Tanto si hablamos de propósitos de año nuevo como si hablamos de cualquier otro tipo de propósitos de cambio que se hacen a lo largo del año, las estadísticas dicen que entre un 90 y un 95 por ciento de las personas, abandonan estos propósitos.
La buena noticia es que el hecho de plantearte abandonar un hábito tóxico, añadir un hábito más productivo a tu vida o, sencillamente, cambiar algo que no te gusta en tu vida, es una señal de que en algún momento, has sido consciente de que necesitas hacer cambios en tu vida. Has sido consciente de algo no va bien, has sentido ganas de que algo vaya mejor. En otras palabras, de alguna forma has sentido ganas de prosperar.
A. Carlos González – Negocios1000 |
La mala noticia es que nos centramos en hacer que las cosas mejoren, pero también sabemos que la procrastinación o la dilación, nuestra falta de consistencia en los propósitos, el desánimo cuando el esfuerzo supera a las recompensas, hará que en algún momento sintamos ganas de abandonar el cambio, y que el deseo de progresar acabe siendo aplastado por el conformismo y asimilación de nuestra actual situación aunque no sea la situación que deseamos tener.
(Ver: 6 motivos por los que fallan nuestros propósitos de año nuevo)
Hay que partir de ciertas bases para entender cómo funciona la motivación en la vida.
No importa lo que tengas. De hecho, las cosas externas no te harán feliz de forma consistente. Es decir, puedes tener mucho dinero y eso no te garantiza felicidad, incluso puedes lograr iniciar una relación con la persona que deseas, conseguir el trabajo con el que soñabas. La realidad es que alcanzar algo deseado, únicamente te motivará durante un corto espacio de tiempo, hasta que esa motivación comience a desaparecer por sí sola.
La motivación únicamente permanece en marcha si sigues creciendo.
Y esto ocurre en todos los ámbitos. Si trabajas en una empresa y hace ya meses o años que siempre haces lo mismo, a pesar de que tienes la tranquilidad de un sueldo a final de mes y no sientes estrés, puede aparecer la monotonía y el aburrimiento, por lo que llegará un momento en que cada día será un sacrificio ir a trabajar.
Pasarás tus días laborales deseando que llegue el viernes, y trabajarás todo el año deseando que lleguen las vacaciones. Igual ocurre en las relaciones. Si la monotonía aparece, la relación comienza a dirigirse al fracaso emocional.
Por lo tanto, como suele decir Tony Robbins, la felicidad únicamente se encuentra en el progreso. Si sientes que estás progresando, tu vida tiene en todo momento un sentido. Hay un motivo por el que te levantas cada mañana. Sientes que estás creciendo personalmente. Cada día eres más de lo que eras el día anterior. Eso es felicidad. El progreso es felicidad consistente.
No hagas cambios. Progresa.
Probablemente, si en tu cabeza piensas que debes hacer cambios, digamos que los cambios se asocian con el esfuerzo y sacrificio, y por lo tanto, es más fácil que aparezca la pereza.
No te centres en cambiar, únicamente céntrate en progresar, y el cambio se producirá de forma automática. únicamente debes tomar el control del progreso.Y me explico en este punto: Hay personas que se dejan arrastrar por las corrientes de la vida, es decir, hacen lo que sus medios les permiten, trabajan donde pueden, salen con quien tienen a mano, etc… pero cuando pasan 10 ó 20 años, esas corrientes de la vida les han llevado a lo que Robbins denominaba las cataratas de la vida.
Es cuando se dan cuenta de que van directos a una catarata y es ahí cuando son conscientes de que necesitan hacer cambios, pues no les gusta hacia dónde les ha conducido la corriente. Digamos que es ahí cuando aparecen los «propósitos a contrareloj».
Ser consciente de tu progreso es elegir hacia qué parte del río quieres nadar, y desde luego no dejarse arrastrar por la corriente, porque quizás no te guste el resultado. Es querer mejorar constantemente, es decirse a uno mismo: «no me gusta la gente de mi entorno, buscaré otro entorno», «no me gusta mi situación laboral, voy a progresar profesionalmente, voy a progresar financieramente». Y todas estas palabras, cuando las convirtamos en hechos, acabarán provocando cambios en nuestra vida. Es una forma de controlar el progreso, y por tanto, es muy probable que controlemos el resultado.
