Nuevo caso de emprendedora prematura cuya pasión la ha llevado a introducir su producto dentro de las grandes cadenas de ropa. La idea de negocio de esta emprendedora comenzó cuando sólo tenía 9 años. Con esa edad, Maddie Robinson se dedicaba a dibujar en un cuaderno sandalias con mucho colorido.
A los 10 años, sus diseños comenzaron a ser fabricados para ser vendidos en pequeñas boutiques de su ciudad, por lo que sus «garabatos» comenzaron a convertirse en un negocio, el cual llamó Fish Flops, que son esas sandalias coloridas y que algunas se iluminan cuando se camina. No tardó en escribir a una de las más importantes cadenas de ropa de Estados Unidos, Nordstrom, para preguntarles si podían estar interesados en su producto.
Maddie asegura que se quedó sorprendida al recibir una respuesta por parte de esta gran cadena, la cual solicitó una entrevista con la joven emprendedora y finalmente decidieron vender sus diseños en todas y cada una de sus tiendas.
Maddie Robinson con 9 años. |
Las sandalias se venden por unos 20 dólares y siempre van a acompañadas con una etiqueta que incluye la
foto se su creadora y la historia de cómo comenzó su negocio.
Maddie dice que en un principio comenzó a vender estas sandalias como una forma de ganarse un dinero extra para ahorrar y poder pagarse la universidad en un futuro.
Le gustaría estudiar algo relacionado con los negocios, aunque sinceramente, habiendo alcanzado ya su primer millón a la edad de 14 años, y teniendo en cuenta que ahora ya no sólo se dedica a las sandalias, sino que su negocio incluye también modelos de ropa para niños…. la pregunta sería si cuando llegue a la universidad con 18 años, ¿irá como estudiante o como profesora?.
El otro día le preguntaba a una persona a qué se podía deber el aumento de jóvenes emprendedores que está habiendo en estos últimos años, y la respuesta da mucho que pensar:
«Los niños y los jóvenes tienen sueños y aún no han perdido la ilusión por sacarlos adelante, mientras los adultos, con el paso de los años, van perdiendo esas ilusiones. Para un niño todo es posible, para un adulto, existen muchos impedimentos. Finalmente, todo es cuestión de mentalidad, y en la actualidad tanto los niños como los numerosos casos de adolescentes millonarios, nos están dando una lección a los adultos.»
Y probablemente así sea.