¿Se puede invertir en «mierda» y ser una inversión más rentable que invertir en una gran empresa?. La respuesta es un rotundo sí. Y aunque dentro de lo posible se aconseja no invertir en basura, sino en empresas sólidas, la rentabilidad de nuestra inversión estará en función del precio que hayamos pagado por las acciones que compramos.
El veterano inversor Howard Marks, co-fundador de Oaktree Capital Management, sabe muy bien de lo que hablamos. En 1969, cuando Marks estaba en Citibank, desarrollaron junto con otros bancos una estrategia de inversión inteligente que consistía en invertir en las 50 empresas de más alta calidad y más rápido crecimiento en Estados Unidos. En aquel momento eran Xerox, IBM, Kodak y Coca-Cola entre otras.
La estrategia en aquel momento señalaba que si tienes en cartera las mejores empresas que muestran un crecimiento constante en su volumen de negocio y beneficios, no importaba el precio que pagaras, pues estas empresas tenderían a revalorizarse y obtener una rentabilidad extra a través de los dividendos.
En 1973, únicamente 4 años más tarde, los inversores que habían ejecutado esta estrategia invirtiendo en el «top 50 mejores empresas», se encontraron con una rentabilidad negativa de un -90% en su conjunto. Habían comprado las mejores empresas, pero habían pagado por ellas más de lo que realmente valían, y el mercado las puso en su sitio.
Tras este fulminante desastre y ante una caída del mercado, Marks invirtió en empresas mediocres, y en el corto plazo, tuvieron una mayor rentabilidad que aquellos que volvieron a invertir en las empresas de siempre.
Es decir, puedes invertir en empresas de alta calidad y ser una muy mala inversión si pagas un precio elevado elevado por ellas. En cambio, puedes invertir en un activo de mala calidad a buen precio y hacer una mejor inversión, pues no hay activos de mala calidad si los compraste a buen precio.
Es por eso que el momento de entrada en las empresas es crucial para el futuro de nuestra inversión. No se trata de lo que compras, sino del momento en que compras y el precio que pagas por lo que compras.
Quizás uno de los mayores errores de inversores minoristas es dejarse llevar por las típicas recomendaciones de expertos que nos lanzan a los Blue Chips independientemente del precio a que cotizan, cuando al mismo tiempo desaconsejan empresas de tamaño medio que puede no tengan el volumen de negocio o beneficios de las grandes empresas, pero en el momento de compra su precio está tan tirado por los suelos que nos deja un margen de seguridad enorme en la inversión.
Y con ésto estamos dando por hecho que no se trata de comprar empresas quebradas ni mucho menos. Si tenemos la posibilidad de comprar Blue chips a buenos precios, en el largo plazo esta inversión nos dará una tranquilidad y rentabilidad constante + buenos dividendos. A fin de cuentas eso es el Value Investing. Pero como decía el legendario Benjamin Graham: «Precio es lo que pagas, valor es lo que obtienes»