniones que tuve la semana pasado con personas que tienen mucho que enseñar, me dieron algunos consejos y lecciones que creo que muestran la clave (no lo llamaremos secreto) para sentirse realizado en la vida.
Vivimos en un mundo desequilibrado. La mayoría de la gente, y sobre todo la gente joven vagan como zombies sin saber exactamente qué hacer ni para dónde ir. Todo está mal; está fatal y no hay salida. Y los más emprendedores y trabajadores apuntan a cualquier blanco en movimiento. De esta forma satisfacen sus necesidades más inmediatas. Y usando una analogía del ajedrez, muchos «sacrifican a la reina para comerse al peón».
¿Qué decisiones son las que realmente podrían mejorar y/o cambiar el rumbo de tu vida?
El paso 0.
Hay que evitar dejarse llevar por el inconsciente, que por desgracia es el guía de la mayoría de personas. Personalmente, y a pesar de que soy una persona que me gusta analizar fríamente las situaciones, en ocasiones le he dado el control a mi subconsciente. El resultado es que éso que parece lo más cómodo, es lo que termina por agotarte física, mental y emocionalmente.
Y en este círculo vicioso, es cuando te puedes ver como esas personas que parecen, lo que en mi tierra se denomina como «un alma en pena». En cambio, si salimos de ese círculo, podemos cambiar literalmente el curso de nuestra vida, y por tanto, nuestro futuro. Pero lo mejor, podemos apreciar y disfrutar el mayor regalo que te proporciona la vida; el presente.
Paso 1: Elije consciente y cuidadosamente en qué quieres concentrarte y enfocar tu energía.
Cada día, cada semana, cada año, son miles de cosas las que se nos ponen delante llamando nuestra atención.
Los más desgraciados (y no lo digo en tono despectivo) enfocan su energía en el pasado. Y digo desgraciados, porque como ya sabemos, el pasado no lo vas a poder cambiar jamás. Por tanto, debes elegir centrarte en «el aquí y en el ahora», pero siempre analizando que tus actos te acercarán al lugar en el que quieres estar en el futuro.
Debes visualizar ese blanco, apuntar, y comenzar a disparar y disparar una y otra vez. Debes evitar las distracciones y centrarte en esa sola cosa.
Probablemente la mayoría de personas felices y de éxito, son aquellas que se centran en lo que realmente importa y no admiten distracciones que no merecen la pena.
Aunque suene repetitivo, en lugar de enfocar tu energía en aquello que no tienes y que te gustaría tener, pon tu foco en lo que tienes y cómo lo vas a usar para conseguir lo que deseas.
Paso 2: Desarrolla el hábito de ser agradecido y apreciar lo que tienes.
Aunque nuestras metas suelen ser de éxito profesional o financiero, rara vez alcanzarás esas metas si no eres capaz de ser agradecido y disfrutar de lo que tienes.
Me decía una de estas personas algo que ya había leído, pero que jamás había escuchado de una persona así:
«He conocido personas ricas que viven amargados, porque únicamente se enfocaron en el dinero y olvidaron ser agradecidos por tener unos amigos, una familia, unos trabajadores que les admiren y respeten o una mujer que les quiera por lo que son, y no por lo que tienen. Enfocaron su felicidad en la cuenta bancaria, y han descubierto que son unos pobres infelices para los que la vida no tiene sentido. No tienen ninguna motivación.»
Y es que el éxito financiero no sirve de nada si no tienes solucionado el resto de asuntos que verdaderamente hacen que tu vida sea feliz y que no tienen nada que ver con el dinero.
«Mañana podría perder todo mi dinero y mi empresa, y al entrar a mi casa y ver a mi mujer y a mis hijos, para mí, únicamente sería como haber cogido un resfriado», continuaba diciendo esta persona en uno de los discursos más emotivos y sinceros que he escuchado en mucho tiempo.
Y el caso es que lo decía con absoluta sinceridad, y además, con una tranquilidad añadida, al saber que él ya sabe cómo tener éxito, y por tanto lo haría una y otra vez. Para esta persona, el dinero es algo que viene y va; el éxito es algo que se consigue o se pierde, pero mientras siga siendo agradecido con lo que le queda una vez perdido todo lo material, seguirá teniendo una importante motivación para disfrutar.
Básicamente, venía a decir que puedes fracasar y seguir sintiéndote una persona realizada al haber conseguido algunas cosas que los fracasos no te pueden quitar.
Paso 3. Concéntrate únicamente en aquello que puedes controlar.
Si te enfocas en lo que no puedes controlar, tu vida será una constante lucha estresante. Y son precisamente las cosas que no puedes controlar las que provocan un alto grado de infelicidad y acaban perjudicando incluso a esas otras cosas que sí podemos controlar.
Por suerte, hay muy pocas cosas que no puedes controlar. La mayoría de las personas se obsesionan con el futuro y lo ven como algo que no pueden controlar, cuando en cierto modo, el futuro lo controlas desde los mandos del presente.
Claro que en la vida aparecen ese otro tipo de cosas que se escapan al control de toda persona.
