¿Por qué las personas ricas siguen trabajando si podrían vivir el resto de su vida sin hacer nada? ¿Cómo lo hacen para seguir motivadas cuando ya han logrado su objetivo en la vida?
Estas preguntas son muy frecuentes. El problema es que son confusas, y están mal planteadas de base. De hecho, tiene su ironía el simple hecho de formular esta pregunta.
Te sientas en casa a ver la televisión o lees algún artículo que hable sobre Bill Gates, Tony Robbins o Warren Buffett, los cuales siguen estando activos profesionalmente durante jornadas de más de 12 horas, siguen dedicando la mayor parte de su tiempo a la lectura, a las reuniones de negocios, a la gestión de sus empresas, etc…
Cuando ves a un «viejo» de 85 años como Warren Buffett trabajando como un loco a pesar de tener 60.000 millones de dólares de patrimonio, lo primero que a mucha gente se le viene a la cabeza es que debe ser un loco codicioso que no sabe que no se podrá llevar el dinero a la tumba.
Luego vemos al típico vago fiestero con las ideas muy claras acerca de lo que haría si él fuera millonario, pero el pobre idiota no sabe que él es la última persona en la tierra capaz de hacerse rico.
Y si en algún momento tuviera la suerte de que le tocara la lotería, su tipo de vida sería emborracharse con sus amigos, fumar marihuana y estar todo el día de fiesta, pues ya habría cumplido su objetivo en la vida. Llegado ese improbable caso, él estaría convencido de que ya habría hecho sus sueños realidad.
Claro que la historia nos dice que este tipo de perfil suele quemar el dinero y acabar mucho peor que antes de que le tocara la lotería, aplicándose el dicho de que «un tonto y su dinero no están mucho tiempo juntos». ¿No me crees? ver: 10 personas que ganaron la lotería y lo perdieron todo, acabando peor de cómo estaban antes.
En el otro lado tenemos al empresario de éxito. Le encanta hacer negocios, tomar nuevos retos, crear valor para la sociedad, crear puestos de trabajo, buscar soluciones a problemas, crear productos. Esa es su afición, y la entrada de dinero por toneladas es solo un efecto secundario, un «daño colateral» de su pasión. Como buen profesional, le gusta lo que hace, y por eso es bueno en lo que hace. Y tiene que estar ocupado, pues necesita divertirse, necesita jugar, desea seguir compitiendo durante mucho tiempo.
«Si haces aquello que te gusta, no trabajarás ni un sólo día de tu vida»
Piénsalo de esta forma. ¿Si una persona tiene un talento que le apasiona, por qué iba a dejar de seguir haciéndolo aunque ese talento le haya reportado mucho dinero? Si eres buen cantante, ¿te retiras después de sacar un buen disco? Si eres un gran pintor, ¿lo dejas después de pintar una excelente obra? El dinero ganado es solo el efecto secundario de su hobby.
Entonces, si eres un excelente empresario, ¿lo dejas después de tener éxito? La respuesta es que rara vez lo hacen, porque hace tiempo que ellos ya no se mueven por el dinero. Tienen un propósito que va más allá de eso.
Irónicamente, la gente perezosa, los más vagos, son los que a menudo, por su propia mentalidad, terminan trabajando muchas más horas en trabajos de mierda durante muchos más años, mientras miran con recelo a esos viejos millonarios que a pesar de sus miles de millones siguen trabajando.
Todo lo que tienes que hacer es fijar tu percepción de la vida. Si tu único propósito es divertirte (ese concepto que tú llamas diversión), el hecho de que tu meta sea tener una libertad financiera o riqueza consistente, es simplemente un sueño poco realista.
La falta de propósitos en la vida, la falta de pasión, el pensar de forma egoísta ante el mundo, te convierte en el perfil de persona que rara vez cumplirá esa utopía.
¿Qué lleva a Irving Kahn, un rico inversor de 110 años a seguir siendo el primero en encender su plataforma bursátil y operar en los mercados? La respuesta no es el dinero. No lo necesita y probablemente no llegue a tocarlo después de jubilarse, si es que se jubila algún día.
Los libros de retírate joven y rico han creado un terrible error de pensamiento que mal interpretado provocarán que ni te retires joven ni te hagas rico, más que nada porque el que busca un «pelotazo rápido», se lo acaba llevando, pero en toda la cara.
Las ganas de retirarse joven y rico aumentan conforme disminuye el grado de satisfacción con nuestras vidas en general y con el trabajo en particular.
Ver: Las 4 diferencias más notables entre cómo piensan los ricos y el resto