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Cómo superar el miedo al rechazo con un método tan absurdo como eficaz.

El miedo al rechazo es una de las fuerzas destructoras más potentes que existen. De hecho, te puede paralizar en cualquier ámbito de la vida: tanto a la hora de declarar tu amor a una persona, a la hora de ir a venderle a un cliente, pedir un crédito a un banco, e incluso comenzar tu propio negocio.

El caso es que en mayor o menor medida, el miedo al rechazo está presente en cada uno de nosotros, pero no con la misma intensidad. La buena noticia es que podemos paliar ese miedo.

Jia Jiang fue el inventor de un método para superar el miedo al rechazo. El método te va a parecer lo más absurdo que hayas escuchado en tu vida, pero, curiosamente, está respaldado por la ciencia e incluso por el sentido común.

Jiang tenía el sueño de ser empresario, lo cual ya de por sí significa mucho rechazo, y probablemente fracasos. Pero consiguió vencer ese miedo, convirtiendo ese temor en una especie de juego. Su juego consistía en 100 días en los que iba a hacer peticiones ridículas a los extraños, buscando el rechazo. Y lógicamente, en 100 días encontró muchos rechazos, pero también logró muchos «SÍ» totalmente inesperados.

Entre los síes más curiosos se encontraban el llamar a la puerta de un extraño con una pelota en la mano, y preguntarle al dueño de la casa: «¿Puedo jugar al fútbol en su patio trasero?» La respuesta, para sorpresa de Jiang, fue «claro que sí, adelante».

Le pidió a un policía si podía conducir su coche, y la respuesta fue: «venga, hazlo pero ten cuidado».

Y es que, como se suele decir, el «NO» ya lo tienes si no preguntas o lo intentas.

Está claro que el objetivo de este juego trataba de ser rechazado tantas veces hasta el punto de que nuestro propio cerebro se acostumbrara al fracaso y pudiera ver por sí mismo que no pasa absolutamente nada si te rechazan: no mueres, la vida sigue, etc…

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Pero al estudiar el experimento de Jiang y la ciencia que existe detrás del rechazo, Eric Barker, administrador del sitio Bakadesuyo.com, ha extraído muchas de las lecciones de este experimento para ayudarnos a hacer frente a los «NO» inevitables y conseguir lo que queremos en la vida. Y todo ello avalado por la ciencia.

El rechazo es muy potente.

Supongamos que intentaste unirte al Ku Klux Klan (KKK), pero ellos te rechazaron. A quién le importa, ¿verdad?, si a fin de cuentas son un grupo de racistas ignorantes.

Pero en realidad, según Barker, las investigaciones dicen que aunque hayas sido rechazado por el KKK, es muy posible que te sientas mal. De hecho, es muy posible que te sientas atraído/a por una persona que no te gusta, si notas cómo esa persona te rechaza.

Sí, efectivamente, el sentimiento de rechazo es tan potente que te puede convertir en estúpido. Según diferentes estudios, el rechazo puede incluso reducir drásticamente el cociente intelectual de una persona y su capacidad para razonar analíticamente.

Es como si las personas estuvieran diseñadas para llevarse bien con todos los demás, y cuando te excluyen (te rechazan) suele tener efectos negativos en nuestra mente. De hecho, el rechazo es tan poderoso que lo sientes incluso cuando eres rechazado por un grupo que ni siquiera te gustaba.

Diferentes estudios han demostrado que el cerebro no distingue el dolor físico del emocional. Para el cerebro, la angustia y un ataque al corazón no son tan diferentes. En uno de los últimos estudios, los investigadores descubrieron que se activan las mismas redes cerebrales tanto si te cae encima una taza de agua hirviendo como si eres rechazado por la persona a la que amas. Por tanto, cuando hablamos del rechazo, estamos en una línea que no distingue el dolor emocional del dolor físico.

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Pero si te escondes por el miedo a ser rechazado, estás esquivando las oportunidades.

Ser rechazados, al igual que fracasar, es una opción que está ahí, y que puede llegar, pero que también podría no llegar y encontrarnos con el éxito, por lo que finalmente, sólo hay una forma de saberlo. Y esa forma es arriesgarse en la búsqueda de un resultado.

Por tanto, la forma de abordar situaciones en las que podemos ser rechazados, es esa forma tan absurda como eficaz: hagámoslo como si fuera un juego.

Hay algunos consejos cliché que te dirán que ignores el rechazo. No sé si habrás visto a esas personas que todo el día publican mensajes en Facebook diciendo que «Lo que los demás piensan de mí no me importa».

Pues bien, no es cierto. A esas personas sí les importa lo que dicen de ellas, o de lo contrario, no lo publicarían. Yo no me meto drogas, y no estoy subiendo «cartelitos» todo el día a  Facebook diciendo que no me meto drogas. Lo cierto es que el sentimiento de rechazo es tan fuerte, que rara vez encontrarás a alguien que no se sienta emocionalmente dañado por un rechazo.

Hay que replantearse las cosas con sentido del humor.

Según el psicólogo Rod Martin, el sentido del humor mata al estrés. Vuelve a salir el concepto de la importancia de reírse de lo absurdo de la situación, sobre todo cuando estamos atrapados en una situación de fuerte estrés.

Hace tiempo hablábamos de la dureza del entrenamiento de los SEAL de la Marina, y diferentes instructores coinciden en que ver el arduo entrenamiento como un juego, fue clave para conseguir superar las que son probablemente las pruebas más duras de cualquier cuerpo de combate.

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Un tal Joe Simpson se destrozó la pierna mientras bajaba una montaña, y asegura que lo lógico que hubiera hecho cualquier persona en su sano juicio hubiera sido darse por vencido y morir en aquella montaña.

Pero Joe hizo un juego en el que se concentró en patrones de pasos y avances, de forma que se desprendió mentalmente de todo lo que le rodeaba, incluido el dolor. Joe pensaba únicamente en aquellos patrones que debía seguir, y su lucha por la supervivencia se convirtió en una danza, y aquella danza lo liberó del miedo y del dolor.

Pero dejemos los casos extremos y volvamos a Jiang.

Si nos lo tomamos como un juego y nos divertimos, quizás podamos dejar de ver el rechazo como un tipo de muerte social.

Gracias al juego que ideó Jiang, durante aquellos 100 días de rechazos, cuando le decían el temido «NO», ya no se sentía como un perdedor, sino como el que pierde en un videojuego: «Game Over, te encoges de hombros y vuelves a intentarlo».

No obstante, debemos entender que tanto si se trata de hacerlo jugando como si se trata de un rechazo real, en ninguno de los dos casos…no es el fin del mundo.

Una vez que asimilamos el rechazo como una posibilidad, y no como el fin del mundo, podemos probar nuevas cosas sin temor.

Además, Jiang descubrió algo curioso, y es que cuando pierdes el miedo al rechazo y ganas en confianza (o pasividad), la gente lo percibe, y te das cuenta de que las personas suelen ser más receptivas de lo que piensas

¿Alguien se animará por aquí a probar los 100 días de búsqueda repetitiva de rechazos? 😉

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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