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Warren Buffett. ¿Suerte o maestría?

A menudo, cuando se habla de los inicios de los grandes genios, y no dudemos ni por un momento que Warren Buffett es un genio de las finanzas, se suelen contar diversas historias sobre ciertos detalles que ya definían el éxito que esa persona iba a tener en el futuro. No estoy de acuerdo con esas historias, ya que más que motivar, pueden llegar a provocar una enorme desmotivación en los mortales más comunes.

¿El genio nace o se hace?. Podríamos decir que ambas respuestas son válidas, pues cada persona nace con un don, lo único que ocurre en ocasiones es que por diversas circunstancias, muchas personas no llegan a descubrir cuál es su don, o sencillamente no consiguen sacarle beneficio.

Newton descubrió la teoría de la gravedad gracias a la suerte, pues de no haber estado bajo un manzano y no haberse descoldado una manzana, no hubiera descubierto tal teoría. ¿Estamos seguros?. Lo pregunto porque detrás de todo invento, suele haber una historia llamativa, quizás para no decir la verdad, siendo la verdad que hay un enorme esfuerzo y trabajo hasta llegar al descubrimiento. Con manzana o sin manzana, Isaac Newton hubiera lanzado la teoría de la gravedad.

A un tal Pablo le dijo su madre: «Si te haces banquero, llegarás a director de la banca. Si te haces soldado llegarás a general.» Pablo se metió a pintor, y llegó a convertirse en Picasso, que no es poco (aunque no le dio grandes beneficios en vida).

La historia de Warren Buffett dice que con 6 años ya hacía negocios con sus vecinos. En algunos sitios se dice que compraba periódicos y los repartía, en otros que compraba latas de bebidas en un supermercado y posteriormente las vendía incremetando su margen de beneficio. También se dice que no estaba dentro de las puntocom cuando estalló la burbuja, gracias a que 60 años atrás, aprendió una lección de inversión por la venta de unos chicles, cuando tenía 7 años.

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El hacer negocios con 6 años, hace que su éxito parezca que estaba «cantado», que tuvo suerte de nacer con ese don. El mensaje subliminal que nos llega con estas historias es que mientras el señor Buffett hacía negocios con 6 años, nosotros estábamos jugando en la calle, y por eso jamás podríamos tener el mismo éxito que Buffett.

Conocí a un chico de mi tierra, el cual supuestamente tenía más talento que Buffett, ya que con 5 años era todo un negociador. Con 11 años ganaba dinero en el colegio, pues vendía lápices, libretas e incluso vendía bollos para el recreo. Todo un futuro y potencial empresario. A los 19 años pisó la cárcel por primera vez al traficar con hierva. Con 25 años la pisó por segunda vez por traficar con cocaína. Este chico tuvo mala suerte mientras Buffett tuvo buena suerte.

En esta vida, todo son elecciones, aunque lo cierto es que suscribo una única suerte que el propio buffett asegura que tuvo, y es que nació blanco y en Estados Unidos. Quizás esa sea la única suerte, pues de haber nacido negro en aquella época, se le hubiesen cerrado muchas puertas, del mismo modo que de haber nacido en Somalia, probablemente no podría haber hecho negocios ni con 6 ni con 20 años.

Hoy día no importa si eres blanco o negro, pues existen las mismas oportunidades para ambos, por lo que si no has nacido en Somalia o en el Cuerno de África tienes las mismas oportunidades que tuvo Warren Buffett.

La Maestría de Warren Buffett.

Warren Buffett se preparó perfectamente para potenciar su don. Según él mismo cuenta, en su casa, durante la comida, el tema de la compra y venta de acciones era una conversación usual. En ese momento, Buffett decidió que de mayor quería ser rico. Muchos de nosotros también tuvimos esa idea en la mente, del mismo modo que otros quieren ser astronautas.

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No obstante, Buffett se enfocó correctamente. Mientras otros niños leían El Principito, él devoraba la sección economía y finanzas de los diarios. Probablemente leyera cientos de libros de inversiones para llegar a comprender lo que a muchos inversores se les escapa.

Se dice que con 20 años, Buffett ya podía analizar en qué empresa invertir para obtener una mayor rentabilidad con un margen de error inferior al de los analistas bursátiles mejor pagados de Wall Street. Claro que eso no es suerte, sencillamente estudió más que ellos aún antes de ir a la universidad.

El mayor don de Warren Buffett es el sentido común, y lo cierto es que tener algo de sentido común sí que es tener algo de suerte, pues muy pocos analistas tienen ese sentido común, y quizás, ese sea el motivo de tener más fallos que aciertos, pues un gráfico bursátil dice lo que dice el gráfico, y el sentido común puede llegar a decir lo que ocurrirá únicamente conociendo la trayectoria de una compañía, los planes de la compañía y los pensamientos de una nueva dirección.

Warren Buffett contó con la suerte de tener un gran mentor, ni más ni menos que el mismísimo Benjamin Graham, probablemente el mejor inversor que haya habido en la historia, claro que Graham también fue profesor de otros muchos alumnos que no ganan dinero en la bolsa. En el secreto del éxito del señor Buffett, también podríamos incluir la suerte de escuchar y aplicar los conocimientos de los grandes.

El caso es que Buffett pasó de ganar 120 dólares vendiendo caramelos, periódicos y latas de bebida a ser la 3ª fortuna del planeta y tener una compañía valorada en más de 400,000 millones de dólares, entre otras.

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En resumen: Detrás de toda gran fortuna algunos ven suerte donde otros ven mucho esfuerzo, dedicación y trabajo duro. Sería injusto e incluso poco sano el hecho de que una persona menos preparada y con mucho menos esfuerzo alcanzara la misma meta que otra persona que dedicó su vida a esa misma meta.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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