A menudo escuchamos que vivimos actualmente en la era de la información. Tienes acceso a todo tipo de contenidos y de información, y acceso a todo tipo de aprendizaje a través de páginas webs, blogs y vídeos gratuitos. Pero decir que vivimos en la era de la información, por desgracia, no significa que vivamos en la era del conocimiento.
Dicho esto, lo cierto es que ya todos tenemos muy claros los pasos que hay que seguir para tener éxito en la vida, en los negocios, en las finanzas… Es más, todos sabemos lo que hay que hacer. Entonces…¿por qué no se hace?
Lo cierto es que si el conocimiento fuera el precursor del éxito, la mayoría de las personas tendrían éxito, pero cuando no se tiene, a pesar de tener el conocimiento necesario para tenerlo, estamos ante una falta de aplicación de los conocimientos adquiridos.
El conocimiento no es nada por sí solo. Ahora bien, el conocimiento aplicado, ya es otra cosa. Y ahí es donde entra la disciplina y la constancia.
Dicho de otra forma, hay personas que compran un buen libro de esos excelentes autores como Tony Robbins (Controle su destino) o el español Francisco Alcaide (Aprendiendo de los mejores), y cuando acaban la lectura, probablemente dicen: «brillante, excelente contenido y excelentes consejos».
Pero al igual que el que quiere perder peso y le recomiendan una guía cuyo contenido es hacer ejercicio, desechar algunos alimentos e incorporar otros, si tras leer esos consejos y saber lo que hay que hacer, nunca se llega a poner en práctica, rara vez se conseguirán resultados.
La disciplina constante.
Jim Rohn definía perfectamente la disciplina como «el conocimiento humano de la necesidad constante de una acción y un acto consciente nuestro para realizar dicha acción»
Si nuestro conocimiento y nuestra ejecución de la acción ocurren casi simultáneamente, estamos consiguiendo ser disciplinados. Si por el contrario, pasa un tiempo considerable entre el momento de tener los conocimientos y el momento de la ejecución, eso se llamaría procrastinación. Y eso es todo lo contrario de la disciplina. De hecho, es el antónimo del éxito.
El éxito no es algo que encontramos, es algo que atraemos como consecuencia de la persona en la que nos convertimos – Jim Rohn
¿Por qué es tan difícil poner en práctica los conocimientos que adquirimos?
Aunque deberíamos incluir una parte psicológica de miedo al riesgo y aversión a la pérdida, lo cierto es que suele tener más que ver con la falta de disciplina que con esos factores. Es la falta de disciplina la que nos provoca miedo a hacer cualquier cosa que se salga de nuestra zona de confort, pues ante todo, la falta de disciplina es vivir constantemente en una zona de confort muy cómoda hoy, pero que nos traerá arrepentimientos en un futuro, apareciendo las típicas expresiones: «si hubiera hecho, si hubiera sabido». Pues ya lo sabes, y puedes comenzar a hacerlo.
Es más fácil poner la televisión que sentarse a leer un libro, pero el libro abre el conocimiento que te ayudará en un futuro. La televisión…. según lo que visualices.
Es más fácil trasnochar en un bar con los amigos que acostarte temprano, y desde luego, es más fácil levantarte a las once de la mañana que levantarte a las siete para organizar el día o hacer ciertas actividades.
El problema es que lo fácil no genera recompensas. Como se suele decir, «el éxito depende de la cantidad de cosas incómodas que estás dispuesto a hacer, y que poca gente está dispuesta a hacerlas».
Hazlo ahora. No mañana ni el lunes que viene. Comienza a hacer ahora aquello que quieras hacer con los medios que tengas a tu alcance. Y hazlo lo mejor que sepas hacerlo.
(Ver: 5 claves para ser excelente en todo aquello que te propongas)
Pero la disciplina debe ser algo un hábito de tiempo completo. De nada sirve ser disciplinado sólo esta semana. Y ahí es donde entraría la constancia en la disciplina. Sin constancia, no hay resultados.
Y hay que ser disciplinados tanto en las cosas pequeñas como en las grandes cosas, es decir, la disciplina necesaria para hacer la cama cada mañana es la misma que se requiere para tener éxito en los negocios.
La disciplina necesaria para ser ordenado en casa, es la misma que se requiere para ser ordenado en el trabajo. Quien es desordenado en su vida personal, lo es en su vida profesional. Quien tiene un carácter irritable con su familia, lo tiene con personas externas.
La disciplina es necesaria para cambiar malos hábitos o para incluir un nuevo hábito. Es necesaria para cambiar nuestra forma de pensar. Es necesaria para aprender cualquier nueva habilidad, y es necesaria para tener éxito en el mundo laboral o en los negocios.
Y podemos inculcársela a los niños desde que son pequeños. Por eso siempre le aconsejo a los padres que olviden mensajes del tipo «lo importante es participar» o «no merece la pena acabar eso, porque es muy difícil». No es cierto.
En la vida adulta, lo importante no es participar. Es ganar. Nadie va a una entrevista de trabajo a participar. Esa persona quiere ser contratada. Nadie se sienta en una mesa de negociación pensando que lo importante es participar. Quieren ganar en la negociación. Ahora bien, hay que ser disciplinados también para no venirnos abajo cuando llegan las dificultades. Si no eres contratado, sigue buscando empleo. Si no has conseguido ganar la negociación, saca lecciones y continúa.
Cuando dos personas o equipos compiten, ¿quién escucha «no pasa nada, lo importante es participar»? El que pierde. El que gana escucha «enhorabuena».
Tanto niños como adultos deben aprender a terminar aquello que comienzan. Eso es disciplina. Si un niño hoy deja un puzzle a medias porque no es capaz de hacerlo, mañana dejará a medias un libro, y a los pocos años, se estará rindiendo ante cualquier dificultad que le aparezca en la vida. Eso es lo que les ocurre a muchos adultos.
Dicho de otra forma, la falta de disciplina en las pequeñas cosas de la vida, puede cobrarse un alto precio en las cosas más grandes e importantes.
Y la disciplina, en última instancia, es seguir una metodología. Cuando se dice que un inversor es disciplinado, lo es porque no va a dejarse llevar por las fluctuaciones de los mercados. No va a entrar en pánico, y va a hacer lo correcto. Seguir con su método.
Disciplina es hacer constantemente pequeñas cosas, y hacerlas de la mejor forma posible, de forma que, sin enfocarnos en el resultado, llegará un momento en que la suma de nuestras pequeñas acciones acabarán dando un resultado.
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