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Las cosas pequeñas, si no se corrigen, se convierten en grandes cosas.

Tanto para lo positivo como para lo negativo, las pequeñas cosas pueden provocar grandes resultados (positivos o negativos).

En finanzas, los pequeños gastos, o «gastos hormiga», pueden arruinar tu futuro financiero. Y es que como alguien dijo una vez, «una pequeña fuga puede hundir un gran barco».

En tu vida, la suma de pequeñas cosas o acciones, consistentemente repetidas, pueden otorgarte un gran éxito, pues «somos lo que repetidamente hacemos (Arsitóteles)».

Pero a la hora de hablar de fracasos, las pequeñas cosas también pueden provocar grandes tragedias.

Por ejemplo, en 1979, un avión de pasajeros con 257 personas a bordo, salió de Nueva Zelanda hacia la Antártida en un viaje turístico.

A pesar de que las turbulencias y otros problemas de vuelo (que rara vez conocen los usuarios de aviones) suelen estar presentes en el 80% de los vuelos, la mayoría de los vuelos llegan a su destino, siendo el medio de transporte más seguro hoy día.

El por qué llegan casi todos los aviones a su destino, ocurre por el control del tráfico aéreo, los sistemas innovadores de navegación de los aviones y porque los pilotos están en constante corrección  ante los posibles problemas que se presentan. Si los pilotos no hicieran estas correcciones con regularidad, las catástrofes podrían ser mucho más habituales.

Pero en el vuelo del que hablamos arriba, el Air New Zealand 901, los pilotos no eran conscientes de que alguien había alterado las coordenadas de vuelo en unos míseros dos grados. Al acercarse a la Antártida, los pilotos descendieron para que los pasajeros pudieran observar la belleza del paisaje, pero las coordenadas incorrectas les habían dirigido hacia la trayectoria de un volcán , el Monte Erebus.

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Los pilotos pensaron que estaban volando sobre tierra plana, ya que la nieve del volcán se mezclaba con las nubes, y cuando el sistema advirtió de peligro, intentaron corregir rápidamente la trayectoria y subir el nivel de altura, pero ya fue demasiado tarde, y los 257 pasajeros murieron.

Sólo un error de 2 grados provocó una enorme tragedia, porque esos 2 grados, son un pequeño error, que de no corregirlo a tiempo, se convierte en un resultado catastrófico.

En este caso usamos el vuelo Air New Zealand 901 como una analogía de nuestra vida, pues ciertos aspectos de nuestra vida pueden tener unas coordenadas incorrectas aparentemente inofensivas, pero que pueden crear unas poderosas ondas que acabarían derivando en unas catastróficas consecuencias para nuestro futuro.

Somos los pilotos de nuestra propia vida, y al igual que los aviones, tendremos vuelos tranquilos y otros con turbulencias.

Ningún piloto llegará a su destino si no tiene un plan de vuelo. Ningún piloto llegará a su destino si no está constantemente ajustando las coordenadas ante los imprevistos.

¿Cómo estás pilotando tu vida?

¿Cuál es tu plan de vuelo?

¿Estás seguro de que tus coordenadas están bien puestas o crees que sería necesario corregirlas para llegar a tu destino?

la falta o error de coordenadas es lo que nos puede llevar a lo que Tony Robbins denomina las cataratas de la vida. Y es que muchas personas no son conscientes de que de se han dejado arrastrar por la corriente hasta que no ven que se encuentran dirección a una catarata cuya caída puede ser abismal.

¿Cómo sabes si tu «avión» lleva el rumbo correcto? Muchas personas dedican la mayor parte de su tiempo a asuntos que requieren una solución que arreglará un problema inmediato, pero la falta de coordenadas hace que descuiden el viaje de largo plazo, que suele incluir el dejar tiempo para organizar tu vida en torno al aprendizaje, las relaciones, la salud y la lucha por tus metas personales.

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Si crees que conforme pasan los años, estás más alejado de tus metas, es momento de cambiar las coordenadas de tu vida; dar un giro a la dirección, o de lo contrario -aunque nunca suele ser demasiado tarde para cambiar tu vida- podría ser uno de esos momentos en los que nuestro avión ya tiene el volcán encima y pudiera ser demasiado tarde para remontar el vuelo. Aunque insisto en que en esta analogía, cuando hablamos de la vida, casi siempre puedes cambiar tu dirección y convertirte en esa persona que deseas ser o hacer aquellas cosas que realmente deseas hacer.

Aunque continuando con esta analogía, un piloto que sale hacia su destino, puede llegar sin problema o puede estrellarse. Un piloto que nunca sale hacia su destino, no se estrellará, pero nunca llegará a su destino.

Acabo con un proverbio chino: «el mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años. El segundo mejor momento es ahora».

Ver: La vida es un juego. Y así es como se juega.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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