Habremos escuchado cientos de veces que el secreto del éxito en cualquier campo se encuentra en ser constante y persistente, en no rendirse y en continuar cuando surgen las dificultades. Caerte, sacudirte y volver a levantarte con la lección aprendida. Y es cierto, precisamente la mayoría de las personas de éxito han tenido esas características.
Pero reza un dicho que no hay cosa más difícil que identificar cuándo ha llegado el momento de seguir intentándolo y cuándo ha llegado el momento de tirar la toalla. Dicho así puede sonar algo derrotista. Incluso algunos podrían pensar que eso de rendirse no va con ellos, pero ahora vamos a ver cómo el no rendirse, en ocasiones, es lo menos inteligente que puedes hacer. Y de hecho, en muchos casos, el no tirar la toalla no te conduce al éxito, sino a un doloroso fracaso que impide un éxito futuro.
¿Por qué el secreto del éxito se encuentra en rendirse?
«Los que abandonan nunca ganan, y los ganadores nunca abandonan.» Estas metáforas que se suelen aplicar al deporte, lo cierto es que en la vida y en el mundo de los negocios suelen ser algo estúpidas.
En la vida puede ser más importante lo que dejas atrás que lo que persigues conseguir. Si estás en plena lucha de un objetivo y notas que te estás dando contra la pared una y otra vez, tienes 2 opciones:
1. Seguir golpeándote hasta el hastío, hasta dejarte la salud y la integridad.
2. Dejarlo, y continuar vivo para usar esa energía en la lucha de otra guerra.
Y tranquilos que no me he vuelto pesimista. Lo vais a entender perfectamente si lo aplicamos al campo de las relaciones sentimentales.
¿Te has esforzado en alguna ocasión por hacer que tu relación funcione? Recuerda esa incertidumbre, ese cansancio, esa impotencia.
Con el tiempo conociste a otra persona con la que te esforzaste y todo iba sobre ruedas. ¿Por qué crees que funcionó esta segunda relación? Puede ser porque pusiste de tu parte, claro que sí. Pero ante todo fue porque te rendiste con esa anterior relación y pudiste seguir vivo y con ganas de volver a intentarlo.
Hay personas que más que ser persistentes y constantes, han entrado en modo de cabezonería. Y lo suyo ya no es persistencia. Es obsesión.
Es más fácil tener éxito que mantenerlo – Donald Trump (Vídeo)
En los negocios ocurre igual.
Hay personas que han tenido mucho éxito en un negocio porque supieron cuándo rendirse en una idea de negocio anterior.
Personas que han tenido éxito porque supieron reconocer que había llegado el momento de abandonar su carrera profesional, la cual no les satisfacía.
Abandonar, rendirse y dejar ir en ocasiones es lo más valiente que puedes hacer.
De hecho, los triunfadores lo son porque han sabido abandonar en muchas ocasiones.
Uno de los principales problemas que surgen en el mundo de los negocios para el pequeño emprendedor es no saber cuándo llegó la hora de tirar la toalla en ese negocio que no le lleva a ninguna parte. A pesar de tener pérdidas, cambia y cambia de estrategia una y otra vez mientras la deuda aumenta y se deja la energía en un negocio que finalmente acaba cerrando.
¿Pero cómo saber cuándo ha llegado el momento de rendirse o continuar?
Buena pregunta con difícil respuesta. Lo cierto es que no hay unas pautas generales que todo el mundo pueda aplicar para todo tipo de casos, pero a través de la lectura y las historias de éxito de muchos empresarios y no solo hablando del mundo de los negocios, llegué a la conclusión de que sí hay una forma de identificar cuándo debes tomar un camino y cuándo debes elegir otro camino. Únicamente debes responderte a esta pregunta.
¿De qué tipo es tu cansancio?
Creo que todos vamos a entenderlo perfectamente identificando los 2 tipos de cansancio que existen.
1. El cansancio productivo.
Es ese que al llegar a casa o irte a la cama te tiene agotado, pero al mismo tiempo sientes que has hecho algo productivo y no te importa volver a experimentar ese tipo de cansancio al día siguiente.
Digamos que este agotamiento es el reflejo de cansancio por un propósito. Y tu positivismo es el reflejo de que vas en la dirección correcta.
2. El cansancio vacío.
Es ese que te mantiene agotado y sin energía. Incluso hace que te cambie el carácter. Tienes ganas de acabar con ello. Tu mente se ha vuelto más negativa de la cuenta. Y es que puedes engañarte a ti mismo, pero no puedes engañar a un subconsciente que sabe que estás en una lucha que probablemente pierdas.
Está claro que en el momento que tu salud física y mental esté en juego, ha llegado el momento de rendirse, de abandonar, aunque existiera una posibilidad entre 100 de que finalmente saliera bien. Es más el riesgo de quebrar tu salud mental que la posible recompensa.
Y aquí es donde debemos ser tajantes a la hora de tomar una decisión que nos lleve al abandono.
Si tu pareja hace tiempo que te trae más problemas que alegrías, no luches. Abandona.
Si hace tiempo que ir al trabajo te supone el mismo esfuerzo que escalar el Everest, abandona en cuanto tengas oportunidad. Como decía Michael Bloomberg: «Debe ser miserable levantarte cada día para ir a hacer algo que no te gusta. Deja de hacerlo. ¿Acaso podría ser peor?»
Claro que aquí aplica también que entre no tener trabajo y tener un mal trabajo, elige tener un mal trabajo, pero ve buscando la forma de mejorar y prosperar.
Y en los negocios ocurre igual. Si ya no ves salida o si esa salida es muy lejana y estás al borde del ataque cardíaco, abandona y guarda fuerzas para otro proyecto, por más que te digan que lo intentes porque algún multimillonario se hizo rico gracias a que no abandonó y logró esquivar balas mientras le disparaban. En 999 casos de cada 1000, la bala no la esquivas.
Y ésto, aunque no lo parezca a priori, es un mensaje cargado de optimismo y positivismo, pues para tener éxito en lo que sea, debes dejar ir muchas cosas, entre ellas, las que no te llevan al éxito.