Cada escritor refleja sus puntos de vista acerca de lo que considera que se necesita para tener éxito en los negocios o las aptitudes que se requieren para ser un gran líder, un gran CEO o un gran empresario, y a veces suenan un tanto tópicos algunos de los consejos que dan los verdaderos empresarios. Incluso pueden a veces aparecer consejos contradictorios a simple vista, pero necesarios por la diversidad de opiniones.
Por desgracia, cada vez más observo cómo por la propia naturaleza humana de tender a lo fácil, muchos se refugian en los consejos de aquellos nuevos emprendedores que con un chándal y un portátil se han hecho millonarios en 12 meses con una aplicación que ha sido comprada por millones de euros.
Pareciera como si internet hubiera cambiado las reglas del juego en los negocios y empresa, pero hay personas que nuevamente nos recuerdan lo que son los negocios y lo que son los verdaderos hombres de negocios. Me llamaron la atención algunos comentarios de Steve Tobak, consultor tecnológico de Invisor Consulting y columnista habitual en sitios especializados sobre emprendedores. Por si alguna vez se te olvida, recuerda estas palabras de Tobak como pre-aperitivo empresarial para el emprendedor de hoy día:
- Nombrarte a tí mismo Director General no te convierte en un Director General.
- Tener una gran legión de seguidores en las redes sociales no te convierte en un líder.
- Hay EMPRESARIOS y hay «empresarios»
«Con 22 años, tras más de 3 semanas diciendo que iba a ir a visitar a un cliente importante, una mañana fui a ver a este cliente y conseguí traerme firmado un importante contrato. Cuando me preguntaron cómo es que había ido sin decir nada a nadie después de 3 semanas diciendo todos los días que iba a ir, mi respuesta fue que aquella mañana me levanté enérgico e inspirado, motivado para comerme el mundo.
En la reunión anual de la empresa me pusieron como ejemplo de cómo cuando una persona está motivada es capaz de lograr cualquier cosa. En cambio, la verdad es que estuve 3 semanas dándole forma a mi visita y preparando hasta el más mínimo detalle, y lo cierto es que tardé 3 días más de la cuenta porque sólo de pensarlo se me rebotaba el estómago de los propios nervios (a pesar que siempre he sido una persona muy tranquila), pero quería hacerme con aquel cliente y sabía que sólo tenía una oportunidad. Así que no fue inspiración matinal.»
Quiero decir con ésto que la planificación y el trabajo es lo que consigue hacer grandes los negocios, y no la suerte o algo que ocurre sin buscarlo, y aunque siempre habrá quien de el pelotazo rápido, lo cierto es que no es lo habitual.