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La maldición de los inversores japoneses.

Se dice que la cultura bursátil en Japón es de las más bajas del planeta, donde únicamente un 8% de los japoneses invierten en bolsa. Y no es para menos, pues mientras que todos sabemos que la inversión en bolsa a largo plazo es lo más rentable, en Japón, este tipo de inversión cuesta el dinero.

Desde que el índice de referencia japonés Nikkei alcanzara en 1990 un nivel máximo cercano a los 40.000 puntos, posteriormente el índice ha estado haciendo máximos decrecientes. Es decir, ha estado cayendo. Mientras todos los índices suben en el largo plazo, el índice japonés, a pesar de contar con empresas «punteras» a nivel mundial, en el largo plazo es un índice completamente bajista.

Muchos empresarios e inversores hicieron grandes fortunas en la astronómica subida del Nikkei que llevó la cotización desde los 10.000 puntos en el año 1984 hasta casi los 40.000 en tan sólo 6 años.

Tras la vertiginosa caída de 1990, las casas de análisis de aquel entonces pregonaron a bombo y platillo que era una excelente oportunidad de compra en ese nivel de precios (30.000 puntos), y efectivamente, el índice comenzó a remontar algo, una alegría que no duró ni doce meses, pues el índice volvió a sufrir una nueva brusca caída hasta cerca de los 20.000 puntos.

Gráfico histórico Nikkei / Yahoo Finance

Desde aquel momento, cada vez que había indicios alcistas, los inversores se encontraban con una y otra caída, hasta el punto de que los inversores comenzaron a temer al Nikkei, considerado como uno de los índices más rápidos y volátiles del mundo, ya que este índice puede caer o subir un 8% como si nada en un par de horas. Es ideal para especular y muy peligroso para permanecer en el largo plazo.

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La excepción que acabó con la paciencia de los japoneses.

Fue en el año 2.000 con la crisis de las puntocom que los japoneses vieron el índice caer y tocar los 7.000
puntos en 2003.

Estados Unidos se recuperaba, la economía mundial sumergida en el boom inmobiliario e hipotecario vivía un momento positivo histórico, pero aún así, los inversores japoneses no confiaban demasiado en invertir en bolsa, pues la mayoría tenían familiares que habían perdido prácticamente todo su dinero en los mercados.

Entonces aparecieron grandes casas de bolsa que explicaban aquella excelente oportunidad de inversión para una recuperación económica mundial que podría llevar al Nikkei nuevamente hasta los 30.000 puntos.

Los inversores japoneses comenzaron a animarse otra vez a invertir en bolsa entre 2005 y 2006 entrando en los niveles de 10.000 y 11.000 puntos. Comenzaban a ganar dinero, y eso hizo que otros comenzaran a animarse.

Entonces llegó la crisis de las hipotecas y los japoneses volvieron a ver cómo el Nikkei caía desde los 18.000 puntos hasta los 7.000 puntos nuevamente en poco más de 12 meses.

Por tanto, el negocio de los gestores de fondos en Japón no es muy rentable que digamos, así como el asesoramiento bursátil es muy difícil de encontrar, pero…

Ahora es la definitiva.

Ahora grandes bancos de inversión están abriendo sucursales en Japón, pues consideran que los japoneses podrían tener una gran oportunidad de inversión en este mercado, hablando de grandes expectativas alcistas en el Nikkei que se encuentra actualmente en los 14.500 puntos.

Por tanto, cuando los inversores japoneses se animan a invertir en bolsa, ¿qué significa si seguimos la historia de este índice? – que algo gordo pasará para que nuevamente los inversores japoneses pierdan dinero. Claro que… ¿y si esta vez es distinto? 🙂

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 La maldición del inversor japonés no es distinta a la maldición del inversor particular que suele entrar en bolsa para seguidamente comerse una caída. Leer:

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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