La sociedad está siempre en una profunda transformación. Los modelos de negocio que triunfaban hace años han dejado paso a nuevas empresas que han sabido aprovechar los grandes desarrollos alcanzados, especialmente los tecnológicos. No sólo se ha producido una mayor adaptación a las personas, que al fin y al cabo son los principales causantes del éxito o del fracaso, sino que además ya no se opera de la misma manera en los ámbitos internos de la compañía.
Emprender no es sencillo, y ser un líder mucho menos. Ciertos estigmas pasados ya no son válidos y muchos necesitan renovarse. No es sólo una cuestión de autoridad o experiencia, también se trata de un proceso de aprendizaje. Un conocimiento en si mismo pero también a través de los demás, sean compañeros trabajadores o los propios clientes.
Los líderes actuales presentan las siguientes características. Sin ellas no habrían alcanzado la posición que tienen.
Imagen: Alejandro García |
1. Igualdad ante todos
Las personas que ayudan a hacer crecer el negocio son los pilares que hay que sostener y nunca deben ser sobrepasados. No importa si es un inversor, un trabajador de bajo rango o un cliente que acaba de llegar. Todos tienen la misma importancia. Es una filosofía que se aplica al resto de ámbitos de la vida, especialmente los personales, donde las relaciones de amistad o de familia son tan importantes para el crecimiento y desarrollo. Lo mismo ocurre en los negocios.
Los seres humanos deben estar por encima del capital. No importa ganar mucho dinero si esos vínculos están completamente rotos. Nadie es más valioso que otro, la aportación que hacen llevan al éxito.
2. Humildad
Una característica que tiene una relación importante con el primer punto. Ni el propio líder debe ser algo más, hay que renunciar al totalitarismo y delegar responsabilidades. Además es fundamental crear un espíritu de trabajo donde todos se sientan agradables y satisfechos, creando una mayor inspiración y motivación.
Ser humilde implica también implicarse en los proyectos, ser uno más. Evitar el levantamiento de barreras y estar siempre ahí para cualquier tipo de duda o problema, sea personal o laboral. El propio líder tiene que ser un ejemplo para los demás, de esa forma lo respetarán más y seguirán sus pasos.
3. Compromiso
Es un punto que nunca debe olvidarse. Cuando se dice una cosa hay que cumplir la palabra. No dejarlo pasar o intentar engañar a los demás con falsas esperanzas. Es un reflejo también de la convicción empresarial, ya que un trabajador pierde el interés cuando ve que su líder cambia de opinión cada 5 minutos o no cumple lo que ha dicho.
Los líderes pueden equivocarse, no son perfectos, pero cuando establecen una idea la llevan hasta el final pues están convencidos en los que piensan en ese momento. Tienen en mente cumplir los objetivos y creen fuertemente en alcanzarlos.
4. Tener un objetivo claro
En general las personas no siguen lo que hace el líder sino el porqué lo hace. Por eso este tipo de gestores tienen las ideas y metas siempre desarrolladas y muy claras. Igual que lo mencionado en el punto anterior no puede desviarse de ese camino cada dos por tres, mostrando dudas o desconfianza en si mismo y los demás. La visión debe estar completamente clara para que los demás miembros vean el espíritu que se requiere para llegar hasta el final.
A la hora de gestionar la forma en que se logrará lo propuesto hay que estudiar completamente todos los factores implicados en el mismo. Lo que se necesita y la manera de hacerlo. Y estar preparado por si surge algún tipo de inconveniente inesperado.
5. Curiosidad
Una característica clave pues permite seguir evolucionando como persona y no quedarse estancado en un perfil. El no tener inquietudes al final conlleva una situación de confort, de rutina que limita al líder y que a la larga repercute en si mismo y en su equipo. Tener un aprendizaje e innovación constante llevan a alcanzar cotas que no se podían previamente. Incluso se pueden crear nuevas habilidades gracias a la dedicación y el esfuerzo una vez se ha mostrado el interés en ellas.
Ser curioso también implica tener una mentalidad abierta y no vivir cerrado en sus propios ideales. Esto conlleva a la escuchar de mejores consejos y saber aceptar las opiniones de los demás, pudiendo aplicarlas para si mismo. De la misma forma se puede copiar habilidades que están presentes en los demás y que les hacen ser mejores personas. Quedarse con lo bueno de cada uno de ellos.
6. Saber escuchar
Un líder de éxito tiene siempre claro que debe estar rodeado del mejor equipo posible, pero también sabe en todo momento que tiene que escucharlos. Y esto implica enfrentarse a cosas que no pueden gustarle, como una negativa a una propuesta o una idea totalmente opuesta a la planteada. El decir si a todo se terminó hace tiempo. Y no es algo malo, escuchar permite mejorar, ver otros enfoques a una estrategia y apoyarse en personas con otras cualidades.
Saber escuchar también significa ser empático. No es una cuestión de poner buena cara y hacer como que interesan los problemas. Hay que ponerse en la situación de los demás y ayudar en lo máximo que se pueda.
7. Aprender de forma profunda
Ha quedado claro anteriormente que los líderes de éxito buscan nuevo conocimiento y aprenden las mejores cualidades de otras personas para enriquecerse laboral y personalmente. Pero este tipo de aprendizaje ha de ser profundo, es decir, algo que les reconforte emocionalmente y que les valga para toda la vida.
De nada sirve hacer un cursillo con cuatro puntos que no aportan nada o que se olvidan al cabo de un par de semanas. Ese enriquecimiento debe dar valor, un forma de actuar mejor en todo tipo de situaciones, conocer mejor el mundo que les rodea así como los seres humanos que lo forman. Es algo que supone un gran esfuerzo, pero el resultado merece la pena, no hay que quedarse sólo con lo superfluo.
8. No temen el fracaso
El éxito no llega de la noche a la mañana por mucho que algunos se empeñen en decirlo. Es cierto que hay algún caso, pero el porcentaje es ínfimo, son casos excepcionales. La mayoría de líderes tuvieron que conocer el fracaso antes de triunfar, pero conocerlo no implica que lo temiesen. Lo afrontaron, pues está en sus características, les da igual si llega, ellos van a seguir hacia delante con sus ideas y objetivos.
Además, fracasar invita a aprender, conocer qué es lo que se ha realizado mal y volver a intentarlo de una forma mejor. De los propios fallos se aprende y un líder se convierte en una persona mucho más preparada.