Napoleón Bonaparte creó un imperio que se extendía por toda Europa a partir de 1804 a 1814. Antes de su exilio, su retorno, y luego su derrota final en 1815, Napoleón era un general brillante que entendía la dinámica de liderar un grupo grande para conseguir la victoria.
Napoleón decía que el espíritu de lucha de sus tropas era crucial en el resultado de la batalla. Con soldados motivados podía vencer a un ejército tres veces mayor que el suyo.
Robert Greene, en su libro las 33 Estrategias de la Guerra, destaca formas específicas para conseguir la victoria con sus tropas, de algunos de los mejores generales del mundo, desde Napoleón a Alejandro Magno.
Se pueden usar estas mismas tácticas para subir la moral de tus empleados, maximizar la productividad de tu empresa y tener éxito en tu negocio luchando contra una feroz competencia.
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1. Unir a la gente en torno a una causa.
Dale a tu equipo algo por lo que luchar. Recuerda que tus empleados son parte de una empresa que compite con otras en el mercado, así que inspíralos a vencer a sus competidores.
Cuando Oliver Cromwell se hizo coronel parlamentario en la Guerra Civil Inglesa en 1643, él comenzó a reclutar soldados que eran inexpertos, pero compartían su fervor por la religión puritana.
Unidos en torno a una causa santa, cantando salmos mientras entraban en batalla, el ejército de plebeyos de Cromwell superó a la caballería previa de soldados entrenados por un amplio margen. En 1645 estos soldados ganaron la batalla y pusieron fin a la primera etapa de la guerra.
Napoleón fue nombrado comandante de las fuerzas francesas en abril de 1796, y no fue bien recibido por sus tropas. Lo encontraron demasiado pequeño, demasiado joven y demasiado inexperto para ser un líder, y ya estaban perdiendo la esperanza en la lucha por los ideales de la Revolución Francesa.
Después de unas cuantas semanas sin poder motivarlos, Napoleón decidió pasar a la acción. El los llevó a una batalla que sabía que podía ganar con facilidad, y se dirigió hacia la parte delantera de sus hombres. Les dio un conmovedor discurso y luego les impulsó hacia adelante para conseguir una victoria relativamente fácil. Después de ese día, Napoleón tenía toda la atención de sus hombres.
Aníbal entretenía a sus hombres con batallas de gladiadores y bromas, consiguiendo que todos sus soldados acabaran riendo.
Sus hombres estaban aterrorizados. El general, sin embargo, también demostró tener un lado compasivo, compartiendo alimentos y suministros a partes iguales con sus tropas y cuidando de los heridos.
Sus hombres vieron que iba a premiar a los que le seguían y a castigar a los que no lo hicieran. Así todos unidos derrotaron a los ejércitos de Jin y Yan.
A finales del mes de febrero de 1778, 2500 de sus soldados habían muerto. Los que sobrevivieron, sin embargo, consideraron que se demostraron a sí mismos que nada podría impedirles ganar la guerra contra los británicos.
En mayo, las tropas celebraron el anuncio de la alianza fundamental con los franceses y empujaron hacia adelante más decididos que nunca.