No cabe ninguna duda de que el hecho de ser inteligente es una ventaja en los negocios, aunque en tiempos de crisis, una empresa, además del coeficiente intelectual de una persona, aprecia otro tipo de cualidades muy difíciles de encontrar, sobre todo, en los mandos intermedios.
Agresividad comercial, instinto «asesino» en los negocios (sin dañar a nadie), son algunas de esas cualidades que marcan una diferencia y se pueden encontrar en los resultados y trayectoria del futuro empleado. Si bien estas dos cualidades nos revalorizan en la contratación, existe otro tipo de inteligencia que no suele reflejarse en un currículum. Hablamos de la inteligencia emocional, una cualidad difícil de ver y muy difícil de encontrar.
El motivo de valorar la inteligencia emocional es porque los profesionales que disponen de este «don», tienen una mayor probabilidad de mantener la calma bajo presión, cuando la presión está presente en el día a día de la empresa actualmente.
Tomar decisiones acertadas en una situación económica difícil para la empresa, requiere de una concentración que nos permita aparcar el estrés a un lado. Sentir empatía con las necesidades de los trabajadores que tenemos bajo nuestro mando, con nuestros proveedores y nuestros clientes. En pocas palabras:
Un líder inteligente emocionalmente, sabrá negociar con todo tipo de personas y entidades en caliente, manteniendo la cabeza fría. Es difícil encontrar una persona que sepa aparcar los problemas externos a la empresa una vez cruza la puerta hacia el interior. Por tanto, más difícil aún es tomar decisiones cuando sabes que una decisión cambiará el rumbo de la empresa para bien o para mal. Poca gente sabe tomar tales acciones en estas circunstancias sin temblarle el pulso.
Por otra parte, un gran porcentaje de empresarios también dijeron que una de las cualidades que más valoran en un empleado (mando intermedio) es que sea una persona fiel a sus trabajadores y fiel a la empresa. Una persona emprendedora dentro de la empresa.