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Los 7 pasos para lograr un objetivo.

Definir una meta o un objetivo ya es algo grande por sí sólo, pues no todo el mundo llega siquiera a ésto. Pero claro, tener un objetivo para alcanzar no significa nada hasta que no nos decidimos a dar los pasos necesarios para alcanzarlo, es decir, no estamos persiguiendo nada hasta que no comenzamos a tomar acción para acercarnos a dicho objetivo.

Una vez hemos definido lo que queremos lograr, aunque el objetivo sea el ideal, no lo lograremos si no tenemos la mentalidad correcta, o si nos damos por vencidos cuando comiencen a aparecer las primeras dificultades. Debemos partir con la mentalidad de que no será nada fácil lograr nuestro propósito, así como debemos prometernos a nosotros mismos, que tampoco será nada fácil frustrarnos en nuestras intenciones de perseguirlo.

¿Qué pasos dar para conseguir un objetivo que nos hemos marcado?

Una vez definida nuestra meta, tanto si se trata de un proyecto de negocios como un cambio importante en nuestra vida, debemos incorporar una serie de rituales o hábitos.

1. La ruta de viaje.

Aunque está bien tener un plan de negocios, lo cierto es que el plan de negocios no sirve en la práctica para nada, pues deberemos cambiar ese plan inicial a medida que nos enfrentemos a los desafíos en la práctica. En los negocios, ésto suele ser así casi siempre.

Por el contrario, debemos marcar una ruta de viaje: «vamos a ir desde el punto A al punto B», y deberemos estar adaptando las estrategias constantemente para llegar al punto B.

Aunque caigamos en los «topicazos», una vez que hemos elaborado la estrategia inicial para alcanzar nuestra meta y hemos averiguado lo que debemos hacer para que ésto ocurra, no nos centraremos en los obstáculos, sino en las acciones que debemos tomar para superarlos uno tras otro conforme vayan apareciendo.

Ver también:  Lecciones de la biografía de Will Smith.

Y para no perder el foco en nuestro propósito, es recomendable en primer lugar….

2. Anotar los objetivos.

*He desordenado este paso a propósito. Éste debería ir en primer lugar.

Al escribir nuestras metas, comenzamos a visualizar adónde queremos ir, y a nuestro cerebro le resultará mucho más fácil tomar decisiones si tiene un destino introducido en nuestro GPS cerebral.

Diferentes estudios ya han demostrado que las personas que dicen que van a hacer algo pero que no anotan sus objetivos por escrito, suelen rendirse antes que aquellos que anotan los objetivos y los tienen presentes cada día al despertarse. Y es que digamos que es una forma de comenzar el día sabiendo por qué te has levantado y por qué vas a luchar hoy.

Poner tus sueños en un papel hace que los sueños cobren algo de realidad en tu mente.

3. ¿Por qué es importante tu objetivo?

En ocasiones perseguimos metas y objetivos por los motivos equivocados. A veces perseguimos un objetivo porque es lo que quiere tu familia, otras veces porque crees que ese objetivo te va a proporcionar algo y que luego no lo hará.

Por ejemplo, si quieres perder perder peso para ligar más, ese objetivo no sería del todo correcto, porque una vez tengas pareja, se acabaría el interés por perder peso. Ahora bien, si quieres perder peso por mejorar tu salud, ese objetivo sí es sólido (y de paso, ligarás más, supongo).

En cualquier caso, aparecerán situaciones complicadas en la persecución de nuestras metas, y deberemos tomar decisiones muy difíciles. Es parte del proceso, por lo que más vale que tengas un motivo sólido por el que luchar por tu objetivo, o de lo contrario, te frustrarás.

Y ni que decir tiene, que en nuestro por qué deben estar presentes ciertos valores morales y éticos.

Ver también:  15 formas de arruinar tu vida de forma drástica y no fallar en el intento.

4. Metas claras.

Aunque ya hemos hablado de esto, las metas deben ser claras y estar muy bien definidas. Y deben ser realistas.

Es decir, tu propósito no es perder peso. De esta forma tan poco definida, aunque pierdas un kilo en cinco años, habrás alcanzado tu propósito.

Tu objetivo será perder 12 kilos en un año, lo cual lo vamos a dividir en doce metas pequeñitas (1 kilo al mes). De esta forma, podemos medir el progreso y nos vamos motivando conforme vayamos superando el hito mensual. Si no lo superamos, nos motivaremos para ponernos las pilas; nunca nos vendremos abajo.

Si tu objetivo es hacer crecer tu negocio, sé más específico:

Quiero aumentar las ventas de mi negocio un 20% este año, y para ello voy a hacer lo siguiente….

Cuando ponemos una meta específica, las cosas suceden si tomamos acción en ello. En cambio, los objetivos vagos, producen resultados vagos.

5. Establece prioridades.

Sigue aquí uno de los consejos que nos daba Warren Buffett. Anota las 25 cosas que quieras conseguir en la vida. Ahora deja esa lista en 10 cosas. Elige de esa lista los tres objetivos más prioritarios en tu vida: aquéllos que quieres lograr porque sabes que tendrán un impacto muy positivo en tu vida. Tacha el resto y no vuelvas a pensar en ellos hasta haber logrado los tres objetivos prioritarios.

Es una forma de de enfocarte sin distracciones. Y hablando de distracciones, en este vídeo damos algunos consejos sobre cómo usar correctamente nuestro teléfono móvil para que sea un aliado y no una distracción.

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6. Fecha límite.

Si no hay una fecha límite, la dilación y procrastinación estará con la cabeza asomada a cada instante para emerger. Ver nuestro artículo sobre Víctor Hugo y la Akrasía.

Ver también:  8 duras verdades que aprenderás tarde o temprano, por las buenas o por las malas.

No es lo mismo decir: «mi objetivo es escribir un libro» que decir, «antes de que finalice este año voy a dejar mi libro acabado».

Ahora, con el auge y el boom de los nuevos coaches, ya comienzo a escuchar algunos decir que es mala idea poner una fecha límite a un objetivo, porque la gente se frustra si no alcanza la meta en esa fecha. Y esto me parece una soberana gilipollez, pues de paso podríamos decir también que no es buena idea ponerse objetivos en la vida, y así no te frustras si no los alcanzas.

El uso de las fechas límite no es otro que evitar a toda costa la dilación, y de paso, poder dividir el objetivo grande en metas pequeñas y acciones concretas, así como poder medir el progreso que estamos teniendo. Y en mi opinión, es totalmente necesario.

¿Y si no logramos nuestro objetivo en la fecha límite pactada? Pues te esfuerzas un poco más mientras tu cerebro te concede una prórroga 🙂

7. Encontrar el momento adecuado para perseguir la meta.

Y el momento es ahora. No te engañes a ti mismo pensando que harás algo cuando tengas más tiempo libre o cuando tengas los medios que necesitas. Comienza ahora mismo a dar pasos pequeños que te acerquen a ese objetivo, y comienza con los medios que tienes ahora mismo, pues es más que suficiente.

Si sabes hacia dónde quieres ir, y lo haces con la mentalidad correcta, irás encontrando los medios por el camino. Es decir, comienza ahora, comienza con lo que tienes, y comienza a construir desde ahí.

Ver: Los 7 hábitos para progresar en la vida, por Stephen Covey

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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