(Ver: Cómo pasó Tony Robbins de una dura infancia a un imperio de 1000 millones)
Que no sea únicamente un deseo.
La mayoría de personas, cuando se ponen un propósito en mente, realmente no es un propósito, sino un deseo. Desean que algo suceda, y cuando no sucede, se desilusionan. La realidad es que la mayoría no estaban comprometidos realmente con su «deseo». No estabas realmente decidido a provocar un cambio en tu vida.
Se suele decir que una decisión real se mide por las acciones que se toman. Si deseas hacer algo, pero no has tomado ninguna acción, es porque realmente no te has decidido. Por lo tanto, únicamente sería un deseo, y los deseos, si no se toman acción, rara vez se cumplen.
(Ver: 4 decisiones que cambiarán tu vida en todos los aspectos)
Debes tener una visión clara y consciente de lo que quieres lograr.
Uno de los ejemplos que más clarifica este punto, viene de Tony Robbins, el cual dice:
Algunas personas dicen que van a perder 10 kilos de peso, van a dejar de fumar o van a dejar de comer azúcar. Cuando dicen eso, realmente no están diciendo lo que van a obtener con ello. Únicamente están diciendo lo que no van a hacer.
Tener una visión clara significa visualizar lo que quieres crear. No lo que vas a dejar de hacer, sino en lo que te quieres convertir. Y esa visión debe motivarte, pues si te motiva esa visión, te motivará cada paso del proceso de cambio y del progreso.
Cuando dices que quieres perder 10 kilos de pesos, no es emocionante ni motivador. Probablemente no te haga saltar de la cama con el entusiasmo de que vas a perder algo de peso. Hay quien habla de la fuerza de voluntad, pero la fuerza de voluntad no dura mucho tiempo. De hecho, rara vez funciona la fuerza de voluntad por sí sola.
Así que hay que buscar otro motivo que nos haga saltar de la cama y que no requiera fuerza de voluntad, y que sea una visión tan emocionante que cuando las cosas se pongan difíciles (que en algún momento del proceso siempre lo hacen) no nos demos por vencidos y continuemos en el proceso de cambio.
Y ésto es lo que se llama elevar los estándares.
No enfoques tu esfuerzo en visualizar los sacrificios que vas a hacer para perder peso. Enfoca tu visión en la persona que quieres ser, una persona atractiva, una persona que gusta a los demás, una persona sana, la persona que siempre has querido ser, y que además, está al alcance de tu mano conseguirlo, porque millones de personas antes que tú lo han logrado.
Y haz lo mismo para el área laboral, para los negocios y relaciones. No te enfoques en lo que quieres tener o lo que quieres dejar atrás. Enfócate en lo que quieres ser. El resto de cambios vienen implícitos.
Así que el proceso de cambio podríamos resumirlo en estos pasos.
- Tener una visión realmente emocionante.
- Tener razones suficientemente fuertes para seguir adelante.
- Revisarlo y sentirlo todos los días.
El sistema de activación reticular.
Una parte de nuestro cerebro usa el sistema de activación reticular (SAR) que básicamente consiste en que nuestro cerebro es capaz de concentrarse y ver aquello que para nosotros es importante. Y ojo, porque esto es tan bueno como malvado.
Es decir, si para ti lo importante es el fútbol, tenderás a rodearte de otras personas que les gusta el fútbol, escuchar y participar en conversaciones de fútbol todo el rato. Para tu cerebro, el fútbol es importante, y por lo tanto, pondrá todos los sentidos en ello. Por eso nunca se te olvida que hay un partido del Madrid-Barcelona el día tal a tal hora, pero es muy fácil que olvides otro evento o fecha.
¿Te imaginas el poder que tendrías y todo lo que podrías lograr si tu sistema de activación reticular trabajara en una meta u objetivo concreto? Probablemente serías imparable.
El SAR es el responsable de que un estudiante no sea capaz de memorizar 20 capitales de países y 10 cordilleras, pero que ese mismo estudiante haya memorizado sin esfuerzo toda la plantilla de 4 equipos de fútbol, torneos, trofeos individuales de cada jugador, etc…
Por eso, si visualizas correctamente un objetivo o meta que te genere verdadera pasión y entusiasmo y pongas todos tus esfuerzos en ello, es muy probable que tu sistema de activación reticular colabore contigo en la inminente consecución del objetivo.
