Las relaciones laborales entre empresas-trabajadores en Japón son otro mundo muy distinto al de Occidente. Lo normal en Japón es que una persona acabe de estudiar, se incorpore a una empresa y permanezca hasta la jubilación en ella. Para ello, la empresa forma a la persona adecuadamente para explotar y desarrollar todos sus talentos.
La cultura laboral no es distinta a la cultura japonesa en general, donde la palabra y el honor va por delante incluso de la propia vida, por lo que no se concibe que una empresa, ante dificultades económicas haga un despido masivo de trabajadores para volver a la rentabilidad del negocio. Eso es un Tabú social, y ello no significa que sea ilegal, pues despedir a un trabajador es completamente legal, aunque no está bien visto, y por regla general las empresas no se la juegan por la pésima imagen que darían de cara a los japoneses.
Si una empresa japonesa hiciera algo similar a lo que ocurre diariamente en Europa y Estados Unidos (despidos masivos, EREs…), probablemente le saliera a la empresa mucho más barato cerrar sus fábricas y tiendas en Japón, ya que podría ser repudiada por los consumidores.
Claro que ahora mismo, según publica el New York Times, esta situación podría cambiar, pues ahora está saliendo a relucir la situación de Sony, una empresa con más de 146.000 empleados que está bajo presión al tener la necesidad de reducir parte de su plantilla en Japón, pero éticamente no puede hacerlo, y para ello han creado la «sala del aburrimiento», que es lo que en Europa y Estados Unidos llamamos Mobbing.
En Japón se han creado salas donde se envían a algunos trabajadores para que lean el periódico, naveguen por internet o hagan lo que quieran junto a otros trabajadores en la misma situación, con la esperanza de que el trabajador se aburra y avergüence, y abandone la empresa por voluntad propia.
El debate está abierto en Japón, donde el primer ministro, Shinzo Abe quiere cambiar la mentalidad laboral intentando reducir las restricciones de las empresas para dar más agilidad a los despidos con la idea de que las empresas japonesas puedan ganar competitividad en el mercado exterior.
Algunos economistas japoneses dicen que la flexibilización del mercado de trabajo en Japón podría ayudar a las empresas que luchan para optimizar las fuerzas de trabajo y competir mejor en la economía global. Menos restricciones a los despidos podrían facilitar a Sony el dejar los negocios tradicionales que generan pérdidas y concentrar los recursos en los negocios más prometedores y más innovadores.