Todos nos enfrentamos a problemas similares en la vida, y en este caso, el emprendedor o empresario no es ninguna excepción. En momentos puntuales pueden surgir algunas dudas sobre qué creemos que podemos lograr. Tanto si quieres comenzar tu propio negocio como si quieres dar un cambio radical a tu vida, recuerda que vas a pasar por los mismos problemas y obstáculos que cualquier otra persona que se embarque en esa misma aventura.
La única diferencia entre unos y otros es la forma en que gestionan los acontecimientos, los obstáculos y el éxito inicial. Aquí tienes algunas ideas y lecciones que nunca debes olvidar.
1. Todos daremos con un obstáculo y sentiremos que un tope.
Los topes forman parte de la vida, aunque en la mayoría de casos no son topes, sino reductores de velocidad. Es prácticamente imposible el no llegar a una situación donde todo parece indicar que nos hemos quedado estancados, incluso en muchos casos, el tope aparece justo al inicio.
Son sólo desafíos, pero vamos a intentar verlo como un badén.
Cuando vas conduciendo y ves de frente un badén, ¿qué solemos hacer? Disminuimos la velocidad, lo saltamos con cuidado y continuamos nuestra marcha.
Cuando conduces muchos kilómetros, los badenes son solo una parte más de la conducción, una rutina que forma parte de nuestro desplazamiento.
Lo mismo ocurre en los negocios o en el crecimiento personal y profesional. Vamos a encontrar esos reductores de velocidad que temporalmente nos harán detenernos para extremar la precaución. De nada sirve bajarse del coche, maldecir el badén o criticarlo. Simplemente hay que saltarlo y continuar.
Parece una comparación absurda, pero los empresarios de éxito están tan acostumbrados a los obstáculos que para ellos, los reductores de velocidad ya forman parte de su rutina profesional.
Aprende a verlo así. Ante un obstáculo en el mundo de los negocios, solo debemos aminorar el ritmo, y mirar el obstáculo desde otra perspectiva. Elaboramos una nueva estrategia si es necesario para superar el obstáculo, y continuamos la marcha hasta el siguiente badén. Y da por hecho de que encontrarás más badenes.
2. Mentalidad de ganar.
Cuando vas a una entrevista de trabajo, no vas a participar. Vas a por el puesto de trabajo. Las personas de éxito tienen esa mentalidad de salir a ganar, y cuidan mucho su comunicación intrapersonal, con pensamientos del tipo: «Yo puedo hacerlo» o «Voy a por ello y haré todo lo posible porque suceda».
Tu forma de pensar puede marcar la diferencia, pues como dice el dicho: «Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estás en lo cierto».
No se trata de automotivación de discurso. Desde un punto de vista científico, un pensamiento derrotista enfoca el cerebro en todo lo negativo y anula la capacidad de éste para ver con claridad el entorno. En cambio, el pensamiento positivo y unas creencias no limitantes, hacen que el cerebro encuentre soluciones y le da una creatividad impresionante para solucionar problemas.
Ver: Estas palabras te ayudarán a tener éxito y generar riqueza
3. Debes convertir los riesgos en tu zona de confort.
Sin excepción, los grandes hombres de negocios o cualquier persona que haya logrado algo importante, tienen algo en común: Han salido de su zona de confort, y no sólo eso, sino que han llegado a sentirse cómodos fuera de esa zona hasta el punto de haber convertido el riesgo, la incertidumbre y el miedo en su zona de confort.
Mientras que la mayoría de personas se sienten cómodas en su vida rutinaria, la rutina mata a esas personas que logran grandes cosas en la vida.
Y sí, sabemos que la incertidumbre da miedo, y nos genera incomodidad. Pero es una parte imprescindible del crecimiento personal, profesional, y sobre todo, del crecimiento en el mundo de los negocios.
En este vídeo he hablado sobre cómo vencer esos miedos y cómo cambiar la forma de enfocarse en el miedo para usar el miedo a nuestro favor, como si fuera un acelerador en lugar de un paralizador:
Pregúntate esto: ¿Qué harías si no tuvieras miedo y estuvieras seguro de que esa decisión iba a salir bien sin ningún tipo de riesgo? ¿Lo harías? Pues hazlo.
4. Deshazte de los objetivos vagos.
Si algo ya se ha demostrado es que los objetivos vagos, generan resultados vagos.
Un objetivos vago es «voy a escribir un libro», o «voy a perder peso» o «Voy a hacer de mi negocio una empresa aún más grande».
¿Cuándo vas a comenzar a escribir un libro? Fija el día de inicio y marca una fecha de tiempo para poder ver el progreso. ¿Cómo vas a hacer crecer tu negocio?¿Qué estrategia vas a usar?
Existe quien te dirá que no te marques metas ni fechas de cumplimiento de metas, porque cuando no cumplas con la meta, te frustrarás.
Y no estoy nada de acuerdo con ello.
Primero: si ya vas pensando que no vas a cumplir las fechas, así acabará siendo.
Segundo: si no podemos medir el progreso, no lo podemos gestionar ni mejorar.
Tercero: Más vale que te frustres por no llegar a una meta (es señal de que estabas persiguiéndola) a que estés feliz de creer que estás haciendo algo cuando en realidad no estás progresando y no llevas camino de cumplirla.
Define lo que quieres, elabora una estrategia y plazos y ve tras ello. No hay otra forma.
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5. Ten claro el por qué.
Las personas que logran más fácilmente sus objetivos suelen tener muy claro el por qué quieren lograr esos objetivos. Cuando tienes un «por qué» muy fuerte, eso te da un sentido de propósito renovado y la motivación necesaria para seguir adelante.
A menudo he notado como muchas personas que quieren dedicarse a la música de forma profesional, tienen un «por qué» equivocado. La fama, los fans, la fama, la fama y la fama. Por eso la mayoría no pasan el umbral de sacrificio que requiere el llegar lejos en el mundo de la música.
¿Por qué quieres ponerte en forma? Cuando el motivo es la salud, es un motivo de peso que hace que siempre recuerdes que debes hacer ejercicio. Cuando el motivo es «para ligar» o para gustar más a otras personas, en cuanto ligues o te cases, podrías dejar de perseguir el ejercicio físico. De ahí viene en muchos casos el descuido físico que tienen algunas personas justo al casarse.
Y en los negocios ocurre igual. ¿Quieres hacer crecer tu negocio para generar más beneficios? Como dice Richard Branson, un negocio que sólo hace dinero, es un mal negocio.
Cambia la forma de pensar y comienza a usar la palabra «ayudar». Si tu producto o servicio ayuda a la gente, y buscas el ayudar a más gente con tu producto, ya tienes un propósito de valor. El dinero viene detrás en estos casos.
Si un objetivo no conecta con ciertos valores, a menudo te toparás con los reductores de velocidad como si fueran muros gigantes.
¿Crees que el sacrificio de Steve Jobs fue para vender más iPhones y ordenadores? Steve Jobs, tanto para aquellos fanáticos de Apple como para sus enemigos, tenía un objetivo más importante que eso: El creía firmemente en la idea de que estaba cambiando el mundo. Y ha sido una parte muy importante de los grandes avances que se han logrado en los últimos años.
El hecho de que hoy día tengamos un portátil o un ordenador personal podría ser gracias a Steve Jobs, pues uno de sus «reductores de velocidad» fue precisamente el escuchar constantemente «¿para qué va a querer una persona un ordenador?»
Por lo tanto, cuando tenemos una claridad absoluta sobre nuestro por qué, nos despertamos con un renovado propósito.
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