(Ver: Cómo sufrir menos y controlar tus emociones, según Tony Robbins)
Cambiar el «debería…» por el «debo…»
Debería cambiar de trabajo, debería ganar más dinero, debería aprender de finanzas, debería hacer esto o aquello…
Todos hemos tenido muchos debería a lo largo de nuestra vida, pero creo que también, en un momento dado de nuestras vidas, también hemos sido conscientes de cómo hemos cambiado un debería por un debo y todo ha cambiado de forma drástica.
Nuevamente, los debería pueden llegar a sonar como deseos. De hecho, son deseos porque no solemos tomar acción para provocar el cambio. En el momento que usas el «yo debo…» es como si le dijeras a tu cerebro que ya no hay más opción y que debe centrarse en eso.
Por ejemplo, una mujer que está metida en una relación tóxica con un maltratador, en muchas ocasiones ha dicho «debería dejarle…», me merezco algo mejor, debo salir de aquí. Y probablemente cuando más claro parecía tener la situación, le han comenzado a surgir miedos, dudas, incluso se ha puesto excusas a sí misma para perdonar a esa persona.
Los «debería…» suelen tener eso, y es que te abren la mente por un momento, pero si no tomas la decisión y te centras en tu visión, puedes volver atrás y adaptarte nuevamente.
Cuando esta mujer, un día dice «Yo debo…», acaba de decir «ya basta», «ni una más»… es en ese momento cuando toma una decisión y ya no hay marcha atrás pase lo que pase. De hecho, una vez que tome la decisión, no necesita fuerza de voluntad.
Ahora piensa en qué facetas de la vida llevas años diciendo «debería hacer…» cuando ya deberías estar diciendo «debo…»
Actuamos según quien creemos que somos.
Numerosos estudios han corroborado que si una persona cree que no llegara a nada, él mismo provocará ese resultado. Se ha podido observar cómo el simple hecho de cambiar la vestimenta a una persona ha provocado cambios en su actitud.
Como ya explicamos en nuestro vídeo en el que hablábamos sobre el efecto pigmalión y la indefensión aprendida, cuando le hicieron creer a los peores alumnos de una clase que eran genios con mucho potencial, y comenzaron a tratarlos como genios, en el momento que ellos se creyeron aquella «parafernalia», acabaron siendo de los mejores estudiantes de la clase.
El problema es que los adultos también nos condicionamos fácilmente. Creemos que somos personas de cierto tipo, que somos poco inteligentes, que somos personas con pocos recursos creativos, acabamos actuando según nuestros estándares preconcebidos. Por eso debemos subir nuestros estándares.
Comienza a actuar no como la persona que crees ser, sino como la persona que deseas ser, y sólo así, acabarás siendo esa persona. La teoría del finge hasta que lo consigas, es correcta. Finge que eres una persona segura y actúa como tal, y acabarás siendo una persona más segura.
Actúa como si fueras un empresario o un inversor. rodéate de estas personas, haz lo que hacen los empresarios y los inversores, y es cuestión de tiempo que seas una de estas personas.
Actuamos en función de quien creemos que somos. Todos tenemos ciertos límites, pero no tenemos tanta limitaciones como creemos que tenemos.
Únicamente con verte, puedo saber lo que haces.
Cuando vemos a un hombre o una mujer con brazos definidos y musculados, cuerpo fibrado y bajo índice de grasa corporal, no creo que nadie le pregunte: «¿Haces ejercicio?» La respuesta es obvia, pues el resultado salta a la vista. No hace ejercicio porque tenga ese cuerpo, sino que tiene ese cuerpo porque hace ejercicio.
Lo mismo ocurre cuando vemos a una persona que viene de una familia pobre y que ha conseguido cierto estatus financiero. Está claro que esa persona ha tomado ciertas decisiones en la vida que otras personas no han tomado.
Cuando ves a una persona alcoholizada y metida en las drogas, sabemos que ha tomado ciertas decisiones que le han conducido a la vida que tiene. Prácticamente nada ocurre por el azar. Somos dueños de nuestras decisiones, y por lo tanto, somos los responsables de darle forma a nuestro destino.
