Jason Hogg trabajaba como agente de operaciones especiales del FBI en Nueva York. Cuando dejó el cuerpo, fundó desde su propia casa la compañía Revolution Money, Inc, una empresa de tarjetas de pago que acabó siendo comprada en 2010 por American Express por 300 millones de dólares. Aunque Hogg tenía una preparación universitaria relacionada con el mundo de la empresa, reconoce que las mayores lecciones de negocios las adquirió trabajando en el FBI, siempre aplicando el trabajo como agente al mundo empresarial.
Estas son las 4 lecciones de lecciones de negocios que el agente Jason Hogg pudo sacar de su paso por el FBI, y que han sido recogidas por Inc.com, donde su entrenamiento para localizar y cazar delincuentes, también le sirvió para tener un enorme éxito como empresario.
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4 Lecciones de vida y negocios de un agente del FBI.
«Una de las primeras cosas que el FBI te enseña es a ser capaz de hablar con gente de todos los niveles y clases sociales, desde directores generales de empresa hasta peligrosos delincuentes. Debes conseguir una conexión humana con ellos y nunca ser pretencioso o presuntuoso», dice Hogg.
Cuando eres empresario, también estás tratando con personas de todas las clases sociales, desde capitalistas, socios, trabajadores, bancos, clientes, proveedores… en cierto modo, tu éxito como empresario va a depender en cierta medida de tu capacidad de conectar con todo tipo de personas.
1. Es mejor ser juzgado por doce que matado por uno.
Esta cita que aparentemente está sacada de contexto si la aplicamos a los negocios, en realidad evoca el sentimiento de acción en una situación de vida o muerte. Cualquier agente del FBI, ante una situación donde su vida corre peligro, prefiere ser juzgado por un jurado de 12 personas a perder la vida en manos de una persona. La misión «no escrita» de Hogg era la de volver a casa con su familia cada noche.
Como empresario, vas a tener que tomar decisiones y luego ser juzgado por esas decisiones. Si no tomas decisiones por miedo a equivocarte o ser juzgado, en realidad te estás suicidando empresarialmente hablando. «Como empresario, el tiempo no es tu amigo».
Hay que tomar riesgos, pero no seas imprudente. «Es preferible pedir perdón por algo, antes que tener que decirle a los inversores que el trayecto empresarial ha terminado».
Con respecto a tu vida en general, todo depende de las decisiones que tomas, y no puedes bloquearte a la hora de tomar decisiones por el miedo a fallar, o por el miedo a lo que otros piensen de ti, o por ser juzgado por otras personas.
2. Sé amable con todos, pero ten un plan para acabar con ellos.
Como agente del FBI hay que colaborar con confidentes y delincuentes que te llevarán a otra persona. No tienes más remedio que colaborar, ser amable y tener un plan para conseguirlo, pero también debes tener un plan para acabar con ellos y tomar el control en caso de que te traicionen o la situación no sea como esperabas.
En los negocios se crean muchas alianzas y colaboraciones, desde acuerdos con proveedores exclusivos hasta inversores que financian nuestro inicio empresarial. No tenemos más remedio que «aparentemente» confiar y tratarles amablemente, pues les necesitamos.
Pero debes tener preparada una estrategia de salida o un plan B en caso de que rompan el acuerdo inicial o en caso de que el gigante que te prometió exclusividad en una zona ahora diga de quitarte tus clientes. Cuando se comienza en los negocios, únicamente eres un pequeño pez en un mar de peces grandes. «Siempre hay que tener un plan alternativo por si las cosas se ponen feas«.
3. Cuando tú tienes el arma, no tienes que gritar.
En el FBI te enseñan a mantener la compostura. La gente puede llegar a insultarte cuando trabajas en un caso o ambiente desagradable, pero nunca puedes perder la educación o la compostura.
Ante una discusión, cuando tienes la razón, esa es tu mejor arma, y no tienes necesidad de levantar la voz para tener más razón, sobre todo si ya sabes que la tienes.
En los negocios, tu idea o tu producto es el arma. Si presentas tu idea de negocio a un grupo de inversores o un comprador, intentarán ponerte a prueba cuestionando tu producto o sacando todas las taras posibles. No dejarán de atacarte o criticarte. En ese momento, debes mantener tu compostura. Tú tienes el arma, por lo que no tienes que gritar para defenderte o ser escuchado.
(Leer: 4 verdades sobre el arte de la negociación)
4. Rápido pero sin prisas.
Tanto si hablamos de resolver un caso como de crear una empresa, la rapidez será un punto a nuestro favor, pero las prisas no son buenas consejeras.
Hay que dar pasos sólidos y estudiados. Asegúrate de que tus decisiones nunca sean tomadas únicamente por el sentimiento de tener prisa por comenzar o prisa por acabar. En ocasiones, más vale tardar un poco más para preparar algo «comestible» que llegar muy rápido hacia algo que fracasará por la falta de estudio previo. En los negocios, no siempre se tiene una segunda oportunidad para solventar un error.