Aunque siempre nombramos a Benjamin Graham o Warren Buffett cuando hablamos de los grandes genios de la inversión, Jesse Livermore probablemente fuera el mejor trader o especulador de toda la historia. Jesse Livermore nació en 1877 y se suicidó en 1940 con más de 5 millones de dólares en activos líquidos, lo cual era una de las mayores fortunas personales de Wall Street en aquella época. Según dicen se quitó la vida por problemas amorosos unidos a su trastorno depresivo bipolar.
A Jesse Livermore no le atraía la inversión a largo plazo, pues era consciente de que los mercados nunca suben ni bajan eternamente, pero irónicamente, a pesar de que es considerado el mejor trader de la historia, él mismo decía que si inviertes en intradía todos los días e incluso todas las semanas, acabarás perdiendo dinero. Eso coincide con mi opinión personal del trading en intradía.
¿Dónde radica la grandeza de esta leyenda de inversión?.
El mérito de Livermore radica en que se fue de casa a los 14 años con 5 dólares en el bolsillo, y sin una experiencia previa en inversiones llegó a ganar 1.000 dólares a los 15 años de edad (muchísimo dinero en el año 1902). Fue un inversor hecho a sí mismo el cual hizo una gran fortuna multimillonaria y la perdió en diferentes ocasiones hasta alcanzar lo que acabó considerándose como el método perfecto de inversión (al menos cuando acertaba).
Su nombre comenzó a sonar a los 18 años, cuando comenzó a apostar contra las denominadas Bucket Shop, que eran «chiringuitos financieros» que ejercían como casas de bolsa usando algunas prácticas poco éticas y fraudulentas. Livermore ganó tanto dinero con este tipo de operaciones que se le prohibió este tipo de inversión en prácticamente todo Boston, por lo que a los 20 años se trasladó a Nueva York, donde saltó a la fama en Wall Street tras el derrumbe bursátil de 1907, apostando en corto contra los mercados y generando una ganancia de 3 millones de dólares.
Pero la falta de formación de Livermore se hizo evidente cuando su carácter apático y antisocial no escuchó los consejos de algunas personas de la industria, prefiriendo seguir trabajando sólo. Comenzó a ejecutar malas estrategias de inversión, perdiendo poco a poco esos 3 millones en ganancias acumuladas y agrandando su pérdida durante el mercado plano entre 1908 y 1912.
Acumuló 1 millón de dólares de deuda y finalmente se declaró en bancarrota.
Pero Livermore se retiró a meditar y pensar sobre sus aciertos/errores en la inversión hasta dar con ese método de inversión que atentaba contra las leyes fundamentales de los inversores de la época. Volvió a los mercados financieros y durante la siguiente década se convertiría en una leyenda viva del trading en tendencia, haciendo una gran fortuna entre 1920 y 1929.
Entonces llegó el crac de 1929, la mayor crisis que han vivido los inversores de Wall Street, pues les cogió a prácticamente todos con el paso cambiado. Mientras que algunos inversores se tiraban por las ventanas, Jesse Livermore pintó su obra maestra al haber predicho el crac bursátil. Se dice que durante aquella crisis, Livermore hizo 100 millones de dólares.
Inexplicablemente, en 1934, Livermore se declaró nuevamente en quiebra. Había perdido otra vez todo su dinero, aunque para 1939 ya era otra vez multimillonario, al conseguir recuperar otra vez esos 5 millones de dólares que dejó tras su muerte.
¿Qué lecciones de inversión nos dejó Jesse Livermore?
Lo bueno de este inversor, especulador, trader o lo que fuera… es que supo reconocer sus errores y plasmarlos en unas notas que más adelante se convertirían en el libro que escribiría Richard Smitten, titulado: «Jesse Livermore: World’s Greatest Stock Trader (El corredor de bolsa más grande del mundo). Él mismo reconocía sus limitaciones a pesar de haber batido todas las rentabilidades hasta entonces únicamente soñadas por Wall Street en algunas operaciones bursátiles. Estos serían algunos de los consejos que nos dejó tras su muerte y que hoy día siguen teniendo profunda validez.
1. No puedes ganar dinero de forma consistente si negocias cada día o cada semana del año.
Es decir, la única forma de aprender a invertir es invirtiendo.