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Deja las cosas y a las personas mejor de cómo las encontraste – uno de los mejores consejos de vida que recibí.

Por regla general, ciertos rasgos de nuestra personalidad los trasladamos de nuestra vida al trabajo y del trabajo a nuestra vida. Quien es apasionado en la vida, suele serlo en el trabajo; quien es desordenado en su vida, suele serlo en el trabajo. Es por eso que muchos consejos tienen su aplicación en todas las áreas.

Siempre hablamos de la importancia de dejar un impacto positivo en el mundo, aunque mientras conseguimos hacer cambios a nivel global, es buena idea comenzar a crear algunos buenos hábitos a pequeña escala, y no por ello serán menos importantes, pues ahí entraría la teoría del «ladrillo a ladrillo para construir un gran muro».

Fue Victoria Bernal la que hace ya más de una década me dio un excelente consejo que muestra su forma de pensar y lo que la hace ser esa gran persona que es, tanto a nivel personal como a nivel profesional:

Deja siempre las cosas mejor de cómo las encontraste. Si hablamos de una relación, y encuentras a una persona que está bien y feliz, intenta, si esa relación en algún momento acaba, que esa persona haya tenido buenas experiencias, que hayas contribuido a hacerla crecer como persona, que hayas aportado más felicidad y buenos momentos a esa persona. Intenta que te vean como un sumador, y no como un restador.

Algunas personas dejan tan malos recuerdos que hacen que las personas pierdan las ganas de comenzar de nuevo, mientras otras dejan un impacto positivo que hace que esa persona siga teniendo fe en la gente.

Y por supuesto, si das con una persona que ya estaba mal, intenta que esa persona acabe increíblemente bien tras pasar por su vida.

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A lo largo de los años, y no sólo a través de mis 35 años, sino a través de los ojos de personas que han superado incluso los 80 años, se coincide en la satisfacción que proporciona el hecho de que nadie tenga ni un sólo motivo para reprochar o criticar una mala actuación o comportamiento por nuestra parte; al menos no de forma consciente e intencionada.

Si hablamos del mundo profesional, cuando llegues a una empresa, intenta que esa empresa, en el momento de salir sea mejor empresa que cuando entraste.

A lo largo de los años he visto dos tipos de jefes: el que quema a sus trabajadores, y el que se convierte en un excelente mentor, o si bien, no necesariamente se debe convertir en un mentor, sí que forma a grandes profesionales. Es una notable diferencia que se puede apreciar entre quién es un mal jefe o líder y quién es uno excelente.

Lo mismo ocurre con ciertos trabajadores en el mundo de las ventas, donde algunos dejan decepcionados incluso a los propios clientes, mientras otros consiguen hacerse con una buena reputación.

Da siempre lo mejor de ti mismo en cada momento y en cada área de tu vida.

No importa si hablamos de la vida en general o del mundo de los negocios en particular. Dar lo mejor de uno mismo siempre es más fácil y más satisfactorio que no hacerlo, aunque por algún motivo, las personas se esfuerzan en hacer las cosas mal.

Si eres un vendedor, deja siempre la facturación en esa empresa mucho más alta que cuando llegaste, independientemente del tiempo que vayas a quedarte o de cómo actúe la empresa después contigo. Que nadie tenga ningún motivo para criticar tu trabajo. Eso es imagen y reputación profesional.

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Si eres un universitario que vas a hacer prácticas en una empresa, aunque sepas que no vas a quedarte en esa empresa, da lo mejor de ti, pues nunca sabrás dónde y cuándo volverás a ver a algunas personas que en ese momento están tratando contigo.

Asegúrate de preguntarte a menudo al acabar el día o la semana: «¿realmente he sido la mejor versión de mí mismo?¿ realmente he dado todo lo que podía dar?»

Haciendo correctamente las cosas, las cosas acaban saliendo bien en algún momento, y aún no siendo un creyente del karma, estoy completamente seguro de que cuando eres la mejor versión de ti mismo con las personas que te rodean en cada área, esa visión que tienen las personas de ti, te aportan, mínimo, una gran satisfacción y gratificación que acaba convirtiéndose en una motivación para continuar haciendo las cosas lo mejor que podemos hacerlas, con sus pertinentes y posteriores recompensas.

Y no te equivoques cayendo en esa falta trampa del pensamiento que aparece en esos cartelitos de Facebook: «Lo que digan de mí, no me importa». Lo que dicen de ti sí importa; se le llama reputación, y la reputación abre puertas y las cierra en todos los aspectos.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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