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9 factores para motivar a los empleados en la empresa.

Antes de hablar sobre cómo motivar a los trabajadores, en muchas ocasiones, lo primero que debemos evitar es que los empleados se quemen. En gran parte de las empresas existen empleados verdaderamente quemados, quizá por sus condiciones laborales, quizá por el trabajo que desempeña o quizá por su vida en general.

Aunque ojo, pues puedes evitar que un trabajador se queme, y aún así, que ese trabajador no esté motivado. Es decir, una persona puede no estar quemada, pero tampoco motivada.

Según el sociólogo Robin Simon, el trabajo es bueno para nuestra salud mental, pues nos hace sentirnos útiles, desarrollar y aplicar habilidades, y además, nos da una tranquilidad financiera. Pero en ocasiones, el trabajo se convierte en el principal foco del problema; nos quema, nos desgasta y nos consume. A veces, el problema es de raíz.

1. Todo comienza el día de la contratación. Busca la excelencia. No te conformes con menos.

Es difícil contratar a grandes profesionales. Y por eso mismo nunca hay que contratar hasta que no encontremos exactamente lo que buscamos. Muchos seleccionadores no eligen a la persona que estaban buscando. A veces se contrata a lo menos malo de todo lo que se ha presentado al proceso de selección.

La mejor forma de no cumplir tus metas es no cumplir con tu plan de contratación, especialmente si dejas entrar en tu empresa a la persona equivocada. A veces, es mejor tener asientos vacíos antes que sentar al trasero equivocado.

Este es el consejo de Michael Bird, fundador de NetProspex, el cual presume de que cada euro que ha gastado en los ciclos extra de contratación, se ha amortizado con creces. Pero para encontrar la excelencia, en ocasiones debemos obviar requisitos absurdos que no son necesarios para la labor que se le pide al empleado.

2. La comida gratis no es la respuesta, pero probablemente necesites proporcionarla.
En la mayoría de empresas se trabaja a jornada partida, y algunos empleados tienen el tiempo justo para llegar a su casa, comer y volver al trabajo. El hecho de poder comer sin coste adicional en el comedor de la empresa o restaurante externo asociado a la empresa, el hecho de que el trabajador pueda elegir si quiere comer tranquilamente cerca de la oficina o si quiere ir a casa, ya es algo.
Estos son algunos de los beneficios que los empleados aprecian. Si bien no hará que un buen empleado decida quedarse ante una gran oferta de la competencia, lo cierto es que al menos tendrá presente éste y otros beneficios que le faciliten la vida laboral.
Nota: El horario laboral español es uno de los más ineficientes del mundo, pues realmente los españoles estamos entre los países que más horas trabajamos, y en cambio somos mucho menos productivos que en el resto de países que dedican menos horas. Es decir, el horario laboral español está diseñado para quemar a cualquier persona que trabaje únicamente por una nómina.
3. Que el empleado se sienta parte de algo – establecer metas.
Un empleado no es un número, tampoco una pieza de engranaje que usaremos hasta que se oxide y fácilmente reemplazable. Muchas empresas no llegan nunca a calcular el coste de formar a un nuevo trabajador por dejar ir a uno profesional y competente que ya estaba preparado.
Los empleados deben tener metas y objetivos. Nadie puede estar motivado si no tiene absolutamente ningún punto hacia donde llegar. Todos deben tener metas, y tener recompensas en caso de superar esa meta.

Ver también:  Educación Financiera para nuestros hijos: Cuanto antes mejor (y el dinero sí es importante).

