¿Cómo ser feliz cuando todo parece ir mal?
A menudo todos hemos pensado en algún momento sobre esos acontecimientos que en caso de darse, nos harían muy felices, como puede ser encontrar un trabajo (si estás en desempleo), un aumento de sueldo, ganar un premio de la lotería… de la misma forma que hemos pensado en esos acontecimientos que podrían traer tristeza a nuestra vida: la pérdida del trabajo, un accidente grave, una ruptura con nuestra pareja, etcétera.
Si en estos momentos os dijera que un evento devastador en nuestra vida como puede ser el quedarnos en silla de ruedas, y otro evento muy positivo, como puede ser el que nos toque la lotería, al cabo de un año, ambos eventos nos proporcionarían exactamente la misma felicidad a una gran mayoría de nosotros, supongo que pensaríais que me he vuelto loco sólo por mencionarlo.
Falsas creencias.
La mayoría de la gente piensa que una persona que tras un accidente se haya quedado en silla de ruedas ya no podría disfrutar de la felicidad de la misma forma. Pero eso no es del todo cierto. Por esa regla de tres, si tú no estás en silla de ruedas, no tendrías motivos para no ser feliz. Pero el caso es que la mayoría de la gente tiene cantidad de motivos para no ser feliz.
El psicólogo de la Universidad de Harvard, Daniel Gilbert, autor del best seller «Stumbling on Happiness (Tropezar con la Felicidad), analiza muchas de las formas en que podemos calcular mal cómo las situaciones y eventos no esperados nos pueden hacer felices o muy tristes, y como es de esperar, resuelve muchas cuestiones que explican por qué personas que tienen todo para ser felices, no logran alcanzar la felicidad, mientras que ves personas que careciendo incluso de lo básico, un evento poco importante para la mayoría, les convertiría en las personas más felices.
¿Cuándo fue la última vez que diste gracias por poder desayunar? ¿Cuándo fue la última vez que apreciaste el sonido del agua caliente mientras te duchabas? ¿Y la última vez que agradeciste el poder decidir lo que quieres hacer con tu vida aunque luego decidas no hacer nada?
Puede parecer demasiado extremo, pero lo cierto es que le alegrarías la vida a millones de personas en todo el mundo, si les dijeras que a partir de ahora, al menos podrían desayunar 3 veces a la semana y darse una ducha de agua caliente 1 vez al mes. De hecho, millones de personas serían felices por el simple hecho de poder beber un vaso de agua potable a la semana.
Pero fuera de esto, Gilbert nos revela algunas ideas contrarias a la intuición acerca de lo que en realidad nos hace felices y lo que no.
El sesgo del impacto.
Imagina que un seísmo destruye tu casa o que tienes un accidente grave que te deja paralítico de cintura para abajo. Cuando Gilbert preguntó por estos eventos, todos coincidieron en lo devastador que sería para ellos. Algunas personas incluso dijeron que preferían morir antes de no caminar de nuevo.
Pero tanto Gilbert como un famoso estudio publicado por los investigadores de la Universidad de Northwestern en 1978, descubrió que los niveles de felicidad de los parapléjicos y los ganadores de un premio millonario de lotería eran exactamente los mismos al año siguiente del evento. Sí, has leído bien. Una persona pierde la movilidad de sus piernas, mientras otra cumple su sueño de ganar la lotería, y al cabo de un año, ambos son igual de felices.
Tendemos a sobrestimar el impacto que los eventos tienen en nuestras vidas. Eventos extremos positivos y negativos pueden dañarnos emocionalmente o hacernos muy felices en el corto plazo, pero lo cierto es que en el largo plazo no tienen tanto impacto como pensamos que tendrían, según numerosas investigaciones.
(Ver: 16 cosas que debes saber sobre la vida, el dinero y la felicidad)
¿Es una cuestión de regresión a la media?
