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La única diferencia entre la paz mental y el estrés es la actitud.

Tu actitud determina el grado de estrés en tu vida y el nivel de paz mental que manifiestas.

la paz mental a. carlos gonzalez

La mayoría de las decepciones en la vida se producen cuando no se cumplen ciertas expectativas que teníamos en nuestra mente. Algunos lo llaman sueños rotos. Otros simplemente decepción. La decepción aparece cuando un deseo se manifiesta como realidad, y la realidad es diferente a nuestro deseo. Eso nos causa estrés.

Esto no es apología de la psicología positiva, más bien un llamamiento a la realidad. Debemos dejar de lado lo que piensas que debería ser tu vida o lo que se supone que debería ser y comenzar a apreciarla por lo que verdaderamente es.

Y partimos de la base de que es más fácil decirlo que aplicarlo, pero también partimos de la base de que se puede aprender no solo a decirlo, sino a aplicarlo también.

paz mental vs estres a carlos gonzalez

La mayoría de nosotros hemos tenido que hacer frente a tragedias de un tipo u otro, a decepciones mayores o menores. Hemos visto desvanecerse sueños y nos hemos topado con obstáculos contra los que nos hemos topado de frente y sin posibilidad de evitar el impacto. Pero eso es la vida. Así funciona la vida. En ese mundo es en el que vivimos.

Pero seamos honestos en algo. En el 99 por ciento de los casos que denominamos decepción o tragedia, sino incluye una muerte de un ser querido o una grave enfermedad, estamos hablando de «tragedias menores», de incidentes sin importancia absoluta. Lo que ocurre que magnificamos el asunto debido al pésimo equilibrio que hacemos en nuestra mente de expectativa-realidad.

Cuando algo no sale según lo previsto, tendemos al desasosiego, al drama, a la tristeza,  al estrés y en algunos casos a la depresión. Elegimos la parte dura, que es victimizarnos por algo que es muy posible que estuviera fuera de nuestro control, y aún estando dentro de nuestro control, únicamente es un error que puede que hayamos cometido y que ha derivado en un resultado que no es el esperado, pero elegimos estresarnos en lugar de aprender de la experiencia. Nos saltamos los beneficios de la resiliencia. Y por cierto, la resiliencia se encuentra entre los hábitos que tienen las personas de éxito.

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La diferencia entre la paz y el estrés se encuentra en la actitud.

Si tienes un propósito en esta vida, si no eres una persona conformista, es muy probable que fracases y te frustres un montón de veces en diversas áreas de tu vida, incluido relaciones, trabajo, negocios, etc. Y esa es la mejor señal de que estás en el mundo real, de que estás en movimiento.

Debemos comenzar a pensar de forma diferente y no dejar que esas cosas que están fuera de nuestro control tomen el control de tus emociones. Y te guste o no te guste, lo cierto es que la gran mayoría de cosas están fuera de tu control. Tú únicamente puedes controlar unas pocas cosas en esta vida. Y es ahí donde debes concentrar tu energía.

Ver: Espero que no aprendas esta lección demasiado tarde en la vida

Es decir, puedes controlar el amor que le das a alguien, pero no puedes controlar que esa persona te dé más amor. Puedes controlar cómo te preparas para una competición, pero no puedes controlar cómo se preparan los demás. Puedes controlar el hacer algo lo mejor posible, y aún así fallar, y no puedes controlar un resultado. Pero sí puedes controlar lo que haces una vez que has caído, una vez que has fallado y una vez que te has decepcionado.

El secreto está en cómo nos fijamos en una situación que se está dando o que se ha dado, y lo que decidimos hacer al respecto. Preocuparse más de lo necesario no es una opción. Mirar el problema y encararlo con acciones sí es una opción.

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Un recordatorio para la vida

No hay certezas en esta vida. No sabemos qué ocurrirá mañana o qué nos deparará el futuro, por lo que la mejor estrategia para la vida es hacer lo mejor y más positivo que puedas hacer en este preciso momento presente, incluso cuando todo parece que se ha derrumbado. Y es que con el tiempo descubrirás que nada se ha derrumbado. Todo estaba en su lugar. Lo único que había sufrido daños era tu choque psicológico con un resultado poco deseado.

Cuando aparece la tristeza por una situación no deseada, seguimos adelante incluso cuando estés decepcionado. Especialmente cuando estés decepcionado.

Ver: 17 Pasos para sobrevivir a los peores momentos de tu vida

¿Te gustaría dentro de 20 años echar un vistazo atrás y descubrir que esos años que perdiste con decepciones estúpidas fueron una pérdida de tiempo? Decepciones tendrás probablemente muchas más, pero el tiempo que perdiste ya jamás lo recuperarás.

Tu vida hoy son un conjunto de buenos momentos, malos momentos, alegrías, tristezas, giros inesperados, caminos acertados, callejones sin salida, amores, desamores, éxitos y fracasos. Si haces la suma de todos esos momentos, eso eres tú ahora mismo. Todos esos momentos positivos y negativos te han traído donde estás hoy.

Si tras un día de lágrimas tienes la capacidad de volver a sonreír, si tienes el valor de admitir que tienes miedo pero ese miedo no te va a detener,  si tienes el valor de pedir ayuda cuando la necesites y la sabiduría para aceptar esa ayuda cuando te la ofrezcan, si tienes la inteligencia como para saber que no todo serán caminos de flores, sino que encontrarás espinas, y estás dispuesto a clavarte esas espinas, entonces tienes todo lo que necesitas para ser feliz.

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VER: 40 Lecciones de vida que necesitas escuchar aunque no quieras escucharlas.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

1 comentario

  • Excelente post, conozco pocas personas que vivan así la vida y muchas que no siguen estas ideas. Leer a los clásicos también es muy ilustrativo. Epicteto, filósofo estoico cuya lectura y práctica me ha sido de gran utilidad, citaba lo siguiente: «En cuanto a todas las cosas que existen en el mundo, unas dependen de nosotros, otras no dependen de nosotros. De nosotros dependen; nuestras opiniones, nuestros movimientos, nuestros deseos, nuestras inclinaciones, nuestras aversiones; en una palabra, todas nuestras acciones. Las cosas que no dependen de nosotros son: el cuerpo, los bienes, la reputación, la honra; en una palabra, todo lo que no es nuestra propia acción. Las cosas que dependen de nosotros son por naturaleza libres, nada puede detenerlas, ni obstaculizarlas; las que no dependen de nosotros son débiles, esclavas, dependientes, sujetas a mil obstáculos y a mil inconvenientes, y enteramente ajenas.»

    Un saludo

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