Maldices a un niño cuando eliminas el riesgo de su vida, y no hay peor forma de maldecirlo que dejarle todo tu dinero. Este es un mensaje que de una u otra forma, grandes celebridades están completamente de acuerdo. De hecho, el propio Warren Buffett decía en una entrevista que él es partidario de dejarle a sus hijos el suficiente dinero como para que no tengan problemas, pero no lo bastante como para que puedan permitirse no hacer nada.
Y Kevin O´Leary no es diferente en este sentido. Este canadiense saltó a la palestra el día que vendió su compañía de software a Mattel por 3.650 millones de dólares en 1999. Hoy dirige el O’Shares Investment Advisers, un fondo que sigue la filosofía O´Leary. También participa en el nuevo programa estadounidense «Money Court«, cadena en la que ha comentado que no tiene pensado dejarle ninguna herencia a sus hijos.
¿Por qué no es buena idea dejarle toda su herencia a sus hijos?
Kevin O´Leary lo tiene claro en este sentido. El usó su riqueza para crear un fideicomiso que cuidaría de su familia, pero solo hasta cierto punto.
Comenta que cuando hizo su primera gran fortuna, se sentó con los planificadores financieros y patrimoniales y construyó un fideicomiso de omisión generacional.
¿En qué consiste un fideicomiso de omisión generacional?
En este tipo de fideicomiso Kevin se asegura de cubrir a toda su familia y a cualquier hijo desde su nacimiento hasta el último día de universidad, y luego se acaba la protección del fideicomiso.
Es decir, sus hijos van a estar cubiertos económicamente en todo momento para que puedan estudiar lo que deseen en la universidad que deseen. Tendrán todo lo necesario para educarse y aprender lo que necesitan para su trabajo o posible creación de un negocio. Pero llegado el día en que obtienen un título universitario, el «dinero de papá» desaparece.
O´ Leary dice que tomó esta decisión porque es consciente de lo que le ocurre a los hijos de multimillonarios cuando obtienen el dinero sin esfuerzo. Una persona que no conoce el trabajo y sacrificio para conseguir algo, rara vez apreciará ese «algo». Acaban perdiendo el sentido de la vida al tenerlo todo, y algunos acaban metiéndose en problemas.
«Elegí hacer esto por el deseo de no maldecir a mis hijos y quitarles la necesidad de trabajar duro y encontrar su propio éxito profesional», dice O´Leary. «No hay almuerzo gratis. Maldices a un niño cuando le quitas el riesgo a la vida, pero eso no significa que no puedas ayudarlos».
Ver: 10 Lecciones de negocios brillantes de Kevin O´Leary
O´Leary dice que aprendió el valor del trabajo duro de su madre, quien le dijo que ya no lo apoyaría económicamente una vez que se graduara en la universidad. De hecho, ya contamos la historia de cómo su madre le hizo un préstamo de 10.000 dólares y acabó convirtiendo ese dinero en una empresa de 4.000 millones de dólares.
Esta lección que le dejó su madre y que él ha aplicado con sus hijos, espera que a su vez sea la que apliquen sus hijos el día de mañana con su descendencia.
Hoy en día conocemos muchos casos de niños ricos y mimados que no tienen interés por estudiar o aprender. No saben lo que es tener dificultades en la vida, pero en lugar de vivir felices, suelen acabar encontrando la forma de buscarse problemas.
Darle a tu hijo una vida libre de riesgos, probablemente sea el mayor riesgo al que expones a tu hijo, pues de esta forma, la falta de lucha en la vida es lo que le quita el sentido a la vida.
Esto no solo ocurre con los hijos de millonarios, también le ocurre a los ganadores de premios de lotería, los cuales acaban mucho peor tanto económica como mentalmente años después de recibir el premio.
Ver también: Lecciones de Negocios de empresarios de éxito para emprendedores.