(Leer: Liderazgo: 3 cosas en las que puedes estar metiendo la pata y nadie se atreve a decirte)

4. Tener los recursos, medios y autonomía para lograr esas metas.
Algunos jefes son tan idiotas que realmente, en el fondo, no quieren que sus empleados alcancen las metas. Quieren que se queden cerca, pero que no logren su objetivo. De esta forma, la empresa ahorra en incentivos, bonus o comisiones y creen que el empleado estará aún más motivado para lograr la meta la próxima vez.
Hay que darle los recursos y medios necesarios a las personas para que logren los objetivos. Tener a una empresa detrás que te está apoyando en todo momento y poniéndote los medios necesarios en lugar de trabas. Eso motiva.
5. El dinero no lo es todo, pero es el 70% de la motivación.
Hay quien dice o piensa que el dinero no es lo más importante a la hora de motivar a los trabajadores. Pero no es cierto, sobre todo si es un directivo, ejecutivo o comercial. Los empleados pueden apreciar también beneficios como la conciliación familiar, el ascenso y el reconocimiento de una labor, así como el desarrollo de su carrera.
Toda meta y objetivo debería ir acompañada de una recompensa económica en caso de cumplimiento. 2 trabajadores que hacen el mismo trabajo: uno de ellos bien y otro mal, deberían distinguirse por su salario. El dinero ha demostrado ser la mayor fuente de motivación para los profesionales competitivos.
6. Posibilidades de promoción real.
 Nuestro trabajo debe ser un continuo reto. Nadie quiere topar con un techo, y por tanto, los empleados deben saber que la empresa apreciará la labor de los mejores. Si bien puede ser necesario recurrir a la importación de un experto en un área determinada para que dirija un equipo, lo cierto es que por regla general, la persona mejor preparada para un puesto de responsabilidad, suele encontrarse ya en nuestra empresa.
Una empresa de más de 100 trabajadores que no sea capaz de «fabricar» a un directivo en su plantilla de trabajadores, es una empresa que debe estar haciendo las cosas verdaderamente mal en alguna parte del proceso.

7. Pregunta a tus empleados.
Fuera de España, las empresas suelen hacer lo que se denomina la «lluvia de ideas», donde cada cierto tiempo cualquier trabajador de la empresa puede expresar su propia idea sobre cómo mejorar un sector, un área, un proceso…
Del mismo modo, se escucharán cientos de ideas que tengan que ver con el crecimiento y expansión de empresas. Ya que en este aspecto aún estamos verdes en España, al menos comienza por preguntar a tus empleados lo más básico.
¿Qué crees que falla, qué crees que se podría mejorar, cómo podríamos mejorarlo?… y una vez que hayas preguntado, toma buena nota, escúchales y tus empleados vean que has hecho cambios en función de sus argumentos.
8. Olvida las reuniones pre-programadas.
En un foro de directivos, alguien preguntaba qué día de la semana sería el adecuado para una reunión semanal. Algunos decían los martes, otros los miércoles, y los más locos los viernes. Lo siento, pero sólo los malos directivos tienen día fijo para una reunión semanal.
Las reuniones habituales han demostrado ser una completa pérdida de tiempo y que ayuda a desmotivar aún más a los empleados.
No se debe tener un día fijado en el calendario para una reunión. En ocasiones, no necesitaremos hacer ninguna reunión durante un mes, y otras veces necesitaremos hacer 2 reuniones en una semana. Las reuniones son para tratar asuntos importantes y no para hacernos sentir importantes. ¿Cuándo es el mejor día y hora para ir al servicio? – cuando lo necesitamos.
Además, las reuniones como rutina están incluidas dentro de las formas en que los gerentes hacen a sus empleados menos productivos.
9. El espíritu de familia en la empresa.
Puede sonar a romanticismo empresarial, pero el hacer de una empresa algo más que un negocio y que los compañeros de trabajo se sientan como una gran familia es lo que puede convertir a una compañía en inquebrantable.
Aunque viendo lo difícil que es crear el espíritu familiar, al menos vamos a intentar crear el espíritu de equipo, donde todos se sientan que forman parte de algo más grande e importante que ellos mismos, y que al igual que ne el ejército, tú le guardas la espalda a alguien, sabiendo que otro está guardando las tuyas.
Ver también:  Negocios: 6 creencias de los ricos hechos a sí mismos.
A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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