Si quieres ser una persona como el hombre musculado del gimnasio, deberás hacer lo mismo que hace ese hombre y pasar por todo el proceso por el que él ha pasado. Si tus decisiones es rodearte de ciertas personas que llevan un tipo de vida desastrosa, es cuestión de tiempo que tu vida acabe pareciéndose a la de esas personas.
En el momento que tengas claro que tus actos definen lo que eres, llegarás a la conclusión que lo que eres podrás cambiarlo en el momento que cambies tus actos y tomes otras decisiones distintas.
Desear algo no te hace consistente. Elevar tus estándares sí que te da esa consistencia de forma natural.
(Ver: 7 cosas que las personas más exitosas del mundo tienen en común)
En el tema económico y financiero ocurre igual.
Los estándares de la mayoría de las personas es ganar dinero para pagar las facturas y poder vivir. Si en algún momento la cosa se les tuerce y vienen desafíos económicos, acabarán superándolos o no, pero siempre con mucho esfuerzo.
Para una persona cuyos estándares son trabajar para vivir y pagar las cuentas, cualquier cambio externo (cierre de la empresa o crisis económica global) puede suponerle uno de los mayores quebraderos de cabeza. Y si por algún motivo, una persona pierde lo poco que tenía, podría entrar en un estado de depresión.
Los estándares de los empresarios de éxito son muy distintos. A ellos no les define su dinero, sino lo que son. Y esta diferencia es la que hace que si un multimillonario lo pierde todo o queda endeudado en 5000 millones de dólares (como fue el caso de Donald Trump), su preocupación es mínima.
Los empresarios multimillonarios saben que el dinero va y viene. No les define eso. Si mañana lo pierden todo, no tienen tanta preocupación como una persona pobre, porque el rico sabe que lo hizo una vez, y que volverá a hacerlo nuevamente. De hecho, ya sabe cómo se hace el dinero. únicamente debe seguir haciendo lo que mejor sabe hacer y seguir comportándose como lo que es.
Recuerda el dicho: «pueden quitarte todo lo que tienes, pero no pueden quitarte en lo que te has convertido»
Construye nuevos rituales.
La persona que tiene un cuerpo 10 tiene unos rituales distintos que la persona que tiene 80 kilos de más en su cuerpo. La persona que es libre financieramente, sin duda, ha tenido y tiene unos rituales muy diferentes a la persona que está atrapada en deudas.
Para elevar tus estándares, debes tomar acciones distintas y convertir esas acciones en hábitos diarios. Cuando el hábito se ha asentado y ya lo haces de forma natural, es cuando puedes decir que tienes un ritual. Y son los rituales que tienes los que definen lo que eres y llegarás a ser.
Por ejemplo, el ritual de drogas, alcohol y fiestas te llevarán a un lugar muy distinto que el de la persona cuyos rituales son lectura, aprendizaje y ejercicio.
El éxito y el fracaso.
Suele decir Tony Robbins que el éxito y el fracaso no son eventos gigantes, sino todo lo contrario. No sucede de la noche a la mañana ni ocurre por una simple decisión. Son el conjunto de decisiones, hábitos y ante todo, rituales que hacemos a diario. De hecho, el éxito le llega a una persona sin apenas darse cuenta, pues es un progreso constante.
Ocurren pequeños eventos a diario, como no levantarte temprano cuando suena el despertador, lo cual por sí solo no tiene importancia. Elegimos ver la tele en lugar de leer un libro. Elegimos salir de fiesta a diario en lugar de descansar. Son acciones inofensivas, pero todas ellas unidas, a lo largo de los meses y los años, llega un momento en el que echamos la vista atrás, y podemos decir que fracasamos en la vida, cuando en realidad hemos ido tomando acciones que nos conducían a un fracaso asegurado.
Por el contrario, pequeños eventos diarios como aprender nuevas habilidades, adquirir conocimientos, aprovechar los días y llevar una vida más acorde a los estándares de personas que han tenido éxito, pueden hacer que tengamos éxito en la vida o que no logremos nuestras metas, pero al menos no hemos conducido nuestra vida al fracaso. De hecho, es muy raro que una persona sienta que ha fracasado en la vida si siente que aunque haya fallado varias veces, continua prosperando.
Para terminar, recuerda esta frase: «La gente es recompensada un día en público por lo que durante años hicieron en privado» Tony Robbins.
Ver también: 14 cosas que debes evitar para no agotarte mentalmente, estresarte y sabotearte a ti mismo
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