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La vida sigue después de la quiebra y el fracaso.

Todo el mundo ha pasado o pasará a lo largo de su vida por la pérdida de un trabajo, un fracaso en los negocios o cualquier otro tipo de fracaso. Lo vemos cada día, y vemos cómo hay unos pocos que lo superan rápidamente como si nada hubiera ocurrido, mientras otros se vienen abajo. Los de este segundo grupo, en ocasiones imaginan un panorama tan nefasto que rara vez se llega a cumplir, es decir, es más lo que imaginaron que iba a suceder que lo que acabó sucediendo finalmente.

Y claro, tendríamos a aquellos que se quedan besando el fango y son incapaces de salir de ahí. La única diferencia entre unos y otros es la gestión de sus propias emociones. Está permitido sentir temporalmente miedo, enfado, tristeza, culpa, vergüenza, ira. Pero no está permitido mantener durante demasiado tiempo este tipo de emociones que no te ayudan. Más bien te limitan, colocándote en un oscuro lugar, más oscuro de lo que es en realidad.

Y ésto puede ocurrir también a la hora de un divorcio, o una quiebra por culpa de un socio o por una mala gestión propia de nuestro dinero.

(Ver: 4 cosas que aprendí de estar en la ruina financiera)

No importan los motivos por los que ocurra, pues únicamente debemos enfocar nuestra mente en una dirección: continuar adelante.

Fracasar en algo no te convierte en un fracasado, pues son muchos los empresarios altamente exitosos que en sus días fracasaron en algo, y que se negaron a adoptar la identidad de fracasados. Pero ojo, no soy de los que venden el romanticismo del fracaso, pues para mí no tiene nada de romántico. De hecho, es una putada, pero una vez sucede, hay que asimilarlo como cualquier otra cosa que ocurre en la vida.

Ver también:  5 pasos para conseguir lo que quieres en la vida.

Finalmente, todo depende del control de nuestras emociones, pues se suele decir que somos nuestros pensamientos, y dice mucho hasta dónde va a llegar una persona según su forma de pensar. El control de las emociones son un hábito. No vamos a decir que sea fácil, pero como todo hábito, la práctica ayuda.

«El 80% del éxito es psicología – el otro 20% es pura mecánica.»  – Tony Robbins

Cambia la historia que te dices a ti mismo.
Ni importa cuál sea la verdadera historia, pues podemos dar a la historia un nuevo significado. Es como ese niño que le regalaron estiércol para Navidad, y en lugar de entristecerse, gritó de alegría y saltó por toda la casa emocionado buscando al pony. Le regalaron literalmente «una mierda», y podría haber elegido varios significados para ello, pero prefirió elegir su propio significado: si había mierda de caballo, el caballo debía andar cerca.
En el caso del niño no iba a encontrar ningún caballo, aunque estaba ilusionado por ello, pero en la vida, cuando te traen mierda, olvídate de ella, pues debe haber un caballo (o muchos caballos) cerca.
¿Es el despido el final de tu vida? Cuando se tienen 20 ó 25 años, lo normal es que la persona no se hunda, pues sabe que es joven, y aún así he visto jóvenes hundidos como si el mundo se les hubiese caído encima. No obstante, lo normal es que a los 25 años, un despido o un fracaso no tenga por qué derribarnos.
Pero escuchamos las historias de la dificultad que existe para encontrar trabajo cuando te despiden a partir de los 40, 45 ó 50, y por regla general, el problema no es la edad, sino la pérdida de confianza que hemos ido sufriendo a lo largo de los años. Hay personas de 50 años que se sienten viejos, mientras otras se sienten más vitales que cuando tenían 35 años. Nuevamente, es el significado que quieras darle a tu situación.
¿Va a ser más difícil encontrar un nuevo trabajo para una persona de 50 años que para una de 35? Por supuesto que sí, pero lo verdaderamente difícil es que esa persona de 35 años haya conseguido reunir los conocimientos, sabiduría y experiencia de la persona de 50 años. Y en esta nueva era que vivimos, si quieres usar la experiencia que tienes para hacer algo, no tienes que pedir permiso. Simplemente hazlo
Como aparecía en la historia que contaba Tony Robbins en «Controle su destino«, dos mujeres, al llegar a los 70 años, una decide esperar a agotar su vejez al considerar que su vida está llegando a su fin, mientras la otra decide creer que la vida le ha dado una segunda oportunidad, y así batir un récord mundial de montañismo, convirtiéndose en la mujer más longeva en escalar el monte Fuji.
Está claro que ambas tienen la misma edad, pero no el mismo control emocional para asumir su situación.
En último término, podemos ver el fracaso como el final, o como el principio. Y ésto no es ninguna filosofía de motivación barata. A menudo, en los despidos se encuentra el renacimiento de una persona, pues como siempre suelo decir: «Hoy hay grandes productos y grandes empresas gracias a que en un momento dado, alguien fue despedido de una empresa«.
Hay personas que por el simple hecho de haber fracasado ya se sienten más vulnerables y débiles. A menudo es todo lo contrario, pues puedes ser incluso más «peligroso» y efectivo, ya que tú sabes que puedes fracasar y seguir adelante. Otros aún no saben si serían capaces al no haber fracasado aún, en muchos casos, porque tampoco han intentado hacer demasiadas cosas.
A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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