Envidia: uno de los comportamientos tóxicos que más daño nos hacen.
Hay varios comportamientos tóxicos que únicamente nos restan calidad de vida. Uno de ellos es la envidia.
¿Qué es la envidia? ¿Qué consecuencias tiene la envidia para nuestra vida? ¿Cómo podemos dejar de ser envidiosos? La envidia está dentro de los 10 comportamientos tóxicos que perjudican tu vida, aunque en el vídeo que acompaña este artículo únicamente hemos incluido 5 hábitos tóxicos, entre ellos el consumo excesivo de noticias, el fingir que todo está bien o el tomártelo todo demasiado a pecho, así como carecer de sentido del humor y cierta filosofía de vida.
¿Qué es la envidia?
Por definición, la envidia es un sentimiento que nos genera malestar, dolor o tristeza del bien ajeno, así como deseo de algo que no poseemos y que otro posee (definición de la RAE y Wikipedia)
Pero entrando en detalle y analizando el comportamiento de nuestro cerebro ante tal sentimiento, son muchas las fuentes que comparan la envidia con la admiración hacia la persona que posee lo que a nosotros nos gustaría poseer.
Digamos que es una admiración mal gestionada y poco productiva.
Cuando admiramos a alguien, es inevitable sentir cierto grado de envidia. Pero cuando no deseamos ningún mal a esa persona y usamos esa admiración para aprender de esa persona, estamos usando esa admiración para colocar a esa persona que tiene lo que nosotros deseamos en un nivel de ejemplo a seguir, y no en una amenaza para nuestro bienestar y paz interior.
Esa es la diferencia que existe entre lo que se denomina envidia sana y envidia a secas.
La envidia no nace por sí sola, y su aparición suele venir debido a un sistema de creencias defectuoso o a unos valores corrompidos. Es decir, cuando una persona ha aprendido a alegrarse por el bienestar de los demás más allá del suyo propio, es poco probable que esa persona desarrolle un estado de envidia enfermizo.
En este caso, esa persona tomaría como ejemplo a esa persona que admira para seguir sus pasos e intentar lograr así lo que tiene la persona que admira.
¿Qué pasa por la cabeza del cerebro del envidioso?
La envidia está considerada en la religión como un pecado capital, debido a que el cerebro del envidioso puede ser una zona oscura que puede llevar a esa persona a actuar de formas impensables. El envidioso, en realidad, no siempre quiere lo que tú tienes. En ocasiones, él sería feliz por el simple hecho de que tú perdieras lo que tienes. Con eso se conforma.
Si en tu círculo tienes a una persona envidiosa, recuerda que tu dolor será su felicidad. Tus fracasos serán el oxígeno que él necesita, y en algunos casos, la misión del envidioso es colaborar en lo que pueda para hacer que pierdas aquello que tienes.
Es por eso que una persona envidiosa no vacilará a la hora de hablar mal de ti si con ello cree que te perjudica de cara a otra persona.
Asimismo, tu felicidad será su dolor. Tus éxitos serán cuchillas que le van cortando. Puñaladas por el simple hecho de que te vaya bien.
Problemas de enfoque en el cerebro del envidioso.
El principal problema de una persona envidiosa (además de un sistema de creencias y valores defectuosos) es que la persona envidiosa no se centra en su propio progreso, sino que su foco está en compararse con todos. Y ocurre que siempre hay alguien que tiene más cosas que él, más éxito que él, más felicidad que él. Por lo tanto, la persona envidiosa está predestinada a vivir una vida llena de angustia, dolor e infelicidad.
Por definición, ésto le convierte en una de las personas tóxicas que puedes tener en tu círculo.
¿Cómo dejar de tener envidia?
Rara vez una persona envidiosa suele acudir a tratamiento psicológico. Es posible que más adelante desarrolle otros problemas o recurra a tratamiento, pero por otros motivos que han sido causados no solo por la envidia, sino por el sistema de creencias corrupto que dio lugar a la envidia.
Lo primero que debemos enseñarle a una persona es a no centrarse en los demás, sino en su sí mismo. Es decir, centrarse y compararse únicamente consigo mismo, en su propio progreso.
Esta persona debe revisar su sistema de creencias y su escala de valores. Es complicado enseñarle a una persona a apreciar el bienestar de los demás, a alegrarse por los éxitos ajenos, a visualizar a las personas como ejemplos a seguir y no como enemigos.
Una persona envidiosa debe reconocer en primer lugar que lo que padece en primer lugar es de baja autoestima, y por ese motivo en lugar de perseguir lo que quiere, se conforma con criticar a quien lo posee.
En última instancia, la envidia es admiración mal gestionada, pero su baja autoestima provoca que admire a más personas que otras personas. Tiene más ídolos que cualquier otra persona, pero sus ídolos, en lugar de provocar inspiración en su cerebro, le provocan dolor.