Lo cierto es que una persona que queda en silla de ruedas tras un accidente, queda tan destrozado emocionalmente, que ya únicamente puede ir a mejor, y el denominado por Gilbert como «sistema inmune psicológico» comenzará a generar defensas para ayudarte a superar la situación y centrarte no en todo lo que no vas a poder hacer, sino en aquello que sí podrás seguir haciendo a pesar de tu nueva situación.
Por el contrario, la persona que recibe un premio millonario de lotería, ya ha tenido el «evento madre» de nuestra sociedad, la cual se basa en el dinero. Visto de esta forma, ya ha alcanzado la cima de la felicidad, y por tanto, esa persona, ya sólo podrá empeorar tras su sobrestimada alegría inicial.
Es cuestión de enfoque.
El problema es que el ganador de la lotería se olvida del otro 99% de la vida que nada tiene que ver con el dinero, pues esa persona, a pesar de tener ahora dinero, seguirá sintiéndose mal por la mañana cuando no es capaz de dormir lo suficiente.
Seguirá tragándose atascos en el coche cuando vaya al centro, deberá seguir haciendo ejercicio si quiere mantenerse en forma, además de otros eventos negativos nuevos, como puede ser el hecho de ser más desconfiado, el tener que tomar medidas de precaución al ser un nuevo rico, y el estar constantemente preocupado de que alguien pudiera hacerle daño a los suyos por hacerse con parte de su dinero. Y el dinero tampoco impedirá que un ser querido muera por enfermedad.
Si antes dedicaba horas a la lectura para aprender nuevas habilidades, quizás ahora considere que ya no necesita aprender. Tiene tantas ganas de hacer cosas nuevas que verá una pérdida de tiempo hacer lo mismo que estaba haciendo antes de ser rico. Por eso, a menudo, los nuevos ricos acaban peor de lo que estaban.
Mientras tanto, la persona que ha quedado paralítica de cintura para abajo, podrá seguir disfrutando de muchas cosas que antes disfrutaba. Dijo hace tiempo un filósofo griego que «ser cojo es un impedimento para la pierna, pero no para tu voluntad».
Esta persona podrá seguir viendo sus series favoritas de televisión, hablar con los amigos, leer un buen libro, y comer pizza.
Gilbert «sentencia» que existe un gran espacio para la felicidad en una vida que puede parecer indeseable para nuestra imaginación actual, de la misma forma que hay mucho espacio para la tristeza tras un evento de gran felicidad en el corto plazo.
Y ahora aprendamos la lección.
Está claro que me he quedado con los ejemplos más extremos, como puede ser un traumático accidente, pero, aquello que busques es lo que encontrarás.
En ocasiones, cuando he visto a una persona en silla de ruedas diciendo que aquello le cambió la vida, y no para mal, sino que ahora ha aprendido a amar la vida, no falta la persona que dice que esas palabras son la resignación de una persona que no puede hacer nada por cambiar su situación.
Pero..¿por qué llamarlo resignación en lugar de asimilación? Esa persona sigue la regla más básica de la felicidad, que es no centrarte en lo negativo y apreciar lo positivo; no centrarte en lo que has perdido y que no vas a poder recuperar, sino en aquello que vas a poder seguir haciendo.
Es decir: centrarte en la solución de los problemas que tienen una solución, y dejar ir los problemas que no tienen solución.
Y de eso podemos aprender las personas que tenemos dos brazos y dos piernas, y aún así, en ocasiones nos torturamos a nosotros mismos con todo tipo de problemas que en ocasiones hasta nos inventamos.
Nadie dijo que la vida sería perfecta, pero si buscas en tu vida cosas negativas, las encontrarás; si buscas cosas positivas las encontrarás. Y es debido a que todos tenemos a nuestro alrededor problemas y cosas buenas. Depende de dónde te enfoques.
Como hemos dicho cientos de veces, la felicidad es un estado interno, y no depende de lo material, sino de lo que eres; la felicidad no es algo que conseguir, sino un estado de ánimo en el que habitas.
Ver: 6 cosas que el dinero no puede comprar, y no son las que estás pensando