Tendríamos las más graves, que serían una enfermedad (tuya o de algún ser querido) o un accidente inesperado que te deje en una silla de ruedas. Está claro que este tipo de circunstancias pueden destrozarle la vida momentáneamente incluso a las personas más fuertes mentalmente.
Pero cuando no se trata de este tipo de circunstancias, quizás las personas tienden a centrarse en otro tipo de circunstancias que tampoco controlan, pero por suerte sí pueden controlar su actitud y pensamiento ante dicha circunstancia.
Por ejemplo, no puedes controlar que te despidan de la empresa para la que llevas trabajando durante años. Tampoco puedes controlar el hecho de que la mujer u hombre al que que amas, diga de abandonarte.
Y en este caso en el que no puedes controlar la situación, sí que puedes controlar la forma de ver el nuevo escenario que se plantea.
Puedes verlo como el final, o puedes verlo como un bonito principio.
Y me explico con este punto.
Aunque suene a motivación barata de libros de autoayuda, hoy día disfrutamos de muchos productos y se han creado corporaciones multimillonarias gracias a que en algún momento una persona fue despedida de una empresa.
Puedes ver la pérdida de tu trabajo como la mayor desgracia que te ha ocurrido en la vida, o puedes verlo como la oportunidad de comenzar tus propios proyectos personales. Y créeme, lo veas como lo veas, el trabajo del que te han despedido ya no lo vas a recuperar. Es tu actitud la que marcará a partir de ese entonces tu futuro. Te hundes o te levantas. El cómo actúes únicamente depende de ti.
Y lo mismo ocurre con el desamor, pues supongo que quien más y quien menos, sabe lo que es el sentirse rechazado por una persona a la que amas. Algunos deciden seguir luchando por el amor de una persona que no quiere estar contigo.
Otros lo ven como la oportunidad de conocer a otra persona nueva y ser feliz con alguien que sí querría estar contigo.
Cuando llegan este tipo de problemas que escapan a nuestro control, es nuestra propia actitud la que se puede hacer nuevamente con el control para ver el principio donde otros únicamente ven el final.
Con la edad, uno cada vez entiende mucho mejor ese dicho de que los problemas, los disgustos y las decepciones, cada vez te hacen más fuerte y más inteligente; a una minoría les hacen únicamente más desgraciados, pues no tuvieron el valor o la actitud adecuada para continuar avanzando; quizás nadie les dijo cómo hacerlo.
(Leer: 14 cosas que debes evitar para no agotarte mentalmente, estresarte y sabotearte a ti mismo)
Si te centras únicamente en esas cosas que no puedes controlar, podrías llegar a la conclusión de que la vida no tiene sentido, pues nadie quiere vivir una vida en la que Dios (o lo que sea) centra toda su atención en intentar joderte la vida.
Es por eso que nuestra actual sociedad está batiendo un récord en el consumo de antidepresivos, los cuales, irónicamente, tienen un efecto secundario de posibles «pensamientos suicidas».
Puede parecer complicado, pero en realidad, no es tan complicado el adquirir el hábito de pensar sabiamente y fríamente cómo afrontar algunas situaciones.
Paso 4. Toma las decisiones desde un rincón neutral.
Muchas personas toman decisiones según su estado emocional temporal. En nuestros 12 consejos universales decíamos que nunca tomes una decisión basada en el deseo temporal que te pueda acarrear consecuencias negativas permanentes.
Por regla general, las personas que toman una decisión en un estado emocional de euforia, suelen fallar tanto como aquellas que toman una decisión en un estado de enfado o tristeza.
Es como si Barack Obama discute con su mujer, y en ese momento le preguntan si quiere invadir a un país que le está tocando las narices. Si Obama toma una decisión basada en su estado emocional en ese momento, sálvese quien pueda.
¿Cuántas veces has tomado algunas decisiones que no deberías haber tomado sin recapacitarlas tranquilamente?, ¿cuál fue el resultado de esas decisiones?
Canaliza las emociones y conviértelas en tus aliadas.
Si estás muy enfadado, aprovecha esa energía extra para hacer ejercicio; ese ejercicio que antes no hacías por agotamiento. Al menos, cuando yo estoy muy enfadado, le pego al saco de boxeo con mucha más energía.
Muchas grandes obras de arte se han hecho gracias al estado de tristeza extrema de su autor, muchas grandes obras literarias se han escrito tras un gran desamor, y grandes letras de canciones han sido escritas tras una desgracia.
La vida te trae buenas cosas, y las puedes aprovechar. La vida te trae cosas menos buenas, y también las puedes canalizar para crear algo positivo.
Pero cuando se trata de tomar decisiones que afecten a nuestro futuro, asegúrate de estar en lo que yo denomino un estado anímico neutral, o al menos ser conscientes de que estamos analizando una situación sin que nuestras emociones interfieran en ello.
Y por último, como ya hemos dicho en diferentes ocasiones, es importante que elijas la actitud que quieres tener ante la vida; ser feliz o ser infeliz es una decisión que tomas, del mismo modo que tomas la decisión de rodearte de personas que a su vez te hagan más o menos feliz. Pero recuerda que sea cual sea el resultado de tu estado de felicidad, es exactamente el que tú has elegido.