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Trabajar en Wall Street puede no ser como imaginabas. Un ex-veterano nos lo explica.

Trabajar en Wall Street… vivir como los chicos de Wall Street es un sueño muy codiciado entre gran parte de la población estadounidense (y parte del exterior). Estarías en el centro de las finanzas formando parte de las más importantes transacciones financieras del mundo. Y sí, cobrarás mucho más que el resto de los mortales, sobre todo, si eres bueno y haces un buen trabajo.

Claro que no todo son ventajas y pasión por las finanzas, ya que hay ciertos inconvenientes que un joven no tiene en cuenta cuando cree haber conseguido su sueño por formar parte de este selecto y apasionante mundo.

Un veterano de Wall Street explica los peligros y sacrificios que conlleva el trabajar en este mundo. El testimonio de esta persona ha sido recogido por Business Insider:

El principal problema para una persona que entra en Wall Street es la distorsión mental acerca del dinero. Con 25 años ganarás más dinero que el resto de tus amigos, y te envidiarán por ello, pero con el tiempo, puede que en cierto modo, acabes envidiando ciertas cosas que tienen el resto de personas y que tú no dispones.

1. Trabajarás 80 horas a la semana.

Los 5 primeros años, trabajarás una media de 80 horas semanales, por lo que olvídate de tener una pareja estable que no sea tu teléfono de última generación, el cual no te dejará descansar ni en tu poco tiempo de ocio. Al principio, no te pesarán las horas ni estar todo el día dedicado a este trabajo, ya que estás viviendo tu sueño, habiendo alcanzado un trabajo con el que todos sueñan y sólo tú has conseguido.

El problema es que los días cada vez pasan más deprisa y las semanas cada vez son más cortas. Con el tiempo, cada vez estarás más cansado de ser joven y no poder salir o no tener ganas de quedar con alguien para cenar, fuera de una reunión de trabajo.

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2. La vida de tus seres queridos pasará sin tí.

Te perderás la mayor parte de eventos familiares. Probablemente no puedas asistir a la boda de tu hermana o no puedas estar junto a un familiar en los últimos días de su vida, sobre todo si los mercados están revueltos. Mientras eso sucede, te pesa pero consigues olvidarlo al evadirte en tu trabajo, pero con el tiempo, ese peso no desaparece y desearías poder dar marcha atrás.

3. Algún día te darás cuenta de que tus logros no tienen valor real para la sociedad.

Puedes hacer ganar a una compañía 3.000 millones de dólares, comprando, vendiendo… Pueden darte una prima de 300.000 dólares al año por el buen trabajo que has hecho, pero cuando tienes 40 años y miras atrás, te preguntas dónde está reflejado el trabajo que has hecho.

Un médico ha curado a personas, un investigador ha descubierto algo que hará un bien a la población, un bombero ha salvado aunque sea a un gato, pero nuestro trabajo únicamente era intercambiar dinero en mercados alcistas y bajistas. Nuestros éxitos se van al igual que la tendencia de los mercados. La mayoría de tus amigos que eligieron ser médicos o maestros, tendrán un impacto en la sociedad. Tu trabajo pasará sin pena ni gloria una vez dejes de hacerlo.

4. Desarrollarás visiones distorsionadas sobre el dinero.

Ganarás en un año, probablemente más que tus padres durante toda su vida. Eso te llevará a no percibir la realidad sobre el dinero, y es que para tí gastar 10.000 dólares en un fin de semana es algo que te puedes permitir, ya que recibirás una bonificación de 200.000 dólares en breve. Cada vez irás cayendo en errores financieros que comenten el resto de personas, pero a lo grande. Y esto hace que que no estés libre de riesgo de quiebra igual que el resto. He visto a trabajadores de Wall Street ganar durante 10 años más de 1 millón de dólares al mes, perder su trabajo, y encontrarse en bancarrota.

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5. La gente comienza a dejar de envidiarte.

Cuando te ven paseando por la calle, bien vestido con un traje caro, reloj de lujo, un vehículo de alta gama y trabajando en Wall Street, todo el mundo te envidiará. Les gustaría ser como tú, pero es duro que tu propio hijo te diga que de mayor no le gustaría ser como tú. De hecho, cuando la gente comienza a tratar contigo y ven el tipo de vida que llevamos, dedicado exclusivamente al dinero, dejan de envidiarte y comienzan a compadecerte.

6. Serás el «raro» en tu círculo de conocidos.

Si estás en una cena con un grupo de amigos o conocidos, escucharás sus opiniones acerca de la crisis, acerca del dinero… La gente normal no está tan puesta como tú en temas financieros y dirán cosas sin sentido. En ese momento te sentirás incómodo al estar con personas fuera de tu círculo, y si intentas explicarles algún concepto podrías aburrirlos de una forma inimaginable. De hecho, cuesta trabajo explicar qué es lo que haces en tu trabajo.

7. Aparecerán los malos hábitos.

En Wall Street no nos podemos dar el lujo de caer enfermos. El estrés continuo al que los trabajadores están sometidos, hace que muchos comiencen tomando un analgésico para el dolor de cabeza, un tranquilizante para poder dormir bien después del duro día, una copa para relajar la tensión, y cuando muchos quieren acordar, están enganchados a la cocaína, sobre todo porque la cocaína es un vicio que un trabajador de Wall Street se puede permitir en grandes cantidades. Te sientes como una estrella del Rock, invencible hasta no darte cuenta de que vas dirección al fondo del pozo. Si llegado el momento, eres despedido, probablemente ya no levantes cabeza.

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8.  Cuando lo material ya no es suficiente.

Ganar dinero trabajando en Wall Street fue tu objetivo. Una vez lo conseguiste, ya tienes tu puesto de trabajo donde querías y ganas dinero en grandes cantidades. Puedes comprar todo lo que te apetezca, pero llega un momento el que ya has comprado todo lo que te apetecía comprar. En el momento que pierdes esa pasión que te condujo a la gran manzana y el dinero ya no es un aliciente, es cuando te planteas si merece la pena el estrés que tienes cada día, el sacrificio de tu vida social y el no apreciar otros aspectos de la vida mucho más sencillos.

A fin de cuentas, vivimos como ricos, pero si no tienes un plan para retirarte joven e instalarte por tu cuenta, tarde o temprano te das cuenta de que eres un esclavo más del sistema.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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