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Cómo encontrar la felicidad en el trabajo y cómo tener trabajadores motivados.

Las personas, básicamente quieren trabajar por 2 motivos: Retribución económica y realización personal. Mientras que para algunos el tener que ir a trabajar cada día es un castigo, para otros es prácticamente una bendición. Con la crisis, ha desaparecido en un alto porcentaje el sentimiento de «castigo» y, hoy día, los expertos afirman que con la falta de un puesto de trabajo, nuestra salud se deteriora considerablemente.

Robin Simon, sociólogo de la Universidad de Wake Forest, así lo ha afirmado rotundamente: «El trabajo es bueno para la salud.  El trabajo da a la gente una interacción social, así como una contribución financiera a sus vidas. Las tensiones añadidas y los efectos documentados de la salud en las pérdidas de empleo durante los últimos años, demuestran de sobra lo importante que es el trabajo en nuestro bienestar.»


Cierto es que con la crisis, el entorno laboral se ha podido volver algo estresante, pues los nervios y miedo a perder el puesto de trabajo están a la orden del día. Aún así, el trabajador, como es lógico, prefiere y desea tener ese estrés y esa necesidad de superación antes que dedicar su tiempo a una búsqueda de empleo que probablemente no llegaría a buen puerto.
Robin Simon confirma que actualmente las plantillas de trabajadores, se encuentran más implicados que de costumbre, pues desean con todas sus fuerzas que la empresa salga adelante, aunque sea por el propio sentimiento egoísta de mantener el puesto de trabajo. «Ahora las plantillas de trabajadores están más motivadas que nunca, a pesar de la crisis».
Claro que es una motivación por conservar lo existente, por lo que ahí es donde se necesita un líder capaz de aprovechar esos miedos y «motivación por supervivencia» para canalizarlos y dirigirlos hacia una meta concreta. El trabajador tiene la energía necesaria y está dispuesto a esforzarse, pero… ¿qué tiene que hacer la empresa para canalizar esa energía correctamente?
En un anterior artículo dábamos algunas ideas para motivar a tus empleados desde los pilares más básicos. Hoy hablaremos de metas, objetivos y medios para alcanzar los objetivos, pues en este aspecto, es necesario que la empresa o el líder ponga de su parte para tener no sólo una plantilla de trabajadores esforzándose para no perder su trabajo, sino unos trabajadores felices y realmente motivados por llegar a esas metas.
1. Objetivos claros para lograr un esfuerzo consecuente: El marcar unos objetivos claros y realistas es de suma importancia para que el trabajador tenga clara una cifra exacta que debe conseguir. Si el objetivo es realista (alcanzable), el trabajador se automotivará al verlo tan cerca.
2. Autonomía para alcanzar las metas: Suele ocurrir en algunas empresas el marcar unas metas concretas a una persona y no darle la movilidad o facilidad necesaria para lograr el objetivo, bien sea por trabas burocráticas o por desconocimiento en ciertos departamentos. Ejemplo: Un comercial se esfuerza en traer presupuestos de futuros clientes y se encuentra con que el departamento encargado de enviar los presupuestos no cumple con el plazo estipulado de envío y ese comercial pierde esas futuras ventas. Lo que nos llevaría al siguiente punto.
3. Recursos y medios suficientes para lograr los objetivos.
4. Ayuda entre compañeros, directivos y la propia empresa ante los obstáculos: No es momento para «piques» entre empleados o zancadillas. Es momento de convertir la plantilla (gerente incluido) es una gran piña, unidos en la lucha de un único objetivo personal y global. Ante obstáculos o dificultades que el trabajador encuentre en el camino, ahora más que nunca debe saber a dónde y a quién debe acudir para que le solucione rápidamente el problema. Con respecto al gerente o líder, ahora es cuando debe tener las nombradas características de un buen líder. Y desde luego, no cometer los principales errores de un líder.
5. Potenciar el trabajador creativo: Como suele decir Donald Trump, un trabajador creativo es un trabajador que no necesita ser motivado, pues siempre tiene la mente ocupada en algo productivo. Claro que a veces las plantillas no tienen personas creativas o innovadoras por el miedo a fallar y ser castigados por ello. Es momento de que como empresa recuerdes que todo el mundo falla, y una vez cometido el fallo, poco se puede hacer salvo aprender de él y, retomar una nueva ruta. Como dice el viejo dicho: «Unicamente falla el que lo intenta. Si no lo intentas, no fallas, pero tampoco aciertas»
6. Ensalada de ideas: Es momento de escuchar las ideas que tienen tus trabajadores sin importar el nivel en el que se encuentran en el organigrama de la empresa. En algunas partes del mundo, las empresas tienen un día al mes para recoger únicamente las ideas de sus trabajadores durante una reunión colectiva. Ese día, el gerente, la secretaria, el comercial, etc… pueden poner sobre la mesa aquellas ideas que ellos consideran pueden ser útiles para el futuro de la empresa. Te sorprenderá ver que quien menos te lo esperas, te da una solución, y volviendo al tema principal, el que un trabajador se sienta escuchado y con la oportunidad de aportar algo, produce una motivación.
7. Tiempo suficiente para la consecución de objetivos: Importantísimo este punto, pues si bien antes le dimos importancia a tener una meta alcanzable y realista, si nos quedamos cortos en el «factor tiempo», puede ocurrir que del mismo modo que el trabajador salió motivado para comerse el mundo, acabe con una fuerte indigestión una vez finalizado el plazo de tiempo. El tiempo para la consecución de objetivos debe ser amplio, pero no demasiado amplio, ya que también podría provocar el efecto inverso, que sería, crear acomodamiento. Es necesario estudiar correctamente el equilibrio necesario para conseguir que el trabajador esté implicado, motivado y sobre todo, feliz, ya que, aunque no lo diga ningún estudio (o puede que sí), una sonrisa vende.
En resumen: Genera un ambiente cálido donde el trabajador se sienta apoyado, valorado y con los medios suficientes para lograr lo que se propone (o las metas que le han propuesto). Habla con toda la plantilla para  explicarles la situación actual y cómo sería la situación en un futuro cuando se consiga salir de la recesión económica. No le hables de dificultades (créeme, ya las conocen). Háblales de oportunidades una vez atravesado el obstáculo temporal. Deben saber que tras esta tormenta vendrán tiempos mejores y que la empresa contará con la plantilla en un futuro.
A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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