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Diferencia entre ambición y avaricia en los negocios.

Ser una persona ambiciosa, podríamos considerarlo una cualidad, pues lo contrario a ambicioso es conformista. No tiene nada malo ser conformista, salvo que cuando aplicamos el conformismo en los negocios, el emprendedor conformista suele ser adelantado por otro más ambicioso, ya que al ritmo que hoy día se mueven las empresas, no podemos quedar estáticos. Ver el caso Facebook-Tuenti.

Ambición es querer abarcar más, es tener espíritu de superación, es crecer como persona y como empresa, y desde luego, es querer generar más ingresos. Llega un momento en el que podemos cruzar la línea de la ambición, y al traspasar esa línea, ya estaríamos dentro de la avaricia.

Avaricia es querer masticar más de lo que podemos ingerir, es nublar el objetivo posible y real. Avaricia es querer obtener incluso más de lo que nos hemos ganado. Es querer obtener el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo, y como suele decir el conocido refrán: «La avaricia rompe el saco».

Hay personas que por naturaleza no son ni ambiciosas ni avariciosas, sino conformistas. Suelen adaptarse a un sueldo y hacer cuentas caseras para calcular lo que pueden gastar en ese mes y lo que pueden ahorrar. Este tipo de personas, ante una situación como la actual en la que pueden llegar imprevistos económicos o de carencia de entrada de capital en la familia, llegan a arrepentirse de no haber sido algo más ambiciosas.

Otras personas han quedado endeudadas de por vida cuando la sociedad les dio la posibilidad de vivir por encima de sus posibilidades. Eran personas conformistas hasta que vieron a sus vecinos con un nivel de vida superior, por lo que es natural en el ser humano la comparación con el resto de la sociedad. Este tipo de personas pasaron del conformismo a la avaricia sin pasar por la ambición.

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Otro ejemplo, ahora de empresas que en su día fueron ambiciosas hasta que les perdió la avaricia, son las relacionadas con el sistema financiero, bancos y cajas, los cuales usaron un dinero que no era suyo para ganar un dinero que no les pertenecía. Una vez que se dieron cuenta del error que habían cometido, ya no pudieron dar marcha atrás, por lo que entraron en una avaricia delictiva, que es cuando sabes que pones en peligro a terceras personas pero aprovechas para terminar de coger la cosecha, y de esa forma protegerte cuando llegue la tormenta que tú mismo has provocado.

Y por último tenemos las empresas ambiciosas, las cuales son las tecnológicas, como Google, Facebook, Microsoft, Apple, etc…

A pesar de que este tipo de empresas pueda parecer que están dentro de la avaricia, lo cierto es que están creciendo de una forma rápida pero paulatina. Una vez que dominan un sector, comienzan a entrar en otros, adquieren otras empresas con los beneficios que ya disponen y por tanto, sus ganancias año tras año van incrementándose. Antes de abarcar más, asientan una sólida base en el paso anterior.

Dentro de estas empresas tecnológicas ya podríamos decir que Facebook comienza a ser  avaricioso con respecto a su rival Google, pues mientras Google tiende a compartir, incluso parte de sus ingresos recibidos por publicidad, Facebook ha creado una plataforma cerrada.

Internet es sinónimo de compartir hasta que el contenido entra en esa gran ciudad llamada Facebook. Una vez dentro de sus muros, ya no puede salir. Mientras Facebook usa las bases de datos del resto de plataformas en red, éste no permite que nadie saque nada de provecho de la red.

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Zuckerberg podría convertirse en la excepción que confirma la regla sobre la avaricia, ya que en el mundo real, si te comportas como Facebook, no tardas en caer ni 20 días.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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