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Ian Horsley: el hombre que creó un algoritmo para identificar terroristas antes de que actuasen.

La buena noticia es que no hay muchos terroristas en occidente. La mala es que al no haber muchos, cuesta más trabajo dar con ellos, y más aún desde que han cambiado su modus operandi en el que muchos de ellos no tienen que viajar a nuestro país, porque ya han nacido aquí. El siguiente y más grave problema, es la dificultad de dar con ellos antes de que cometan un atentado.

Y es cuando entra en escena un hombre que se hace llamar Ian Horsley. Teniendo en cuenta la delicadeza de su trabajo, ese nombre es un seudónimo.
De él hablaba Stephen J. Dubner en su famoso libro SuperFreakonomics, en un capítulo llamado «Por qué los terroristas deberían contratar un seguro de vida», y que aun sonando a humor, estos economistas hablan bastante en serio.
Horsley comenzó a trabajar de cajero en un banco, y fue ocupando en el banco los puestos que iban quedando libres. Según los autores, puestos sin importancia. Pero cuando ocupó el puesto de programador informático, sí le resultó algo más interesante, llegando a aprender los entresijos de la base de datos sobre la que funciona el banco.
Gracias a su interés y rápido aprendizaje, no tardó en encargarse de la detección de fraudes entre los empleados del banco, y más adelante, a la detección de fraudes de los clientes del propio banco, por lo que Horsley estudió a fondo las costumbres y comportamientos de los estafadores, llegando a encasillar a los hombres de África Occidental con el lavado  de cheques, y a los de Europa del Este con el robo a sucursales.
¿Significa que si eres del occidente de África te dedicas a lavar cheques? Es evidente que no, y por tanto, ser de África occidental, únicamente era un dato que se iba a sumar a otros datos, lo que daría lugar a un algoritmo que identificaría los potenciales «lavadores de cheques», y ser de África Occidental, te daría más puntos de sospecha (así funcionan los algoritmos).
Puesto que los estafadores mejoraban sus tácticas a medida que el equipo anti-fraude de Horsley también las mejoraba, éste comenzó a pensar como los estafadores, y sus algoritmos fueron siendo cada vez más… estrictos.
Tras los atentados islámicos de Londres del 7 de Julio de 2005, en los que murieron 52 personas, Horsley reconoce que se quedó echo polvo, pues pensó que esos algoritmos podrían haber servido para detectar terroristas antes de que actuaran.
¿En qué se diferencian los terroristas de los clientes habituales de un banco?
Para generar un algoritmo efectivo, primero se deben buscar patrones de comportamiento, por lo que a «toro pasado», Horsley echó mano del historial bancario de los 19 terroristas que cometieron el atentado de las Torres Gemelas el 11 de Septiembre de 2001.
Y encontraron algunos rasgos de comportamiento que les distinguían de los clientes habituales, como eran:
  • Escoger una sucursal de un banco muy conocido en una sucursal muy grande con dinero en metálico (una cantidad media de 4.000 dólares).
  • Solían usar como dirección un apartado de correos.
  • Enviaban y recibían transferencias a y desde otros países, pero siempre eran transferencia por debajo del límite que suele disparar las alarmas de los bancos.
  • Sus cuentas bancarias no reflejaban  gastos de la vida normal como alquileres, servicios, letras de coche o seguros.
  • No existía una regularidad mensual en la frecuencia de ingresos y retiradas de dinero.
  • No utilizaban cuentas de ahorros ni cajas de seguridad.
El problema es que el perfil de estos 19 terroristas que viajaron a Estados Unidos con la idea de prepararse para cometer los atentados, no tiene por qué parecerse mucho a un terrorista que ha nacido y/o estudiado en Estados Unidos o Europa.
Y si esos datos fueran los únicos para elaborar un perfil, está claro que probablemente se deberían investigar a cientos de miles de personas. 
Si al algoritmo se le añade lo que el equipo de Horsley aprendió también de los terroristas de Londres, cada vez se iban descartando más inocentes, aunque el número de sospechosos, aún seguía siendo demasiado alto, teniendo en cuenta que algunos de los datos que identifican a terroristas son tan básicos como:
  • Altísima probabilidad de ser hombre.
  • Nombre musulmán (y si el apellido es musulmán, más alta probabilidad)
  • Edad media comprendida entre 26 y 35 años.
  • Tener un teléfono móvil.
  • Ser estudiante.
  • Vivir de alquiler y no en casa propia.
Lo que es menos probable para un potencial terrorista.
Si bien se deben introducir variables de lo que es mucho o poco probable, también se deben introducir variables de lo que es bastante poco probable, y entre ellas, se encuentran:
  • Tener una cuenta de ahorros.
  • Retirar dinero de un cajero los viernes por la tarde.
  • Contratar un seguro de vida.
Lo de la cuenta de ahorros está claro, y es que no piensan demasiado en su futura jubilación. Lo de no retirar dinero de un cajero los viernes por la tarde, es debido a que supuestamente es la oración obligatoria  para un musulmán. Y lo del seguro de vida es debido a que ellos saben que las compañías de seguros no los pagan en caso de suicidio (y dentro del suicidio entra la inmolación, al no considerarse un trabajo).
Aunque parezcan datos básicos, estas variables contribuyeron a destilar considerablemente la base de datos del banco para fichar a un grupo muy reducido de potenciales terroristas.
Y finalmente, consiguieron crear la variable X, que como es evidente, es una variable secreta. Pero Horsley sí que cuenta que es un parámetro de conducta, y no de demografía.
Finalmente, partiendo de la base de datos con millones de clientes, el equipo de Horsley entregó a las autoridades británicas una lista con 30 nombres de potenciales sospechosos, de los que al menos 5 de ellos están implicados en actividades terroristas.
En muchas profesiones y oficios, la efectividad se mide por el buen resultado final, aunque en el caso del trabajo que realiza Horsley, el resultado sólo se puede medir por los atentados que nunca ocurrirán.

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Gracias a la experiencia y el trabajo de este hombre, estoy seguro de que el mundo occidental ha sido un lugar algo más tranquilo de lo que podría haber sido, aunque aún nos falta mucho por hacer, como ha quedado evidenciado con los recientes ataques a París.


Los datos para la realización de este artículo han sido extraídos del libro SuperFreakonomics, con libre interpretación y adaptación de Negocios1000.com.

Ver: Por qué debemos hacer caso a nuestra intuición

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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