Un estafador únicamente necesita una cosa para lograr su propósito: una persona muy inteligente o poco inteligente (eso no es demasiado importante) que esté segura de sí misma y de sus propias capacidades. Ese es el perfil de una víctima ideal, y por lo que sabemos, tanto las personas inteligentes como las personas «tontas», están seguras de sus decisiones. Y si no lo están, el estafador les subirá el ego hasta que lo estén.
Por lo tanto, el trabajo de un estafador no es convencer realmente a nadie, sino «no levantar la liebre» mientras la otra persona se está auto-engañando. ¿Y qué podemos aprender de los mejores estafadores de la historia? Todo. Pues la intención de estas personas es «esquilmar» a otra persona.
Y las personas se dejan esquilmar por los estafadores, mientras que, en ocasiones, dudan de contratar un servicio o comprar un producto de un vendedor honesto. Y es que los buenos estafadores conocen los secretos de la mente humana mucho mejor que la gran mayoría de vendedores honestos y hombres de negocios.
(Ver: Hay algunas características que te convierten en víctima de un timo)
Por ejemplo, Victor Lustig, considerado uno de los mayores estafadores de la historia al lograr vender la Torre Eiffel 2 veces y engañar al mismísimo Al Capone, sin ninguna duda, puede enseñarnos mucho acerca del poder de las técnicas de influencia y persuasión.
Victor Lustig aprovechó su estancia en la cárcel para recopilar las diez claves o mandamientos que debe seguir todo buen estafador, y por ende, las claves que debe tener en cuenta cualquier hombre de negocios, vendedor o persona que por los distintos motivos tenga necesidad de influir y persuadir a una persona con un propósito concreto.
¿Cuáles son estos mandamientos que usan los estafadores?
1. Debes ser un oyente paciente.
El palique no funciona ni para ligar hoy día. Eso es cosa de charlatanes y vendedores de crecepelo. Y hasta la parte de la población menos inteligente ya sabe ésto. A las personas les gusta sentirse escuchadas y que les prestemos atención. Y además, mientras la otra persona habla nos estará dando una valiosa información, en ocasiones, incluso sin necesidad de preguntar. Sé paciente y únicamente escucha.
2. Nunca muestres aburrimiento.
Damos por hecho que una persona que habla sin parar es un tostón, pero si le hacemos creer que es muy interesante, ganaremos su confianza y se sentirá bien con nosotros, pues por fin está dándole el tostón a alguien que aprecia su conversación, y por tanto, le estamos haciendo aumentar su confianza y capacidades en sí misma.
La mayoría de las personas quieren mostrar su inteligencia y parecer el más inteligente de la sala. Los estafadores, así como los seductores, saben que lo mejor es hacer que esa persona (a la que quieres estafar) se sienta la más inteligente a tu lado.
3. Deja que la otra persona revele su ideología y opiniones políticas. A continuación, estaremos de acuerdo con ella.
La idea de un estafador es estafar a una persona, no casarse con ella, por lo que cuanta más similitud haya entre ambos, más fácilmente nos ganaremos la confianza de esa persona. Lo cierto es que cuando se habla de política, la gente tiende a decir demasiadas tonterías en base a sus sesgos políticos, pero es su ideología, y encontrar a otra persona que tenga la misma, genera una familiaridad inmediata, la cual es necesaria para la influencia y, por supuesto, para un timo.
4. Deja que la persona te revele sus puntos de vista religiosos, y luego, ten los mismos puntos de vista.
Ocurre igual que con las ideologías políticas. Si esta persona pertenece a alguna religión extraña de estas que tres días al año comen excrementos de vaca para coger la energía del universo, únicamente debes decir: «Qué interesante!!, llevo tiempo queriendo coger energía del universo a través de la mierda de vaca».
5. Alusión a hablar de sexo, pero no darle curso a menos que la otra persona muestre un fuerte interés.
Hay una cosa que es cierta, y es que si consigues llevarte a la cama a «tu víctima», timarla ya es fácil, pero en ocasiones, el sexo rompe el hechizo del timo, sobre todo cuando se trata de una timadora, la cual necesita que su «victima» esté fuertemente interesado sexualmente, pero sin llegar a culminar el acto. En el caso de un timador, debe tener muy claro que hay fuerte interés por parte de la «víctima mujer», porque si hace una insinuación sexual, y la víctima la rechaza, también estará rechazando todo el poder de influencia que hayas ejercido sobre ella.
6. No hablar de temas de preocupación generales (hambre del tercer mundo, enfermedades, etc…) a no ser que la otra persona muestre un especial interés en ellos.
Necesitamos generar mensajes positivos, y no llamar al sentimiento de la negatividad en el cerebro de esa persona. Recuerda que para la mayoría de las personas, su dolor de muelas es más importante que la epidemia de cáncer, y un pequeño logro empresarial, mucho más importante que el hambre en el tercer mundo. Evita que las conversaciones tornen a temas de preocupación social global.
7. Nunca curiosear en las circunstancias personales de la persona. Ten en cuenta que si haces de oyente paciente, te las va a contar sin preguntar.
Curiosear donde no debes curiosear es ser «curioso», y las personas demasiado curiosas provocan desconfianza, al poder pensar la otra persona «¿qué interés tiene esta persona en saber tanto acerca de mí?»
8. No hables demasiado sobre ti.
Es mejor mantener el misterio sobre nosotros que generar dudas. Sobre todo, no debemos darnos mucha importancia. Recuerda que se trata de hacer que la otra persona se sienta importante.
9. No seas desordenado.
Por algún motivo, a nuestro cerebro les gusta las personas que son ordenadas, mientras le provoca un profundo rechazo el confiar en personas desordenadas. Imagina que quieres poner las cuentas de tu empresa en manos de un contable, y cuando entras a su despacho, sólo ves desorden. Indudablemente, te imaginas el balance y facturas de tu empresa perdidas en aquel despacho. Asimismo, sé limpio y viste decentemente.
10. Nunca te emborraches.
Muchos son los tratos que se van al traste en el mundo de las ventas porque una parte se emborracha y hace comentarios o actuaciones que nunca debería haber hecho. Un timador sabe que nunca puede despistarse ni un momento, ni bajar la guardia, pues todo el trabajo que has hecho en días o meses, lo puedes perder en unos segundos.
Y básicamente, éstos serían los diez sencillos mandamientos para ser un buen estafador, y como podemos apreciar, son completamente aplicables al mundo de los negocios y las ventas.