En finanzas personales siempre decimos que el éxito financiero comienza con el ahorro. Es un buen comienzo, pero realmente no es del todo correcto. Y sí, gastar menos de lo que se gana es uno de los principios de la buena administración del dinero, así como no adquirir deudas puede engordar nuestra capacidad de ahorro, haciendo que nuestro capital sea más abultado.
Es entonces cuando el dinero que hemos ahorrado, lo invertimos y el interés compuesto comienza a engordar nuestro capital, y algún día en el largo plazo ZAS!!!, somos verdaderamente ricos. Visto así, hasta un mono podría hacerlo, pero lo cierto es que muy pocas personas lo consiguen por una sencilla razón; esta visión de las finanzas personales no es correcta, y si únicamente te centras en el ahorro, no lo conseguirás.
De hecho, se suele confundir el vivir frugalmente con el hecho de vivir cómodamente como pobres mientras estamos generando riqueza. Y expuesto de esa forma, eso no es mi vida, y tampoco es el camino hacia la libertad financiera.
(Leer: Esta es la mejor pregunta para medir la salud de tus finanzas personales)
¿Pero hay que ahorrar, no?
Por supuesto, pero al igual que en los negocios e incluso en la política, existen dos tipos de estrategias:
- La estrategia defensiva.
- La estrategia expansiva (o de ataque).
Siempre lo comparo con un boxeador que se enfrenta a un rival más fuerte, y éste decide cubrirse y arrinconarse para protegerse de los golpes. Tarde o temprano, el golpe del rival acaba entrando. De hecho, no se puede ganar un combate de boxeo protegiéndote. Debes lanzar golpes a tu rival para ganar.
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